Repertorio Americano De Corina Rodríguez: UNA Fuego manos.
Haberse robado de la carreta unos graui. Lorizonte se baña en sangre y el último 260 gota a gota de las ramas; y he pensado en ti, a quien no he visto nunca.
He oído el jilguero cantar, el wurmullo la luz de la luna hondo de la vida, la serenidad. Al trasplan. de la fronda, el diálogo de los capipesinos tarlas a mi espíritu se ban centuplicado, y que se alejan felices por el trillo, que se NA tras otra van pasando las carretas al ahora las llevo para dejarlas en todos los co pierde en la distancia, allá junto a la monatardecer. Van cargadas de café marazones doude mi espíritu penetre, para taña doude la fuente ríe, y he pensado en duro y dejan en la calle regueritos rojos apagar la vehemeucia de los que amo, para tu voz. como vino tinto.
po maltratar más y para poner en todas las Tu voz que tiene todas las cadencias, que Los niños corren detrás de las carretas.
cosas la nota blanca que las criaturas humilpuede dar la nota más alta y la más baja, y Se subeu en cuanto el boyero se descuida, des me enseñaron a escuchar en el jardín que yo no he oído jamás.
del teatro.
y, después se devuelven corriendo, con los He tocado el musgo blando; la bierba reojos llenos de luz de la tarde, con una fruta cién nacida y las rosas aterciopeladas, y le roja en la boca y la alegría del que tiene tocado las rocas duras, y be pensado en tus juua pequeña aventura que contar. Tus manos blaudas y fuertes, tus manos rayo de luz de la tarde al caer sobre tus los de café no es más que un pecado venial blancas, por la inquietud surcadas, tus macabellos los trausforma en llamas. En el del que se saca un gran placer.
nos misericordiosas y terribles.
fondo de tus pupilas hay un incendio y tu Cansados de este juego, suspenden el ir y Oh manos que no le tocado nunca!
boca es una brasa.
venir y se ponen a saltar sobre los regue.
Las grapadas abiertas me hacen pensar en En el cielo y en tus ojos radiantes, una ritos rojos. Las frutas se precipitan a los tu boca. Alis labios conocieron el sabor de ansiedad.
caños y se van a recorrer el pueblo, metiénlas gravadas, paladearon el vino, oraron y Poco a poco vencen las sombras a la luz, dose por todas partes, y en menos de una acaso maldijeron; pero mis labios no conoy cuaudo mi alma más te siente, y se arrohora averiguando la vida y milagros de tocieron nunca los tuyos, dilla para bendecir las tinieblas, se interpodos. Las carretas se alejau.
La lupa como una enorme lágrima de Den eutre tú y. yo el millón de ojos de la Los niños se dan las manos, bacen una fuego, tiembla en el espacio, sobre la cúpula, noche que siguen hasta nis pensamientos y gran rueda en media calle y ponen en el.
del templo.
te alejan de iní.
centro una chiquilla que de lo que meros Cuaodo salgan las estrellas ya me habré Las sombras me visten de negro, recogen tiene es de viuda.
hundido en las tivieblas.
mis manos velenientes; las ponen sobre mi Los ojos de todos se fijan en ella y se escorazón y amortajan uno a uno los frutos de cucha un canto que tiene sabor español y mis callados anhelos para incinerarlos desEl buzón alegría jufantil, pués.
Yo soy lit tindila En la quietud de la noche oigo el rechipar STEN IEMPRE en la esquina, vestido de verde, del Conde Laurel, iodiferente e inmóvil, como un fakir de de la carne rosadá que ante mí queman y el que quiero casaric 1a India.
crujir de los huesos. no hallo con quien.
Aunque el dolor lo consuma, o la piedad Las sombras se alejan y las cenizas se coEl coro contesta: lo enternezca, su gesto es siempre el mismo, roman de luz al rayar el sol, y mis manos punca cambia.
Pues si eres tan lindo crispadas y llevas de surcos, oprimei contra él voy todos los dfas con un gran cay no hallas con QRIOR, el pecho el corazón.
CSCORC a tu gusto riño, con una gran tristeza, con una terrible que aqui licnes cien.
inquietud, o con mi carga de ensueños.
Ritmo La viudita, más alegre que unas pascuas, Ni siquiera me wira, recibe mi carta y canta cou singular entusiasmo. mar.
cierra sus labios marchitos y sabios, y desE.
el manglar. la luz rosada.
Yo escojo a.
Tu. Quietud vespertina que evoca el sipués, el chaśquido, el grito, el murmullo, el golpe seco o el jay! de dicen lo que for ser el más bello leucio augusto de los templos solitarios que el blanco jazmin siente el buzón, iluminan las lámparas votiva de Mayo y dbril.
En la frágil arena escribe el sol su poema ¡Ah. él sabe que hay manos de manos! lo lejos el canto de los boyeros y ei dorado y al camiuar delante de ti va echando El conoce las cartas escritas por las machirrido de las carretas, y en todas las cosas nos de la novia, por las del el oro a tus pies.
luz de luua y paz campesina.
Las lanchas de los pescadores dejan una trabajador, del poeta, de los buenos y de los malos.
estela que ritma cou la belleza de la estrella Hay manos que al tocarlo lo quenian y Azalias blancas blanca en el fondo rosado de los cielos, manos que lo acarician, como hay. cartas ¿Es la luz, es el mar, es la hora o eres Tú?
que queman y cartas que acarician.
Algo hay que ha dado mi pota y ini alma se Nel jardín del teatro hay dos miatas de EN Por el buzón pasan todos los días mensa.
azalia blauca. Dos criaturas humildes ha puesto a cantar, jes de amor, de angustia y de esperanza.
que ostentan una profusióu de flores, que Cautan también la estrella, alora azul, el En su corazón. Lay ansias infinitas, se por tener todas las tonalidades ritmar con mar fosforescente, las arepas frágiles y el devoran odios, se encienden pasiones, se mis caprichos.
manglar.
agitan la vida y la muerte y él permanece La luz casi no puede pasar por eutre las Tú estás en todo lo que yo amo y por eso siempre impasible.
hojas y las flores al aprisionarla se sonrojan; todo se ha puesto a cantar.
Dichoso que ha visto lo mejor y lo peor se tiñeu de color violeta o azulado; se estrede la vida, que la conoce ampliamente, que mecen cubriendo con sus pétalos de seda las un desconocido ha sentido el fuego de las manos apasionamoneditas de oro del sol, que danzan bajo la das y el milagro de las manos buenas!
tupida red de hojas verdes. Feliz porque lleva por dentro la pena o Todos los días al pasar las miro y me siento visto el sol coropar de amatista las montañas al atardecer; he visto el oro el goce, sin que su gesto se altere, ni la tan contenta como cuando veo correr el y la púrpura del paisaje tropical; el manto marcha de las cosas se iuterrumpa!
agua o paladeo con los ojos la llanura yerde. regio con que se visten las colinas en el ve Tienen el don de revelar el aspecto más rano y la sangre de los cafetos destilando San Ramón, Cosla Rica, 1923. manos Imprenta y Librería Alsina. San José de Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica