Communism

Repertorio Americano 101 en los cuales encarnan los prototipos la mente vablando, yo le conocido a Don Juan, inexplicables, y sólo engendran la descon Todo en él era posesivo desde el entre.
En ese momento, el mozo dos anunció que fianza el ridiculo.
cejo al pie; y una vez, una sola, que consinel departamento prometido estaba libre y Por lo demás, yo no comprendí sino me tió mirarme, advertí que sus ojos, pardos que el maîtres había viandado servirnos diante la revelación complementaria de en apariencia, dorábanse, realmente, al dar.
allá el café.
aquella amiga que dije, la naturaleza del les la luz, con un reflejo de topacio que el personaje a quien conocí durante su penúl. contraste de las pupilas tenebrosas embetima residencia entre nosotros. Mas, como llecía hasta la fatalidad, como perforando conocí a Dou Juan. reiteraba Eguía ese estado de ánimo carece de importancia en negro el fondo de su alma.
poco al pués, le codos en la mesa, y ani narrativa, al no ser yo el protagonista, sino He dicho que aconsintió mirarme, porque máudose siblemente con la soledad confiél, haré de los dos relatos uno solo en ho nunca experimenté, sufrí más bieu dicho, dencial que habíamos conseguido. Lo co menaje a la precisión y a la sobriedad. inayor impresión de arrogancia. Es de ad.
nocí cuando penúltimo viaje a Buenos!
Llego, pues, don Juan a Buenos Aires vertir que yo, atraído coino todos, había Aires, hace alrede pr de treiuta y cinco años, bajo su verdadero pombre, hallaudo el me procurado acercarme a él; pero esa mirada porque la última ve, me encontraba ausente. jor disipulo de su comprometedora entidad, me reveló el abismo que nos separaba. PerSé, no obstante, lo que pasó, por la con en la tranquila audacia que es el eje de cibí en su altivez remotísima, un aislamienfidencia de una amiga. ella pertenecerá, acero de su carácter, si bien bajo uno de los to infranqueable, la revelación superior de pues, la parte más interesante del relato que apellidos con que entronca en cincuenta lo que significa verdaderaueule. dominios.
me propongo confiarles en una intimidad de familias principales su milenaria nobleza. Co Era el ídolo, animal por un lado en su memoria póstuma. Ya que, cada vez, con nocímoslo, así, como Don Juan de Aguilar, inhunianidad de fiera, numen por otro en mayor probabilidad, cualquiera de mis traen el puñado de adictos que acompañaban a su egoísuo supremo: mezcla de instinto y vesías puede ser la última.
don Carlos de Borbón, quien, segúu es sa divididad, es decir, voluntad pura, como las Pero, antes de continuar, es menester que bido, llegó acá por entonces, bajo modesto fuerzas naturales que por esto considero nosenteudamos. o desentendamos. sobre incógnito de príncipe despojado.
dioses la autigüedad, y con ello ajena ente.
algo, quizá lo único, en suma, que me han Era un hombre de edad indefinible, pero ramente al atributo humano de la comenseñado mis correrías por cuanto mar y con cierto vigor elástico, que sin denotar pasión.
tierra existen.
juventud, no indicaba madurez, Sólo cuando en la atención de la música es que anda por el mundo, aun cuando Tampoco se le advertía carácter nacional, o del juego, inclinaba su cabeza morisca, parezca fantasía, una media docena le indino sólo por su distinción, tan perfecta, que donde una que otra capa al desgaire menos.
viduos inmortales, en carne y hues. o si excluía todo rasgo acentuado, sino porque preciaba la evidencia del tiempo, advertía.
ustedes prefieren, varias veces centenarios, la perfección con que hablaba diversos idio sele algo de común con los demás, en cierta mas, habíale quitado todo acento. Así, el melancolía que no era, tal vez, sino el can.
agregado comercial de Austria, después de sancio al las grandes pasiones, pero que Soy lo bastante excéptico para no intentar conversar con él, we decía: imponía a su frente, con trágica palidez, la explicación de uu fenómeno, tan enig. Tiene que ser austriaco o alemán. Hubo una desolación de ángel malo.
mático, por lo demnás, como la vida de esos entre los carlistas de la guerra, aristócratas Entonces, de sus pestañas abajadas con microbios de la creta, que petrificados du. de mi país; y quizá sea uno de esos, que sombría hermosura, de su boca orgullosa, rante millones de años, despiertar o resuci. oculta bajo nombre español algún yerro de donde sangraba como en un tajo la avidez tan en la salmuera caliente.
consecuencias.
del deseo, de su tez morena, ligeramente Dichos personajes deben ser los que, de El mismo contaba que durante el sitio de acentuada por la barba de punta breve, emicuando en cuando, asonbran al mundo por París, su francés abulevardero) habíale vali.
paba una torya simpatía, casi material, una su conocimiento de todas las cosas o su do do un proceso como supuesto desertor del especie de obscuridad azul, semejante, diminio de todas las situaciones, como Leo ejército comunista.
ríamos, al pavón de un estoque. Sombrío nardo da Vinci cuyo sepulcro nadie sabe Su castellano corría perfectísimo, aunque encanto, que sin dejar de atraer, parecía donde está.
sin afectación, y su palabra, de una elocuen.
eracer barse, a poco, eu el siniestro interés Claro es que nos sobraban objeciones con cia tan indefinible como su persona, vibraba de una presencia de bandido.
tra ese postulado de Eguía, más exasperante con una especie de autoridad viril, que era Al oirte iosinuo Lemos. diría uno que aúo en el desenfado de su audacia, pero, sa luego imperiosa dulzura. Algo a la vez deli no sólo las mujeres se prendaban de Don biendo que proponer una duda equivalía a cado, penetrante y profundo. Pero, cierta Juan.
malograr el relato, preferimos escuchar en ocasión, haciendo armas en el Club Militar. Todos lo estábamos repuso Eguía silencio al narrador, atrayente como nunca donde maravillaba su destreza, había lanzado como los granaderos lo estaban de Napoaquella noche el grito de combate de la esgrima italiana con leóp. Era, en efecto, un tipo del género. La conservación de una misma edad resonancia tal, que aun cuando en aquella aun cuando eu otro orden de conquistas, y apareute, o con variación mínima. conti época de comando a viva voz nuestros jefes por esto he creído que valía la pena descrinuo. viene a ser el mejor incógoito de esos tenían bien templada la garganta, todos sia birlo.
personajes entre las generaciones que pasan. tieron, decíanme, casi como un dolor, su Cosa que has hecho de mano maestra, esto es lo que deseaba advertirles. Pero, metálico estallido, dije yo, sabiendo que mi opinión de escritor auo cuando nada de ello crean ustedes, La elegancia de aquel honbre dominaba complacería a nuestro amigo.
abrigo la pretensión de que mi historia les sin ofender, aun cuando era tiránica como El retrato del protagonista permite inparecerá interesante.
la del león. Atraía él, más bien, con cierta ferir el interés de la historia. elogio Leinos. Nos parece ya, tiranuelo. sonrió Julio ioquietud de riesgo. Pero tenía la eyasión aceptuando la agradecida sonrisa del narra.
Pero Eguía añadió con gravedad: de ojos del tigre: es decir, que sin escon dor, quien podía en el éxito de sus relatos Todo hombre, especialmente si la via derlos en realidad, no dejaba ver la mirada. la satisfacción sin vanidad del cumplido arjado mucho, tiene uumerosas anécdotas que Bastaba, sin embargo, el tangente desliz tista.
contar; was, uo hay en su vida sino una con que la eludía, para sentir pasar mate La historia continuó es más digna de historia digna de couocerse: historia trágica, rialmente por las carnes su magnetismo te atención como poema que como aventura.
absurda, vergonzosa o sublime, y por lo rrible. En ese rasgo, levísimo por lo demás, Aunque se trata, naturalmente, de una aven.
tanto reservada casi siempre en el silencio así como en la tranquilidad marmorea con tura, y por cierto de una conquista.
con que, casi todos también, se la llevan a. que asentaba la mano sobre la mesa o en Varias babía hecho Don Juan, sin contar la tumba.
el brazo del sillón, sentíase al hombre de otras ufortunas) menos sentimentales, aunLo trágico, lo absurdo, lo vergonzoso o lo presa, ya fucra ésta de sangre, de amor o que explicatorias de su deslumbrante prodi.
sublime de una existencia son generalmente de oro.
galidad, así como el indispeosable desafio Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica