150 Repertorio Americano ELOGIO DE LAS ROSAS Habla en su boca la flor que la tiene por hermana, y becho gloriosa manzana provoca en ella el amor.
Cou voz o miradas tiernas, no hay mozo que no la alabe, y un rayo de luz no cabe entre sus triunfantes piernas. LA ETERNA.
LA PRIMAVERA Arde al sol pleno la amorosa rosa, y en su carmín que vívido exubera, sangra su mordedura deliciosa la fresca boca de la primavera.
Muriendo de la largueza con que rinde su tesoro, cobija en su manto de oro la espina de la tristeza.
Así, en la pálida for y el alma meditabunda, toda tristeza profunda es un estado de amor.
LA MULTIFLORA Humilde eglantina que en las ramas sesgas, temblando te arriesgas detrás de tu espina.
LA MARIPOSA Lucen ante el embeleso de la frágil mariposa, como provocando al beso las mejillas de la rosa.
ROSA DE OCTUBRE Tu pueril deseo se angustia no poco si el pájaro loco grita. bien te veo! tu alma, fiel mariposa, desdeñando aquel tesoro, sobre la instantánea rosa del beso, se enciende en oro.
Fresca muchacha que del cerco asoma a nuestro paso, en su percal sencillo.
La gracia juvenil pone en su aroma un dejo de lavanda y de membrillo.
Ríe sin causa, loca de contento: y arriesgapdo, aturdida, su decoro, en su lació corpiño entrega al viento su corazón que es un polvito de oro.
Todo el bosque adora tu gracia de niña, y el fauno te guiña su ojillo en la mora.
LA COPA LA ROSA ROSA Gotas de vino y pétalos de rosa que la alegría fútil desparrama como gotas de sangre dolorosa.
Rosa es la flor de la aldea, la muchacha más donosa a quien da nombre la rosa en que el jardín se recrea.
ROSA MARCHITA Rosa marchita que el amante guarda entre viejos y pálidos papeles que a ese recuerdo vagamente fieles siente pasar bajo su mano tarda.
Quizá recuerda un algo de la vida de aquel amor, tras tanlos desengaños, y por eso parece que, a los años, no está muerta la flor, sino dormida. en la copa final que se derrama, y en la abolida flor, deja por heces beso de vidrio y sequedad de rama.
Sólo tú ansioso de sufrir con creces la servidumbre de tu amor tremendo, ob firine corazón, nunca envejeces para seguir sangrando y floreciendo.
Parece que en sus ojazos, como eu la noche espirante, un doloroso diamante se hizo en la sombra pedazos.
En redondez suave y plena difunde su donosura la generosa frescura de la tinaja morena.
ROSA NOCTURNA Negros de noche ya, mi mano queda acaricia los pétalos, y en ellos palpo amoroso la fragante seda del nudo de tus 16bregos cabellos.
Repertorio Americano ESPINAS Sólo quedan las espinas en el rosal ya desnudo que prefiere, quieto y mudo, el pájaro de las ruinas, Con presagio de borrasca que exaspera un soplo belado, en el patio abandonado cuchichea la hojarasca.
Reina una calma de entierro en la tarde de ceniza que el ramaje martiriza cou sus látigos de hierro.
LA BLANCA ROSA Rosa de pieve, rosa solitaria que amaba el cisne de Rubén Darío.
Blanca flor de pureza y de plegaria, cuyo imposible amor Ilora el rocío.
Revista de la prensa castellana y extranjera.
De Filosofía y Letras, Artes, Ciencias y Educación, Misceláneas y Documentos.
Publicado quincenalmente por GARCIA MONGE Apartado 533 SAN JOSÉ, Costa RICA, ECONOMIA DE LA REVISTA por amor de la rosa, guarda el pájaro a su amor, la constancia de la flor en la espina rigorosa.
Bañada en lupa te cantó el poeta, mientras soñabas, entreabierto el broche al casto beso de la luz que aquieta los lagos misteriosos de la noche.
ROSA MISTICA La luna en un desbojamiento blando de extática blancura, desde el cielo abre la intensidad de su cousuelo a algo muy puestro que se va llorando.
El número suelto. 50 La seri, de números, pagada por anticipado y solicita.
da a la Administración 00 Para el extranjero, el número suelto. 15 oro a La serie anual (24 entregas. 50 La página de avisos. por inserción.
20 00 En el contrato semestral de avisos sa da un de descuento. En el anual, un 10.
ULTIMAS ROSAS Yo quisiera morir como las rosas en la blandara del deslojamieuto.
Irme suave y cordial, callado y lento, en la quietud conforme de las cosas.
Prolongar por las calles arenosas del jardín familiar, ya macilento, la blandura de ui desbojamiento en la melancolía de las rosas.
ROSA PALIDA LEOPOLDO LOGONES Sobre la vencida rama que ya de lojas se desviste, adquiere la rosa triste la nobleza de lo que ama.
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Nos cabe el derecho de tanteo con ellas. La Nación. Buenos Aires. Envío de don Martínez Solimán. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica