Violence

Repertorio Americano 169 DOS PRISIONEROS Dos prisioneros. que no lo son afortunadamciite. Don Miguel de Unamuno condenado por delito de lesa ma.
jestad a diez y seis años de prisión no ha sido encarcelado todavía ni permitirá que lo sca, la juventud española; José Santos Chocano, según las últimas noticias telegraficas, acaba de ser puesto en libertad. Sobre el primero hemos recibido del genial escritor francés André Suarés una carta que traducimos en esta página; gi del maestro Chocano nos llega con un admirable ramillele de poesías inéditas, la hermosa y viril misiva que insertamos.
París, 19 de setiembre de 1920. Es posible, querido señor, que los esbirros de Valencia hayan condenado a Miguel de Unamuno a diez y seis años de cárcel? Sin duda, son aun más ridículos que malvados y más dignos de risa que de menosprecio. Si po me engaño, Unamuno es bastante viejo. Una prisión, aunque sea corta, puede acabar su vida. Temo que su alma fuerte, libre y fiera, no la soporte. Un poder sin justicia y sin dignidad no pudo hacer cosa mejor que esgrimir coutra un hombre noble las armas que su orgullo le prestara.
No quiero jodignarme; pero esta idea me enciende en cólera. Sé que no hay que ceder nunca ante lo que se desprecia: suframos la violencia si a ello se nos obliga; pero no la hagamos creer que la respetamos. No piensa usted, querido señor, que sería preciso protestar virilmente contra un fallo tan vergonzoso y pedir a los escritores de Francia y de España que hagan suya la causa de ese hombre que honra a su país, a las letras, a la misma dignidad del pensamiento y de la pluma? Yo detesto y Ud. lo sabe muy bien, toda opinión que se manifiesta en público; huyo como de la peste de toda acción colectiva y los gritos siempre suenan a siprazón en mis oídos. Pero aquí se trata de dar en la mejilla para hacerla enrojecer, a una autoridad tan mezquina cono vil. Esas gentes son absurdas: creen defender a su monarca y van ellos mismos a colocar bombas bajo la letrina de la uonarquía.
Siempre suyo, querido señor, cou mi mayor afecto, ANDRÉ SUARÉS a versos míos. Le van algunos de los que he hecho últimamente y de los que he podido recordar; pues, entre otras cosas de menos valor para mí, como la libertad, be per.
dido en la ocupación militar de la casa en que vivíatodos mis originales inéditos de los últimos siete años. propósito, quiero deber a Ud. un gran favor. la casa Garnier escribí en tal sentido, sin que haya respon.
dido aún. Cuando Santos González tenía a su cargo el departamento español de esa casa, envié a ella originales para la publicación de algunos volúmenes en verso. Indicación mía primeramente y la Guerra después, suspendieron la edición concertada. Quiero yo ahora que no se haga nada, y que mis originales queden como es natural a mi orden. No desisto de entenderme con Garnier, pero me urge el que el volumen denowinado «Arte Vidap pueda, en un momento dado, volver a mí, porque pienso refundirlo en otros que estoy planeando. Suplícole y autorízole para que, en mi nombre, indique a Garnier que no edite nada mío liasta mi indicación expresa y que ponga el original en verso que tiene en su poder. Alma América. Corregido) y «Arte Vida. a mi orden, con el fin de seguir un nuevo plan editorial que consulte otros originales míos con que deberé refundir todo aquél. Francisco? Salúdelo con el afecto de siempre de su compañero y amigo JOSÉ SANTOS CHOCANO Entiendo que su co redactor el Dr. Barrios po está en París: mis buenos deseos para todos sus colaboradores, que con Ud. han obligado mi gratitud de por vida.
PENITENCIARIA CENTRAL, Guatemala, 21 de setiembre de 1920.
Sr. Ventura Garcia Calderón París.
Querido compañero: Acara de llegar a mí un ejemplar de la América Latina correspondiente a junio. Hablaré de mi agradeci.
miento? Creo que basta con que sepa Ud. y hágalo saber, se lo suplico, a cuantos figuran en ella en tan geutil actitud para conmigo. el que conozco la página a mí consagrada en junio por la América Latina.
Iuteresóme especialmente por el gran poeta francés y por el iosigne periodista brasilero, aunque para todos y cada uno va mi espíritu.
Respecto a lo ocurrido, bástele a Ud. saber que, como manifesté a la «Asociación de Estudiantes Universitarios»
de esta Capital, cuando intercedió en mi favor, a iostancias de la Juventud Universitaria del Uruguay apada he hecho de que tenga que avergonzarme y nada he dicho de que tenga que arrepentirnie. No es del caso, ni lo será nunca para mí, discutir mi actitud: buena o mala, seguro estoy de que fué bella. ese minuto de siete días compensa en mi ánimo esta eternidad de siete meses.
Hago un esfuerzo para pagar a Ud. en la única forma propia: dé cabida en las páginas de su revista muy chicLA ORGULLOSA PIEDAD Hermana mía, Hermana: ruega en tus oraciones, más que por mí, por todos los que sufrir me han hecho.
Al fin yo de mis horas de angustia, hago canciones.
El laurel de la frente me lia brotado del pecho.
Conio Dios está en mi alma ipiensa eu la Santa Tra!
no sé qué estrago hiciese con mis exaltaciones. Mejor es que distraiga las inauos en la lira, como Daniel al verse cercado de leones. Ruega en tus oraciones a Dios, berniaua día, por la lengua que miente y el dedo que señala, por el dolor de Judas, por la lurañez sombría de Cain, por la noche que va a espaldas del día. por el Puño que en vano se crispa coutra el Ala.
Ruega en tus oraciones por la Calumnia fría, por la Traición enferna siempre de cobardía y por la Envidia triste de rostro amarillento.
Ruega por los malvados. Tal vez, lermana mía, eso que nos parece maldad. sólo es tormento.
Pobres los que subiéronme en su lodo algun día; pobres los que insultáronme ante la indiferencia cou que los vió el orgullo de mi melancolía; pobres los que temblaron a wi sola presencia; pobres los que arrastraron lasta mi Poesía; pobres cuantos se callan mi nombre y su secreto tienenlo, en la couciencia sonando como un reto; pobres cuantos pretendeu violar mi corazón.
y sacarnie los ojos para oir ui canción.
Herwapa, liermana buena; yo tengo el alma lleua de algo que empieza en ira y acaba al fin eu pena.
II Yo que he sentido el mundo rodando, tal como es, porque incesanteniente rodo bajo mis pies; yo que heredé el caballo de algúa Conquistador, o alguna movil tienda de un indio cazador; yo que debí en un tiempo de ser wonje o soldado, porque soy melancólico y fuerte como el Ande, pienso que ya la infamia de los demás me ha dado, con tantas pequeñeces, el derecho a ser grande.
Como estoy satisfecho de las persecuciones y el laurel de la frente ine ua brotado del pecho, ihermana unía, hermana, dale en tus oraciones gracias a Dios por todos los que sufrir de las lecho!
JOSÉ Santos CHOCANO (América Latina. París. Novienubre 1920. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica.