284 Repertorio Americano poeta místico que haya aparecido en Deja el seguro Puerto dan blandamente en el alma de la paráestas tierras. y en el mar del Misterio hiende luego tu Prora!
bola, con la emoción de un sereno roEl Indice contiene: El Divino Háli.
ce de alas.
to, El Oro, Estampas Viejas. Poemas. Acaso el nutrimentum de la filosofía Leído el libro, pensamos, recordando en Prosa; en suma, cuatro series de de este poeta se resume en la misterio. una inquietud de Guido da Verona, poemas, de los cuales el prologuista sa serenidad del soneto «Génesis. que este poeta ha ido a la prosa en bus.
prefiere, poéticamente, algunas de las donde la conciencia surge de la duda ca de una expresión del pensamiento prosas que se hallan en las últimas pá. y la Esperanza se iergue sobre la Vida lírico, voluble y sutil como los impulsos gioas, porque encuentra en ellas más como un designio fatal, dejando un de la naciente conciencia mística, que. frescura de emoción, más gracia, si fondo de pena, como un resplandor de tiene temblores de llama votiva y algo bien reconoce en los versos más inten inmortalidad, en el ánima triste. de la solemne plenitud del incienso.
sidad de cerebración, más dominio El canto «El Oro» despierta en los. El libro de Manuel de Castro dice mental.
versos resonancias de una brusca agili. en la página final. Así terminau «Las Epígrafes de Baudelaire, Enrique dad; las. Estampas Viejas describen Estancias Espirituales o de Manuel de Casaravilla Lemos, Emerson, Maeter con sencillez vidas y cosas de un color Castro. Que la Paz sea con él. linck, Nietszche, el Evangelio.
de tarde vencida, humildes.
En «El Viajero) el poeta señala su Las Prosas, iluminadas por un tran rumbo: quilo fulgor de lámpara sagrada, ahon.
DE MANUEL DE CASTRO ESTAMPAS VIEJAS TRIPTICO Aurelio Palma.
El Perfecto Oh lú, el más perfecto de lodos los varones!
Summiin de la experiencia y flor de las Edades: Para ti, solo existen las eternas verdades una luz que te orienta sobre el mar de pasiones!
Eres Rey sin ofrendas y eres pródigo en dones, En tu pecho se animan divinas ansiedades, no hay nada que turbe tus celestes bondades Porque el móvil conoces de todas las acciones!
Hollando el débil surco y el insondable Abismo, Prosigues por el mundo seguro de ti mismo Bajo la serenisima majestad de tu vuelo. sabiendo el misterio de la Noche y la Aurora. Eres un Dios tranquilo, que el secreto atesora, De erguirse sobre todas las angustias del suelo!
Nieve Va invadiendo la nieve por los viejos tejados en torno de la abuela los infantes reunidos Escuchando una historia quedáronse dormidos sueñan con el Principe de cabellos dorados. Cabalgando en la brisa vienen largos gemidos lloran por los campos corderos rezagados; Hay un oso que acecha los hogares callados Alargando en la noche sous temibles rugidos.
Prosiguen los infantes el sueño perfumado.
La abuela cuidadosa que hace oficios de aniaUltima sus labores, preparando la cama. cubriendo los campos con un manto de armiño Va invadiendo la nieve con rumor apagado Blanca como los sueños inocentes de un niño. La Muerte Será mi cuerpo joven festin de los gusanos.
En la tierra benigna dejaré la Simiento aquello que animara con fulgores mi frente Llegará hasta el secreto de los vivos arcanos. Se abrirán nuevas rutas aunque duerma la Niente. Cuando la carne triste, con sus frutos malsanos, Bajo la tierra sea festin de los gusanos, Será entonces la hora de volar libremente. Cuanto más me separo de la común esfera, Presiento una divina revelación que espera.
El Genio de las Gracias me dará su tesoro: Por lo cual apresuro mis celestes caminos Para que cuando lleguen los secretos divinos Celebrarlos yo pueda como a frutos de oro. Nocturno familiar Prolongan las veladas en la noche de fiesta Los relatos amenos de un anciano labriego, en tanto que se apagan los. tizones del fuego El abuelo dormila balanceando su testa. Adriana, que esa tarde no ha dormido la siesta, Se dirige a su alcoba procurando sosiego los rubios infantes ya cansados del juego Improvisan un coro Iras cercana floresta. Un gran sueño que abruma las cabezas inclina.
Quedó trunca la historia del anciano labriego, Un reloj da las nueve. La velada termina Con súplicas humildes a la Virgen del Riego; Luego llaman por Liria que en las noches tan bellas Entreliene sus ocios en contar las estrellas. Un lobo de mar: Génesis Mario Radaelli.
El que todo lo anima con inmortal esencia, Plasmo la noble forma de tu carne desnuda; Creciste bajo el Arbol divino de la Ciencia.
Donde entre frutos de oro la serpiente se escuda. Luego, la hembra humana vino al Mundo en til ayuda el fervor inefable de su blanca inocencia, Se detuvo ante el Arbol. Ti, forjasle la duda en ese instante mismo tuvo luz la conciencia. Oh Señor, desde entonces la Esperanza perdida Se irguió como un designio falal sobre la Vida.
El Hombre bajo el peso de su propia condena, Vió siz mal en el gérmen de las generaciones, al perder los dominios de sus allas regiones.
En el anima triste, quedó un fondo de pena.
El se halla alejado de la vida marina.
Bien feliz con su hija, la cachimba y el can; Mas a veces recuerda su barquilla latina ¡Cuántas noches con ella desafió el huracán!
Todos los marineros le llaman capitán, él siente las nostalgias de su vida marina Cuando enfilan las barcas tcinerarias que an Contra el inar en borrasca y la densa neblina.
Afrontó muchas veces el airado ciclón, La mirada serena, en la mano el timón; Mas está ya muy viejo el pobre capitan; y se pasa las horas recordando su vida, En la lenta agonia de la tarde vencidı Tan feliz con su hija, la cachimba y el can. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica