162 REPERTORIO AMERICANO suis muere de ella. No es absolutamente exac bro inaslaptado a la atmósfera social en quecen más que la vida. Sus minucias ta esta afirmación y lo pruebo con la que se desenvolvía y ese estado de áni formales le interesan más que el espivida de los más perdurables artistas mo de emigrado se traslucía a menudo ritu. Los humanistas italianos fueron Flaubert elabora su prosa, después do en agrias manifestaciones.
transcriptores amanerados y serviles de forjar los personajes y trazar minu ¿Venin esta desazón de la certidumbro la antigüedad. Mientras pulían su jaciosamente su plan novelesco, con la de quo en Francia se habría señalado deante imitación de los clásicos, la vida obstinada paciencia con que se lapida con ima labor más cohesiva? Es lo quo do su tiempo y de su país, rica en dra. ma piedra preciosa. Balzac. Maujas suponen muchos admiradores do Grous maticidad, en calor, en novedad, huía sant, Dostoiewski, Tolstoy, improvisaban Sac. No lo creo. Según un proverbio an ante sus ojos cansados de embelcsarse furiosamente. Balzac improvisaba al es daluz, el potro corre las carreras que con los infolios. Quién se acuerda hoy cribir y volvía a improvisar en las su lleva dentro do sí. La producción do de Francisco Filelfo, de Lorenzo Valla, cesivas correcciones. Hugo improvisaba; un escritor no representa el total do lo de los compañeros del Papa Piccolomini improvisaba Enrique Heine. Sus capi qu su talento contiene, únicamente cuan o de los eruditos cofrades del cardenal tulos de clemania, ile Los Dioses en el do las contingencias de su vida inhiben Bosarión? Si algo se ha salyado de ellos destierro o de Cuadros ile inje impresio el curso libre de su fecundidad. Pablo es la parte más opuesta a su humanismo, nan por la espontaneidad y la frescura Groussac. repito, no ha padecido csas el relato de algún episodio popular, una que descubrimos en cartas a los inhibiciones y tal vez no sería aventu ligera historieta que reflleja un instante amigos. Lo que no se debe improvisar rado sostener que dió entre nosotros más do realidad psicológica o de visión poées la preparación. Se debe concebir con de lo que hubiera dado en París. Tuvo tica. En italiano se dice. Quien sabe, lentitud, aprestarse lentamente a la ta para nosotros la significación de un alto hace; quien no sabe, enseña. Saber, esto rea creadora en la que es menester ese representante del normalismo francés. s, dominar el proceso de la cultura y soplo vitalizador que viene de las fuer En Francia habría sido um normaliano olvidar la cultura en la creación, es ser zas inconscientes e ingobernables que más, un eminente profesor de la Soborna, efectivamente escritor. El humanismo, están en el alma del escritor. esto es un Faguet inenos grisáceo, más limpi nacido de la ansiedad de saber, constidifícil ei Ainérica. El conflicto diario do, más clarificado por el don literario, tuye uu deleito delicado: Groussac, por impide dar realidad al principio de que pero un Faguet.
lo general, no supo abstenerse de ese el genio es una larga paciencia.
deleite. Es lo que más le debemos agra6. Todo cultor de letras en quien decer, porque, en un país mentalmente Groussac, descriptor perfecto, es predomina la vocación del humanista, es desorganizado, realizó, como el humaun narrador discutible. Sabe demasiado ineludiblemente un escritor secundario, nista del siglo xv, una misión pedagóy quiere saber más a cada instante. Se es decir, un literato. Sus libros le enri gica de ordenamiento y de regulación.
ha formado en la época en que cientificismo reemplaza a la sabiduría. Le Alberto Gerchunoff obsesiona el documento, le turba la superstición del dato minúsculo. No nos Groussac perdona nuestra ignorancia y ostenta De Nosotros, Buenos Aires.
jactanciosamente su saber numeroso. Su mortal y punitiva más de una vez, como superfluo, en el rastacuerismo del por tomos de Groussac. Soy un lector en cierta causa célebre de La Biblioteca, menor baladí. la inversa de Renán y hedónico: jamás consentí que mi senti pero en general reservada, cómoda en la de Taine, que ahorraban al público lo miento del deber interviniera en afición ironia, retráctil. Supo deprimir bien, hasta que habían aprendido angustiosamente, tan personal como la adquisición de li con cariño; fué impreciso o inconvincente para rendir la sustancia pura, Groussac bros, ni probé fortuna dos voces con au para elogiar. Basta recorrer las pérfidas temía que no advirtiésemos la nagnitud tor intratable, eludiendo un libro anterior conferencias hermosas que tratan de Cerextraordinaria de su información, el es con un libro nuevo, ni compré libros vantes y después la apoteosis vaga de fuerzo ímprobo de sus pesquisas. Ese crasamente en montón. Esa perseve Shakespeare, basta cotejar su versión caldefecto se acusa hasta en los pasajes rada decena evidencia, pues, la continua mosa de la Cordillera El cerro próximo, descriptivos de Groussac. Su ciencia legibilidad de Groussac, la condición que descarnado y sombrio, corta duramente el nos estorba porque introduce en su arte se llama readableness en inglés. En es azul metálico del cielo; en los repliegues elementos ajenos a su fin esencial. El pañol es virtud rarísima: todo escrupuloso de la roca, algunas chapas de nieve hacen literato y el especialista predominaban estilo contagia a los lectores una sensible centellear sus agujas finisimas, cual ojuelas sobre la pureza del escritor, que se re porción de la molestia con que fué tra de mica; asoma la arcilla húmeda y neconoco en la humildad ingenua, en la bajado. Fuera de Groussac, sólo he com gruzca debajo de la capa fundente: ello es ausencia de la actitud deliberada, Es probado en Alfonse Reyes una ocultación la «corona inmaculada» de la poesia de una teatralidad que no supo desdeñar, o invisibilidad igual del esfuerzo. bufete. con los paisajes efusivos de CoClaro está, que esos defectos se atenúan El solo elogio no es iluminativo; preci sas de Francia.
o desaparecen ante la amplitud de su samos una definición de Groussac. La No hay muerte de escritor sin el inobra. Pero, esos defectos determinan la tolerada o recomendada por él la de mediato planteo de un problema ficticio inconsistencia y la palidez del escritor considerarlo un mero viajante de la disimaginativo. Crítico sapiente, historiador creción de Paris, un misionero de Volque reside en indagar o profetizar qué insigne, fué, sin embargo, un novelista taire entre el mulataje es deprimente parte quedará de su obra. Ese problema sin vuelo, sin vigor real, sin esa virtud de la nación que lo afirma y del varón es generoso, ya que postula la existencia de coordinación y de abandono, de auposible, de hechos intelectuales eternos, que se pretende realzar, subordinándolo dacia cautelosa y de instinto sagaz que fuera de la persona o circunstancia, que a tan escolares empleos. Esa pedagogía, los produjeron; pero también es ruin poranima al creador de vida. Qué nos im por lo demás, sería innecesaria. Por ejemporta? Fué lo que pudo ser; dió lo que plo: la novela argentina no es ilegible que parece husmear corrupciones. Yo afirmo que el problema de la inmortalipudo dar. Quedémonos con lo óptimo por faltarle mesura, sino por falta de imadad es más bien dramático. Persiste el que nos deja, que es tanto, y a ello se ginación, de fervor. Digo lo mismo de hombre total o desaparece. Las equivoagrega la dignidad de su existencia, la nuestro vivir general.
caciones no dañan: si sou características, fidelidad a su temperamento, la lealtad Groussac. Es evidentemente que hubo son preciosas. Groussac, persona inconcon su propio concepto de su función. en él otra cosa que las reprensiones del fundible, Renán quejoso de su gloria a profesor, que la santa cólera de la intelitrasmano, no puede no quedar. Su in5. Podría haber dado más de lo que gencia ante la ineptitud aclamada. Hubo mortalidad entre nosotros los argentinos dió? Groussac solía quejarse de su «des un placer desinteresado en el desdén. Su corresponderá a la inglesa de Samuel tierro. Investigador de asuntos argen estilo se acostumbró a despreciar, creo Johnson: los dos autoritarios, doctos, mortinos, argentino por la constante predi que sin mayor incomodidad para quien daces.
lección de los temas, conservaba, sin lo ejercía. El facit indignatio rersum de embargo, un dejo de melancolía de hom Juvenal no nos dice la razón de su prosa: Jorge Luis Borges Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica