LA HUMANIDAD PAGINA LITERARIA El pecado del Angel Ultimo ruego En la niebla dorada de mis sueños tota la imagen pálida y querida de una mujer que abrióme una honda herida negándome sus mimos halagüeños.
Siempre, cuando en su alcoba perfumada la Amada desnudarse pretendía, el Angel de la guarda se salía.
un momento del cuarto de la Amada.
De la vecina estancia distinguía, con el placer de una alnia enamorada, el ruido de la seda libertada de aquella suave y blanda tiranía.
Una noche, el Buen Angel, de repente, en un espejo vio las maravillas de aquel desnudo cuerpo transparente. al sentir que en pasión se iba abrasando, cayó, como un esclavo, de rodillas, ante la luna de cristal llorando.
Sus labios rojos pétalos sedenosllevan de hiel la copa de mi vida, y exprimen la ubre de mi alma, henchida de dolores, sus dedos marfileños.
Yo no creí ese amor tan fuerte y grande que resistiera tiempo y desengaños como resiste ráfagas el Ande.
Pero ha soplado el viento de los años que hasta la gloria en el olvido expande, iy la amo aún como la amaba antatio!
Ciro MENDIA Sebastián ANTOLINEZ DIVAGACIONES me muestra sus encías descarnadas. Te burlas de mí; me tienes lástima? yo no me enojo cuando me contesta con una carcajada, afirma tivamente. Luego continúa diciéndome, burloTengo en mi alcoba de estudiante una calana: me río de ti porque no quieres ver en mi vera muy blanca. la quiero. por qué no? La semblante flaco y pálido el fin que te espera.
quiero y converso con olla muy largo por las Te imaginas que soy desgraciada, porque no noches, cuando ya todo está dormido y me he tengo carnes roxadas como tú, y no sabes que cansado con la estéril monotonía de los libros. ego se corre y apesta. No sabes que serás más Entonces la cojo con mis manos, acariciándole feliz cuando los gusanos te despojen de todo y los pómulos enjutos y la quijada aguda como te dejen salir el alma ágil, libre y sin peso a exuna quilla.
tenderse por el espacio que no tiene dimensioElla me observa también con sus ojos ton nes. Me rio de ti, hombre, porque eres ignoran grandes que parecen mirar al infinito, tan honte; no conoces las cosas que yo aprendi en la dos y tristes, como hondas y tristes son las tumba, ni sabes tampoco la ciencia que hay esfosas.
crita en los muros de la eternidad. Tu vista no La quiero porque es una amiga que no eualcanza más allá de las apariencias y la mía pegaña. Es la maestra que nos enseña cosas que netra el fondo de las cosas. Por eso vivo riendo no hay en los textos. Me enseña la mentira de de esas cosas que son y no son nada. Por eso la vida, la verdad de la muerte, la bada de las 10 comprendes mi silenciosa carcajada, por eso cosas y la filosofia de la eternidad. Ella me enseñó el camino para entrar en las cavernas de Aquí se pone seria y mientras veo la clarimi propio cér.
dad de las verdades en la oscuridad de las órbi.
Pero a pesar de todo, cómo me hace tem tas profundas, oigo que mi pensamiento canta blar su risa morbosa. El ruido siniestro que triste al compás del silencio: producen suis dientes al chocar, es la extraña Calavera, no te burleg de que no me sé reír voz de los muertos la más clara, la que no sabe ¿Cómo puedo sonreírme. si mañana hay qué morir?
mentir.
Calavera. de qué te ríes. le digo cuando Arturo LEON GOMEZ te luista. Biblioteca Nacional de Colombia