BourgeoisieCapitalismCommunismLiberalismPrivate PropertyViolenceWorking Class

SPARTACUS Pág. Pág. SPARTACUS tender transformar un tigre asiático en perro doméstico o querer obtener flores de las piedras.
El cristianismo ha tentado humanizar la so ciedad capitalista durante toda su existencia.
El resultado ha sido que el capitalismo ha.
triunfado sobre el cristianismo, lo ha embrutecido, y ha sometido sus instituciones.
Nadie ha glorificado y bendecido tanto la guerra última desde su iniciación, cuanto los popes rusos, los pastores kaiserianos, los monjes franceses y los clérigos ingleses. Cómo abrir el camino a una sociedad humanitaria, entonces. Los sentimientos humanitarios no existen si no más allá de la destrucción de la sociedad capitalista.
Los proletarios aborrecen la violencia y quie ren evitarla cuanto más sea posible.
Pero si su emancipación, si la paz del mun.
do, si sus aspiraciones humanitarias están amenazadas por la violencia y no pueden traducirse en realidad a causa de la resistencia violenta de una clase tirana que gobierna; si esta clase quiere condenar a los proletarios a la miseria y a la objección eterna para vivir ella sola bajo las caricias del sol, entonces es un deber ético, humanitario de los desheredados, el de abrirse paso hacia la sociedad futura, por medio de su violencia defensiva.
Los humanitarios más inteligentes lo com prenden y hemos leido no hace mucho que algunos admiradores del apóstol sueco Lindhagen, preconizan la necesidad de un huma.
nitarismo armado. porque es este el solo medio para vencer al capitalismo y a su soste.
nedor: el militarismo.
Es necesario abandonar ciertas ideas sentimentales, hoy: la revolución no tendrá que dejarse ahogar por la violenta resistencia del capitalismo; cuando la ocasión llegue, tendrá que saber vencer y dominar esta violencia ar.
mada con medios violentos igualmente eficaces.
con la sonrisa en los labios y con la verdad en el cerebro. La hipocresía es herencia del nefasto pasado, ella debe ser desalojada de la política obrera.
La hipocresía engendra el engaño. y el engaño perjudica al mismo que lo practica. Con el engaño se han introducido dentro de los organismos proletarios los lisiados morales, han hecho de los recintos sindicales tantos huecos tenebrosos, y han introducido los mercaderes.
El que trabaja es por sí mismo crédulo, bonachón; no acostumbrado a las cavilaciones torcidas, se deja fácilmente arrastrar por cual quier razonamiento de falta lógica, y sigue sin darse cuenta por el camino negativo.
Todo miembro de las organizaciones obreras debe dar cuenta de sus actos, debe ser un obrero auténtico, debe tener un arte, un oficio, un empleo. No puede admitirse el liberalismo burgués de la aventura y del arrivismo. Los aventureros y los arrivistas no pueden tener cabida en las filas obreras, aunque fueran va.
lores positivos en el campo de la propaganda.
En este último caso ellos estarían bien en las agrupaciones revolucionarias definidas y no en los sindicatos. el obrero, debe tender a que se le respete y se le eseuche. para ello es menester que este obrero sepa hablar por si solo alto y claro. El intermediario lo esclaviza a sus mezquinos intereses, lo mantiene apartado de la sociabilidad, y lo hace un juguete inconsciente de los políticos profesionales, de los polizontes audaces, y de todos los seres taimados.
La propaganda obrera no debe estar rodeada de misterio, no debe encerrar una celada. Ella debe, y es necesario que así sea, laborar a la vista de todos, amigos y enemigos. cual quier que ose conculcar el derecho a la protesta, el derecho a la libre emisión de las ideas, debe ser, combatido con energia y con altivez, sin miedo y sin tantos recelos.
Así solo se reivindica la libertad de la ae.
ción y el derecho a la existencia como entidad consciente, sin dar motivo a los elementos provocadores de justificar sus atropellos y sus vejámenes.
Terminaremos estas consideraciones, haciendo votos porque la clase trabajadora de la Región Argentina Oriente sus pasos hacia el futuro, con la clara consciencia de la hora presente, y con la visión de un seguro triunfo.
Cuestiones Obreras Santiago Locascio Buenos Aires, 29 de septiembre de 1920.
Los consejos de Fábrica El primer congreso extraordinario de la Comunista) y de las sociedades autónomas, nos da argumento para volver a insistir sobre nuestro punto de vista obrero.
Decíamos hace muchos años que se había confundido la verdadera misión de las organizaciones obreras con las organizaciones absolutamente revolucionarias. Un congreso anarquista (él de Florencia de 1919) nos dió razón, al desligar las unas de las otras, y dando a cada una su propia faz: económica la una, social la otra.
Las organizaciones obreras aún dentro del período revolucionario, tienen un rol único que desempeñan, él de organizar la producción en forma eficiente y satisfactoria. Los grupos politicos serán los que se encargarán de la cuestión primordial del nuevo funcionamiento so.
cial. Es claro que a esos grupos políticos irán los delegados de todos los cuerpos funcionales y dentro de ellos se cuentan también los organismos obreros.
Pero dentro mismo del orden actual, la función de las organizaciones obreras no es politica más que en el sentido de organizar las relaciones entre obreros y patrones, entre los sindicatos y los poderes del estado, usando los métodos de luchas que más condicen con los tiempos y con los principios básicos de la igualdad y de la dignidad humanas.
Desaparecido eso de la inferioridad de la clase trabajadora, que no es más que un prejuicio burgués, todo obrero de cualquier partido o creencia, sabe que la acción directa lo dignifica y lo eleva, y cuando de la acción directa no se hará un arma partidista, ella será practicada por todos porque todos respetan su propia personalidad. todos deben pertenecer a las organizaciones gremiales, y todos deben perseguir un solo fin, un solo propósito: La emancipación integral de los trabajadores del brazo, para confundirse luego con la liberación moral y material del hombre.
Es entonces pues urgente una declaración terminante de los obreros organizados: Todo obrero debe pertenecer a la organización de su oficio o industria. todo obrero se le respetará sus principios morales, políticos y filosóficos, siempre que ellos no indican servidumbre, ciega obediencia y traición de clase; mientras que ellos no van contra los derechos inalienables de la clase trabajadora; y siempre que aceptan incondicionalmente el prin cipio indiscutible de la liberación absoluta del productor de las garras del privilegio capitalista.
Esta declaración sería saludable y su práctica debería observarse fielmente.
HOY MAÑANA (El desarrollo de los acontecimientos permite creer que estamos ya en vísperas de esa transformación social, que, si bien no nos llevará en seguida a la completa emancipación anárquica, nos abrirá el camino para nuevas y mayores conquistas. En base a esta convicción, publicamos algunas consideraciones so.
bre la forma de regir la producción en la sociedad comunista, y la función de los consejos de fábrica. No queremos tratar aquí de la preparación revolucionaria o de la capacidad de las masas para vivir el comunismo, sino de la preparación técnica y práctica necesaria para encontrarnos una vez derrumbado el sistema actual. en condiciones de realizar la sociedad comunista.
Establecido el régimen de libertad, a consecuencia de la abolición del Estado (de las leyes y de la autoridad. es necesario crear las condiciones para poder gozar de la mejor manera posible esta libertad. Porque se puede ser libre, vivir sin amos y sin leyes pero ser, al mismo tiempo, esclavo de la necesidad o de la falta de cosas determinadas.
Entonces, paralelamente a la libertad moral o politica, debe existir la posibilidad práctica.
Hoy el proletariado es esclavo políticamente porque lo es económicamente y nuestra principal finalidad es la abolición de la propiedad privada junto con la abolición del poder que la sostiene.
Los anarquistas somos también contrarios a cualquier poder que pretendiera sostenerse o crearse dentro de la sociedad comunista, pero esto no entra en el tema que nos hemos propuesto desarrollar aquí.
Respecto al hecho de la preparación para regir la sociedad comunista, es necesario tener en cuenta que los socialistas europeos se preocupan demasiado de esa preparación, mientras los anarquistas no se interesan mucho.
Los socialistas se preparan, marchando a la conquista de las municipalidades, interviniendo en los consejos de fábrica, creando soviets, cooperativas, etc. llegan hasta colaborar con los capitalistas, en la creencia que aprendiendo a dirigir un organismo capitalista, se aprende a dirigir también un organismo comunista. Qué se podrá aprender de la dirección capitalista?
En la parte técnica, se aprenderá a adulterar la mercadería; a elaborar la que pueda aparecer agradable por encima y mala en la subs tancia; a producir según los sistemas que proJunto con este principio general, es menes.
ter inculcar en el alma obrera la serena calma del razonamiento, y la virtud de la altivez individual y colectiva. No estamos, no hemos estado nunca, con los que han pretendido los conciliábulos sombrios que ofuscan la mente y trastornan las pasiones. Queremos una propaganda obrera a la luz del día, al orto del sol,