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14 SPARTACUS 15 SPARTACUS 66 Pedro Kropotkine vive actualmente en Dimi trovka cerca de Moscú. Su salud es absolutamente satisfactoria. Acualmente, como siempre, él permanece alejado de toda actividad politica y se ocupa de trabajos literarios. Yo testimonio que Kropotkine gosa de la más grande estima y consideración, en todos los am bientes rusos, sin excepción, 46 propósito de insertar la siguiente noticia que Kropotkine mismo me ha encargado difunda en Inglaterra. He dejado Rusia el de Diciembre. El de Diciembre había visto personalmente al principe Kropotkine a quien tengo el honor de contar entre mis amigos. Tengo en mi poder cartas de él para sus amigos de América. Me ha rogado trasmita a sus amigos de Inglaterra sus mejores recuerdos y les diga que todas las noticias relativas a las diversas torturas por el sufridas en Rusia no tienen el minimo fun damento.
66 ALEJANDRO BERKENHEIM (1. 1) Berkenheim es vice presidente del comité central de la Unión pan rusa de las cooperativas de consumo. LAMPARITAS છ Esta admirable narración de Máximo Gorki, fechada por el escritor el de Junio de 1918 apareció en algunas revistas de Alemania y en el Mercure de France traducida del ruso por Pierre.
Entre nosotros, la publicaron pero incompleta varios periódicos.
Como serán muchísimos los compañeros que no la conoscan creemos hacer cosa grata reproduciéndola, no solo porque ella marca la reconciliación de Gorki con el bolschevikismo, si no porque, con sugestiva sencilles, el rande escrifor anuncia simbólicamente la aparición de la nueva lus llevada por la Revolución en la lejana Siberia. Una persona llegada de Siberia me ha hecho el relato siguiente: Estaba yo sentado en el andén de una estación, distante unas cien verstas de Omsk, cuando vi venir hacia mi a un sólido mujik con la pipa en los labios; se sentó a mi lado. Va usted lejos? le pregunté.
Me respondió con una voz lenta grave. Omsk a buscar lámparas eléctricas. En nuestra aldea han instalado la electricidad, ya sabe usted. con unos hilos. Desde hace mucho tiempo. No mucho.
Le pedi que me contara como era que se hubiera pensado en introducir entre ellos aquella nueva invención. He aquí, casi palabra por palabra, lo que me contó el mujik.
Cuando supimos que desde Octubre habia en Omsk un nuevo poder, el poder de los soviets, y se decía que iban a instalar el sicilismo nos reunimos y acordamos averiguar de que se trataba y qué es lo que eran aquellos soviets que se le dan al pueblo. Elegimos al viejo León, un viejo malicioso, y le dijimos: Toma estos 30 rublos, vete a Omsk, procura saber qué poder es ese de los soviets, y de los bolschevikis, como se llaman ellos. Averigua cuántos son y qué es eso del sicilismo.
Al cabo de dos semanas, he aqui a León de vuelta y un soldado con él. Nos reunimos e hicimos subir a León sobre una mesa. Cuenta. se puso a contar. Pues bien nos dijo, esto marcha, está muy bien. Por lo demás, el soldado os lo dirá mejor que yo.
Entonces preguntamos al soldado. tú, a qué es lo que eres. Yo nos dijo. soy precisamente un bolchevik, un comunista, y me quedaré con vosotros si me nombráis comisario.
Después de haberlo reflexionado bien, le dijimos. Quédate. Os doy las gracias, camaradas nos dijo. Dejad ahora que me oriente.
Al cabo de una semana se organizó un soviet, y he aqui que nuestro León habia aprendido todo lo que le hacía falta, y va y nos dice. Puesto que somos ahora un punto y nos llamamos bolshevikis, estamos obligados a destruir y construir. Pero ¿qué? Aquí no hay nada que destruir. Si somos comunistas, debemos requisicionar. Vosotros, a tenéis burguesía?
No dijimos palabra: eso no existe entre nosotros.
El soldado nos volvió a preguntar. Tenéis burguesia. Perdón; dispense que se lo digamos: no tenemos. Ah! No os conocéis a vosotros mismos; yo os la encontraré. Dejadme hablar al pueblo.
Le reunimos sesenta personas; todos juntos marcharon al Selo. a 40 verstas de allí. Al otro día regresaron y reunieron una docena de ricos y 10. 000 rublos en papeles del Isar. El soldado nos dijo. Tomad; esto es la burguesía.
Nosostros le preguntamos: Eso es vuestro. Sí, es nuestro. Estad tranquilos; nosotros no vamos a registrar a cada uno por 10. 000 rublos. Por cuánto? nos dicen.
Nos alejamos un poco para tener consejo. Por 000, se os responde.
La burguesía se puso a gritar. Eso es mucho! Tomad 000. Cómo! No se os pide 10. 000 a cada uno. Qué es lo que tenéis que regatear, pues. La burguesia consintió. Bueno, que digan lo que quieran. Es verdad, a fe mía, que esos diablos hubieran podido muy bien pedir 10. 000.
Nos dejaron un rehén y se fueron a buscar el dinero. Al cabo de veinticuatro horas mandaron, bajo palabra de honor, 42. 000 rublos con lo que reunimos 52. 000 en total.
Se reunió entonces el soviet bajo la presidencia de León. Pues habéis de saber dijo mos hecho la requisición. Ahora, aqué es lo que vamos a hacer?
Uno dijo: Hay que construir una escuela.
Otro dijo: Compremos un automóvil, y cada cual montará en él cuando le toque la vez; mas para eso hay que arreglar la carretera. Rechazamos estas dos proposiciones, Entonces el soldado vino en nuestro auxilio. En las ciudades, dijo, hay lectricidad. y gracias a eso hay menos incendios.
Da poco que hacer: metéis una rueda en agua, de manera que se ponga a dar vueltas, la unis a una máquina dinamo, ponéis alli el alambre, y en la punta de éste colgáis una pequeña lámpara. La lámpara empieza a arder, y ya está todo. Habéis comprendido. Eso, es muy sencillo, le respondimos.
Mandamos al soldado a buscar la máquina a Omsk. León fué el que lo acompañó con el dinero, y es que, después de todo, por más que sea soldado es un forastero, mientras que León es uno del pueblo. Estuvimos esperando largo tiempo su regreso. Por fin volvieron, trayendo no sé cuántas cosas; con ellos venian, además, otros cuatro extranjeros. Qué gentes son éstas. Montadores. Bueno, bueno; llamadlos como queráis, con tal de que se pongan a la obra.
Se decidió primero poner la lectricidad en casa del pope. León había oido en algún sitio que se había separado la iglesia del Estado. Llamamos al pope. Vete a tu casa, pope. le dijo León.
Nosotros gritamos lo mismo y el montador en jefe también. Este tenia el alambre en al mano. Se expulsó al pope. entramos todos en su casa y el montador instaló su hilo. Nosotros, mientras tanto, pronunciabamos discursos, diciendo cada uno lo que buenamente se le ocurria.
Entonces le dijimos. Estaría bien que cada uno tuviera una pequeña lámpara en su istba.
El montador aceptó. Es factible. así se nos puso la luz a todos. Pero pronto los mujiks de las aldeas vecinas supieron lo que nos pasaba y vinieron a preguntarnos. No podríamos nosotros también aprovecharnos de eso?
El soldado nos había prevenido que no diéramos luz a los que no fueran comunistas. Así, pues, les dijimos. Si la queréis, declaraos comunistas.
Naturalmente, se declararon; eso es muy sencillo; expulsaron al pope, instalaron en su casa un salón de lectura, y ya está.
El montador nos dice. Haremos correr para ellos un hilo más grueso y cobraremos más dinero.
Asi hemos hecho. Los vecinos buscaron una burguesía apropiada, requisicionaron 60. 000 rublos, constituyeron una escuela para niños y adultos, hicieron venir un maestro y colocaron cuatro lamparitas. Uno de los nuestros vigila que heMáximo Gorki