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10 SPARTACUS SPARTACUS 11 Sindicatos y sus organizaciones más importantes, sobre todo el Comité Central ejecutivo de la Unión de los metalúrgicos, el Soviet panruso de los Sindicatos, es decir, las organizaciones profesionales superiores, con seis millones de trabajadores, quienes han sido los primeros en resolver espontáneamente este problema, cuya trascendencia histórica es universal. Para comprenderlo hay que despreciar las dificultades y los fracasos particulares.
Hay que colocarse por encima de todo eso y estudiar los cambios históricos de las formas de la economia social.
Sólo colocándose en ese plano se puede uno dar cuenta de la magnitud enorme del problema que nos hemos planteado, y de la importancia del hecho de que sean los elementos más avanzados del pueblo, es decir, las masas explotadas, los que hayan tomado la iniciativa de resolver una cuestión cuya solución hasta el presente les había sido impuesta.
Antes de 1861 este problema era resuelto por una pequeña minoria de propietarios territoriales, a los cuales incumbía el cuidado de instituir la coordinación y la disciplina de las fuerzas del Estado.
Sabemos de qué manera los propietarios territoriales partidarios de la servidumbre han instituido esta disciplina.
La opresión, la humillación y las torturas inauditas a la mayoría del pueblo: tales han sido sus procedimientos.
Recordad el paso del sistema de la servidumbre al sistema de la economia burguesa; del régimen de la vieja disciplina de la servidumbre y del látigo, de la disciplina más insensata y de la violencia más grosera, a la disciplina burguesa, a esta disciplina por el hambre que se designa bajo el nombre de libre alquiler de setrvicios. y que no era en realidad más que la disciplina de la esclavitud capitalista.
Desde el punto de vista histórico, el tránsito parecía fácil, porque la Humanidad no hacía, en suma, más que pasar de un explotador a otro. Pero este paso ha exigido decenas de años de esfuerzos. Si os colocais en este plano no os dejaréis engañar por la burguesía y por sus lacayos, que han hecho un oficio de sembrar el pánico y el desacierto. No contamos con un éxito rápido, ni siquiera lo pretendemos. Sabemos que nuestra obra, emprendida en una escala internacional, no puede realizarse más que por toda una época histórica. Nosotros hemos abierto esta época; estamos obligados a romper la disciplina de la sociedad capitalista; la rompemos y estamos orgullosos al comprobar que todos los obreros conscientes, así como la clase campesina entera, nos ayuda en esta obra de destrucción Las masas comienzan a comprender que esta disciplina, fundada sobre la explotación y sobre la servidumbre de los trabajadores, debe ser reemplazada, no por un nuevo orden venido de arriba, sino conforme a la experiencia lograda en la vida y que ella debe dejar paso a una nueva disciplina organizada por la clase trabajadora campesina y obrera de todos los paises, con sus decenas y centenas de millones de habitantes.
Este problema presenta dificultades enormes; pero vale la pena de que sea resuelto, porque, sólo cuando sea prácticamente solucionado, habremos acabado de clavar el féretro de la sociedad capitalista.
aconsejado de descargar los fusiles. Conforme a los acuerdos, Runge dió un culatazo en la cabeza a Liebknecht y luego tres golpes mortales a la Luxemburgo.
Abrimos aquí un paréntesis, completando la narración de los delegados obreros, con los particulares publicados por Rote Fahue. Después que Runge golpeó con la culata del fusil a la Luxemburgo, el cuerpo exánime de ésta, fué puesto en un automóvil y en el camino, el teniente Vogel le disparó un tiro de pistola en la cabeza. Llegado el automóvil sobre el puente del canal, un grupo de soldados que estaba esperando, se hicieron cargo del cadáver.
Desde ese momento, se pierden los rastros de la Luxemburgo.
Pero el documento de los tres delegados obreros tiene estos detalles: El soldado Draeger ha contado que los soldados encargados de transportar el cuerpo de la Luxemburgo, vueltos al hotel, declararon. Desde el puente la hemos enviado al otro mundo.
El portero del hotel ha declarado que un cuarto de hora después de haber sacado de alli a la Luxemburgo, un centinela (es decir Runge o Draeger le dijo: La Luxemburgo ya está despachada. esta hora está nadando.
Se trataba de un plan evidentemente preparado, porque, según declaraciones dignas de confianza, antes de trasladar la Luxemburgo del hotel a la cárcel, el capitán Petri había dicho ser necesario que la Luxemburgo no llegase viva a la cárcel.
En el caso de Liebknecht, los delegados obreros piden que se forme juicio en contra de: Pfluf, capitán de marina, Ritgen y Stiege, tenientes de navo, Schulz y Liepann, subtenientes, Friedrich, soldado y Pescel, chauffeur. agregan estos detalles: La mucama del hotel declaró que un oficial llamó a sus compañeros, diciéndoles. Bajen ustedes, que vamos al parque Tiergarten a saludar a Liebknecht. El mozo Krupp declaró que un militar cubierto por un abrigo de pieles saltó sobre el automóvil donde estaba Liebknecht y lo golpeó en la cabeza, enseñando después satisfecho su mano ensangrentada. Otros testigos están de acuerdo en declarar que Liebknecht cayó bajo los golpes aplicados con la culata del fusil.
La carta de los obreros delegados añade luego textualmente; refiriéndose a la tentativa de froga de Liebknecht: Es incomprensible que un hombre gravemente herido como lo estaba Liebknecht, rodeado por cinco robustos oficiales y por un soldado armado hasta los dientes, pudiera huir, tanto más que según sus mismas declaraciones, dos de ellos lo sostenían, uno a la derecha y el otro a la izquierda Las afirmaciones de los delegados obreros fueron plenamente probadas. No obstante, el tribunal rechazó el pedido de arresto de los culpables, quienes a estas horas, seguirán cometiendo sus infames fechorías, al sueldo de Noske. Afortunadamente, aun muertos Liebknecht y la Luxemburgo, el glorioso grupo Spartacus continua en la brecha. no tardará en llegar el día en que la revolución triunfante pueda vengar el asesinato cobarde de las dos luminosas figuras de la rebelión alemana. E1 Testamento Político de Carlos Liebknecht El asesinato de Liebknecht y de Luxemburgo La documentación de la infamia este artículo ¡A PESAR DE TODO! que constituye su testamento politico, y en el cual, mientras marca a fuego la obra de sangrienta reacción desplegada por los lacayos de la burguesía alemana, reafirma vigorosmente su fe inquebrantable en el porvenir. PESAR DE TODO!
se Tres delegados de los Consejos de obreros llamados a formar parte de la Comisión para instruir el proceso Liebchnecht. Luxemburgo, publicaron en el mes de febrero, dirigiéndose a los hombres justos de todo el mundo, un manifiesto, en el cual anunciaban su decisión de retirarse de la Comisión de instructoria. Su retiro obedecía al hecho que en vano habían ellos pedido que se jusgaran los acusados frente a un tribunal civil y que initilmente habían pedido el arresto de los autores del delito y de sus cómplices. Los tres delegados, en sostenimiento de sus rasones, prometían de publicar la correspondencia cambiada con el tribunal militar.
De esa correspondencia se extrae lo que sigue: En una carta del de febrero los delegados piden el enjuiciamiento del soldado Runge, del chauffeur Goettinger, del sargento Probst, del soldado Drafger, del teniente Vogel, de los chauffeurs Grankoor y Hall y del capitán Petri, acusados de asesinato de la Luxemburgo, o de complicidad en el mismo.
El mismo soldado Draeger ha contado que entre él y los otros tres primeros acusados habían convenido que Liebknecht y la Luxemburgo ho debían salir vivos del hotel Eden.
Runge había propuesto de fusilarlos y había preguntado a Draeger si estaba dispuesto a cooperar, pero Draeger contestó que disparando el arma se hacía mucho ruido y que lo mejor era matarlos a culatazos. Draeger había para esto Cuando el infame triunvirato de Ebert, Scheidemann y Noske, apoyado por la burguesía, el clero el militarismo alemán, ahogó en sangre a la insurrección espartaquista de la Semana Roja. se corrió la vos: Espartaco ha muerfo. El movimiento revolucionario que dirigieron Liebenecht y Rosa Luxemburgo ha sido completamente, definitivamente dominado.
Enseguida, Liebknecht, desde las columnas de Rote Fahne (Bandera Roja) lansó el grito de desafío: No; no hemos huido, no estamos derrotados. aunque nos carguen de cadenas, seguiremos en nuestro puesto y la victoria será nuestra.
Liebknecht y la Luxemburgo preveian quizás su próximo fin y no vacilaron en sacrificar su vida por la redención de la humanidad y no hesitaron en dar su sangre, sabiendo que ella seria simiente de dientes de dragón.
Antes de ir al sacrificia, Liebknecht escribió. Ataque general contra Espartaco. oia por la scalles. Atrapadles, azotadles, apuñaladles, fusiladles, atravesadles, arrastradles, hacedles pedazos! se cometieron horrores, ante los cuales no fueron nada los horrores de las tropas alemanas en Bélgica. Epartaco está derrotado! exclaman con júbilo desde la Post hasta el Worwaerts. Los sables, los revólveres, las carabinas de la antigua policía alemana, hoy restaurada, y el desarme de los obreros revolucionarios sellarán su derrota.