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RENOVACION ORGANO DE LA UNION LATINO. AMERICANA Director: BOLETIN MENSUAL DE IDEAS, LIBROS REVISTAS HUMBERTO 639 MANUEL SEOANE BUENOS AIRES Representante general en Europa HAYA. DE LA TORRE DE LA AMÉRICA LATINA Suscripción Anual: Número suelto 10 cts.
NOVIEMBRE DICIEMBRE DE 9 8 EL CONFLICTO BOLIVIANO. PARAGUAYO POR LA PAZ DE AMERICA Felizmente se ha conjurado la posibilidad inmediata de una guerra en la América del Sur. La posesión del Chaco, donde se suponen ingentes riquezas en petróleo, ha motivado un conflicto que llegó a agudizarse hasta extremos inverosímiles.
En otro lugar de este número, publicamos el llamado a la paz, formulade por el Consejo Directivo de la Unión Latino Americana. Sólo cabe añadir, al respecto, que en esta emergencia, como en muy contadas ocasiones, se ha exteriorizado un universal anhelo de paz. De todo el mundo y muy singularmente de América Latina han partido voces pidiendo la reconciliación. Esto habla elocuentemente de que los pueblos van adquiriendo un preciso sentido de su destino histórico y que va haciéndose cada vez más firme, el repudio a la guerra.
Pero nos toca juzgar la segunda parte del problema, que viene a justificar aquello de que nunca las tales fueron buenas. Eludiéndose la intervención de un árbitro latinoamericano, ha tomado ingerencia la Conferencia Panamericana de Conciliación. Numerosas veces hemos enjuiciado el panamericanismo y no es esta la hora de repetir argumentos para demostrar que éste no es sino la etiqueta mal disimulada que cubre la acción diplomática yanqui.
Bien claro ha quedado esta intromisión al constatarse la extraña diligencia del presidente Coolidge por formar la comisión investigadora, a la que renunciaron países de la significación de Argentina y Brasil, es decir, los dos más importantes de la América del Sur. Confeccionada velozmente, con las ausencias apuntadas, esa Comisión, bajo la inmediata vigilancia de su tutor rubio, no hará sino seguir la huella que trace el curso imperialista, Basta para justificar tal apreciación, aparentemente exagerada, señalar la presencia del delegado peruano Víctor Maúrtua, quien, en la Conferencia Panamericana, se constituyó en el defensor del derecho de los EE. UU. a intervenir los pueblos débiles.
El conflicto, por tanto aunque en cauces pacíficos, no ha perdido su gravedad. Al contrario, lo ha aumentado. La ingerencia norteamericana permite asegurar que se harán esfuerzos para arrebatar otra fuente de riquezas petrolíferas al contralor de Latinoamérica. Ya no habrá guerra entre Paraguay y Bolivia. Habrá, solamente, guerra entre la astuta y poderosa diplomacia del dólar con la inocente declamación latinoamericana y, lo que es peor, con el apoyo traidor de los panamericanistas a sueldo.
Mensaje de los estudiantes argentinos a sus camaradas de Bolivia y Paraguay En presencia de los acontecimientos desarrollados a raíz del conflicto fronterizo entre Paraguay y Bolivia, la Federación Universitaria Argentina, que representa a los universitarios del país, envió a sus si.
milares de esas dos naciones el mensaje que transcribimos: Al señor Presidente de la Federación Universitaria de.
La Federación Universitaria Argentina tiene el agrado de dirigirse por su intermedio a los compañeros de esa, para hacerles llegar en este momento de acitación en la vida de su país, las palabras que siempre hicieron suyas los jóvenes de Amé.
rica con prescindencia y hasta en contra del pensamiento de sus gobiernos.
Sería redundante e inoficioso hablarles a ustedes solamente de paz y de sereni.
dad ante el conflicto. Tenemos el derecho fraternal de agregar algo más y de más honda significación en la emergencia. Por algo nos hemos sentido siempre solidarios en un alto ideal continental y humano que es el que ahora peligra en un simpre entredicha de fronteras.
No hemos querido creer la información que da a las juventudes de los países en litigio, como participantes de la exaltación bélica que, como ocurre siempre en estos casos, se apoderó de ambos pueblos hermanos. Nos hemos resistido a comprobar algo que sería una lamentable desviación de los principios pacifistas de la juventud, que precisamente en estos momentos debe gritar su imperativo de concor.
dia por encima de las peligrosas pasiones populares.
No hay sino un árbitro natural en el conflicto: y ese debe ser la juventud de ambos pa6ses unidas en la labor de serenar a los otros en lugar de agitarse a su vez en una efervescencia que será unánimemente censurada.
No se puede ni siquiera mentar a la guerra en el ámbito de América Latina.
Podrán hacerlo los que no han podido despojarse de una pesada herencia mental que encuentra todavía necesario el crimen de las trincheras. Pero millares de voces nuevas se alzarán para decirles que la guerra, cualquiera sean sus causas, es siempre im perdonable y bárbara. en nuestro Continente sería doblemen te repudiable cuando sus Estados tienen la obligación de gestar laboriosamente un progreso material y cultural que fije definitivamente su personalidad en el mundo, y cuando toda la vieja civilización del Oe.
cidente recuesta su cansancio sobre la esperanza de América.
Nos duele tener que ser nosotros quienes recordemos a ustedes algo que es ya un lugar común en la historia de las dic.
taduras: y es que el fenómeno del conflicto internacional y de su cruda consecuencia, la guerra, es casi siempre provocado por la táctica dictatorial e imperialista que encuentra su mejor escudo en el estado de exaltación patriótica que aquélla produce en el pueblo.
No hay agravio ni litigio que no pueda ser juzgado por el arbitraje; ni cabe, de consiguiente, otra solución.
El arbitraje debe venir, no graciosamente dispensado por la farsa panameri.
canista del Tío Sam, sino impuesto en los límites de la América nuestra, que tiene el orgullo de su derecho internacional pacifista e igualitario.
La juventud argentina, invocando vuestras reiteradas proclamas pacifistas y de armonía continental que no podéis olvi.
dar ahora exige de vosotros, en nombre de una fraternidad que no querría verse enfriada, que ante las maniobras guerre.
ras de las cancillerías, adoptéis una actitud consecuente con vuestros principios y que en el caso desgraciado de que la guerra sobrevenga, a pesar de todo, empecéis a practicar en el hecho algo que está ya en la conciencia universal frente a la irresponsable temeridad de sus malos gogernantes: cruzaos de brazos ante el ofrecimiento de los fusiles y elevad vuestra protesta consciente y libre sobre el estré.
pito de una tragedia de la que no podéis ser actores sin traicionaros y sin traicio.
narnos De lo contrario, tendremos que resignarnos a llorar la ruina de un grande ideal sobre las otras ruinas irreparables que la guerra ocasiona en las cosas y en los hombres. ZAVALA ORTIZ, presidente; VERA, secretario. las filiales de la Unión Latino Americana, a las Federaciones Universitarias y a los trabajadores manuales e intelectuales de Bolivia y el Paraguay: Hemos esperado, vanamente, la pací.
fica solución de la incidencia producida entre los gobiernos de Asunción y La Paz. Nuestras esperanzas, concordes a las de todo latino americano idealista, han sido defraudadas hasta hoy. en este pacífico suelo de América, cuna promisora de una humanidad redimido de egoísmos, ha comenzado a derramarse sangre fraterna. Soldados bolivianos y paraguayos han caído ya bajo las balas de la guerra, pagando con sus vidas la increíble locura de los gobernantes.
Urge, pues, reaccionar para mantener la paz. No es hora de averiguar quien es el culpable. Ni de aplicar la vieja ley de Talión. Una concepción más alta y noble del destino humano, impone vadear esos conceptos, para detener, generosamente, el crimen colectivo de la guerra. Cualquier agravio, cualquier derramamiento de sangre, es menor, infinitamente menor, al terrible desastre que provocaría un conflicto entre los dos pueblos.
Bolivia y Paraguay, para alcanzar el aprecio universal y para conquista un grado de efectivo progreso interno, deben mantener la paz. El honor nacional, antes que una carnicería humana, es un estado de conciencia colectiva. La verdadera prueba de jerarquía nacional se adquiere practicando la serenidad y no incurriendo, por exceso de sentimentalismo patriótico, en un mal mucho peor que el que se quiere remediar.
LA PAZ NO ES UN ESTADO NEGATIVO. Ds, al contrario, un estado activo, que se conquista mediante el equilibrio de las fuerzas sociales. La pas ofrece recursos para resolver los litigios. Aun éstos, en los que se han volcado todos los extremos belicosos.
Sólo una locura generalizada, o una ceguera increíble, puede arrastrar a la lucha a dos nobles pueblos hermanos, que han pasado por el doloroso calvario de otras guerras infaustas, y que poseen vastos y riquísimos territorios. a disputar qué? Regiones insalubres, inhabitadas, sin más riqueza que el petróleo, que, en última instancia, no va a pertenecer o dar poderío al pueblo boliviano ni al pueblo paraguayo, sino a los capitalistas norteamericanos, que desde las sombras especulan el conflicto. ACA LLEGAMOS UN PUNTO ESENCIAL. La coexistencia de los pueblos hermanos crea deberes sagrados. Ante el avance imperialista, que ya hincó su garra en el norte lanioamericano, sólo la unión nos puede salvar. Cómo calificar, entonces, la actitud de quienes abren, con sus disputas, el camino al capitalismo invasor. Acaso no es perceptible que los banqueros de Wall Street venderán su ferretería bélica, colocarán empréstitos en condiciones onerosas, se apoderarán de todas las riquezas naturales, presentes y futuras, a cambio del apoyo que prestarán para que Paraguay y Bolivia se destrocen mutuamente y sean fáciles víctimas después. No, hermanos de Bolivia y del Paraguay. Detengan las armas fratricidas, piensen un instante en el porvenir de América y en la responsabilidad ante las propias patrias y bajen los brazos armados, aceptando la mediación pacífica de un árbitro latinoamericano.
Desconfiad de los gobiernos, vinculados generalmente a los intereses minoritarios y procedan ustedes por cuenta propia, como vivas expresiones de la conciencia popular. Latinoamericanos: conquistad vuestra paz!
Buenos Aires, 10 de diciembre de 1928.
ALFREDO PALACIOS, presidente; CARLOS SANCHEZ VIAMONTE, vicepresidente; MANUEL SEOANE, secretario general; Julio Barcos, Alfredo Bianchi, Oscar Herrera, Euclides Jaime, Jorge Lascano, Fernando Márquez Miranda, Isidro Odena, Florentino Sanguinetti, Gabriel del Mazo, Antonio Herrero, Adolfo Korn Villafañe, Saúl Bagú, Emilio Biagosch, Blanca Luz Brum, Enrique Cornejo Koster, Fernán Cisneros (h. César Miro Quesada, Diego May Zubiría, Horacio Trejo, Pedro Verde Tello y Guillermo Watson, delegados,