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2 RENOVACION RENOVACION EL IMPERIALISMO ESTADOUNIDENSE DE BLANCA LUZ BRUM.
UNA NUEVA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO VOCES DE LUCHA Recordando a Mariátegui De GABRIELA MISTRAL Resolución de la Federación de Estudiantes del Paraguay sobre la ley de concesión portuaria (Para RENOVACIÓN)
Lima, Wáshington izquierda, número 544. Se abre la puerta. Unos chiquilines que brincan como cabritos. Graciosos, lindos, sanos. Una mujer, serena y fuerte: Anita, la gran compañera del lider. allí él, con su frente altísima y sus ojos agudos, disparándolos siempre como saetas tras sus verdades o sus ironias. Libros, libros, revistas, Amautas. 11 Amautas. Ya no sabe uno otra COE que hablar de Amauta. Cuándo sale. Hay pruebas. Se las traigo. En qué le ayudo: el, risueño, bromista, nos charla. Europa siempre es nueva en sus conversaciones. es Alemania, o es Italia, o es Francia, o es Rusia. Ya nos habla de un hombre de allá, de un Trotsky, de un Barbusse, de un Rolland, de una idea, de un partido, de muchos. aquí una lección revolucionario. sino, es un café de Munichs la gravedad germana y la grandilocuencia de los chops. es un teatro ruso, y un barrio ruso; o es la literatura, la pintura, la danza, y todo el se exalto en el reouerdo y se ilumina. habla y habla. caen los amigos y se agranda la rueda, los amigos de la mañana, los de las. los de las 5, los de las y 30. Nuestro Eguren, por ejemplo, con su presencia de ángel de la guarda. nosotros que lo dejamos entonces, para correr hacia los talleres de Amauta, donde los compañeros linotipistas la componen cantando. Ah. la fraternidad de las horas pasadas alli!
Apunte de César Miró Quesada Amauta va a salir mañana!
Todos los puestos. todas las librerías y las esquinas van a ser invadidas. Los indígenas de Sabogal nos saludan desde las carátulas. Amauta. Amauta! Si dan ganas de irla voceando. Cómo la queremos, como la defendemos de la mediocridad y la envidia. de repente, el zarpazo inmundo de Leguía, la estupidez, la ignorancia, la cobardía, los tres representantes del gobierno peruano. Amauta es clausurada, Mariátegui encarcelado, y todos nosotros dispersos y expulsados.
Pero el hombre estaba intacto. Otra vez, serenamente, risueñamente, se nos aparece con la cholita respectiva. su número 10, y su mimero 11 y ya el 12 que debe estar calentándose en los talleres. nosotros, tan cerca como antes, o más que nunca cerca de al. Lo abrazamos desde Buenos Aires.
Share La hora actual es propicia para las transformaciones sociales. En ninguna época de la Historia las posibilidades en favor de la justicia han sido más vivas y palpitantes. El progreso moral extraordinariamente atrofiado y raquítico, en comparación con el progreso intelectual, gigantesco, que la humanidad posee, está haciendo un esfuerzo heroico para alcanzar el equilibrio indispensable a la vida en nuestro planeta. La humanidad adivina que si piensa gen almente para la creación de medios destructivos, cada día más potentes y obra como Cain empujada por el odio y la ambición: seguramente la muerte reinará sobre la Tierra. La humanidad, junto al abismo, siente ansias de vida y vivirá.
El enemigo más fuerte de la existencia de los pueblos es el imperialismo, enfermedad moral producida por el régimen capitalista. Una nación que llega a un alto grado de capitalismo se torna fatalmente imperialista. El imperialismo es el acumulamiento de producción en un país y de la riqueza concentrada en poder de unos cuantos millonarios industriales, quienes imponen hipócrita o brutalmente sus mercancías en mercados extranjeros, de los que a su vez toman las materias primas que necesitan, a precios insignificantes. El período final del régimen capitalista en descomposición, es el imperialismo. La finalidad de todo gobierno imperialista es el dominio del mundo. El imperialismo estadounidense es ahora el más potente y el más peligroso; su desarrollo beneficia a una sola clase integrada por grandes magnates, que son propietarios de bancos y de empresas de petróleo, de acero y de carbón. Nuestra historia, en síntesis, es la historia de la lucha del pueblo mexicano, defendiéndose contra diversos imperialismos. La medula del problema actual es la lucha entre el imperialismo estadounidense y el derecho a la vida del pueblo mexicano. No es enemigo nuestro el pueblo norteamericano: los trabajadores, los estudiantes, los profesionistas, los intelectuales de avanzadas ideas, quienes han protestado contra la política agresiva injustificada del presidente Coolidge; contra las declaraciones calum.
niosas del secretario de relaciones, Kellog. La historia de ese imperialismo revela los crímenes consumados para realizarlo: intrigas políticas, sobornos delictuosos, violación de las doctrinas proclamadas y de la palabra empeñada; burlas a los pueblos ingenuos; matanzas en masa de habitantes indefensos; saqueos bancos y aduanas; anexiones territoriales; pirateria organizada en nombre de la civilización. En esta conferencia no cabe toda la historia de ese imperialismo, pero sí algunas de sus fases más impresionantes: En 1585 comenzó la colonización inglesa en el nuevo mundo, estableciéndose en la costa del Atlántico. mediados del siglo XVIII los escasos colonos penetraron al interior atravesando las montañas de Alleghny. Primero fué la colonización del noroeste y después la del sureste. En 1801 el gobierno de los Estados Unidos com pró a Napoleón la Loussiana adquiriendo cerca de un millón de kilómetros cuadrados en 80 millones. En 1821 el mismo gobierno se apoderó de la Florida (cerca de doscientos mil kilómetros cuadrados) abandonada por los españoles.
El tercer período ocupó casi todo el siglo XIX; la oleada de hombres y capitales extendióse a través de las llanuras, más allá de las Montañas Rocallosas, hasta las costas del Pacífico; y al norte con la compra del territorio de Alaska en 1867 (cerca de un millón y medio de kilómetros cuadrados) por seis millones, precio que pidió Rusia por la entrega de esa región, que poseía minas de oro de riqueza incalculable. Se extendió también al sur por la guerra de rapiña en grande escala, como califica el historiador Bancroft el despojo hecho a México en 1847, anexándose el gobierno norteamericano cerca de dos millones y medio de kilómetros cuadrados que pertenecían a la República Mexicana. Así se fué ampliando el territorio estaunidense. El cuarto período de expansión en países independientes, comenzó a fines del siglo XIX; este es designado con el nombre de imperialismo económico. Desde esa época los gobiernos de los Estados Unidos (deslumbrando al pueblo con un bienestar financiero accidental, basado en la explotación de cientos de millones de esclavos hundidos en la más pavorosa miseria en Asia y América Latina, hajo la presión de banqueros y patronos norteamericanos) estimaron que eran suficientemente fuertes para iniciar la conquista económica del mundo. El año 1898 fué pródigo para el imperialismo floreciente. Las riquísimas islas Haway a la mitad del Pacífico entre las costas de Asia y América, cayeron en poder de los Estados Unidos por medio de una revolución hábilmente preparada por sus agentes, seguida de un tratado de anexión. La isla de Cuba, la azucarera del mundo. dejó de ser la estrella solitaria para formar parte de la Unión Americana con el carácter de protectorado virtual. El principio de la dominación fué la enmienda a la Constitución Política impuesta por el senador norteamericano Plat. La pintoresca isla de Puerto Rico fué adquirida al obtener la victoria en la guerra contra España. Las Islas Filipinas, con la anterior, formaron parte del botín obtenido por esa guerra a la que los Estados Unidos llamaban desinteresada y generosa. Las Filipinas fueron la base del dominio de los Estados Unidos en el Oriente. La isla de Guam, fué anexada en las mismas condiciones. En 1909 la isla de Samoa, cuya posición era de alta estrategia, fuó anexada a los Estados Unidos por el hábil tratado con Inglaterra y Alemania.
En 1903 la naciente República de Panamá, independiente de Colombia merced a una revolución consumada por agentes norteamericanos, pasó a incorporarse, con carácter de vigilancia general a la Unión Americana. En 1907 la República de Santo Domingo cayó bajo la zarpa estadounidense con el pretexto de inspección financiera, quedando definitivamente en su poder en 1916, bajo una administración militar norteamericana, para imponerie un tratado basado en el despojo. En 1915 la República de Haití quedo bajo la garra imperialista después de que los marinos norteamericanos, en nombre de la paz, asesinaron a tres mil habitantes inermes, entre ellos niños, mujeres y ancianos. El nombre de inspección financiera sancionó esa hecatombe. En 1913 Nicaragua fué encadenada, llamando a ese acto, protectorado virtual, los agentes del imperialismo. En 1916 se remacharon las cadenas de la desventurada república hermana con el título de concesión de derechos para el Canal de Nicaragua. Ese Canal, proyectado por el gobierno de los Estados Unidos, es paralelo al de Panamá y constituye una magnífica base naval para sus escuadras. El presidente Solórzano fué derrocado en 1926 por una revolución provocada por los imperialistas, quienes prestaron su apoyo al traidor Adolfo Díaz, usurpador de la presidencia de la República de Nicaragua, Eu 1917 el imperialismo adquirió las Islas Vírgenes, en treinta millones de dólares, compradas al gobierno de Dinamarca; esas islas son la llave del Mar Caribe convertido en lago estadounidense. Después de la guerra mundial, los Estados Unidos afirmaron su poderío financiero convirtiéndose en los acreedores del mundo. Europa está esclavizada por sus banqueros. Inglaterra ofreció cancelar las deudas de varios pueblos que se encontraban en la miseria, si el gobierno de los Estados Unidos cancelaba a la vez las deudas de Inglaterva. Los banqueros norteamericanos, indignados, rehusaron. Los prestamistas de Norteamérica no cuentan las vidas de sus soldados muertos en Europa; cuentan los dólares gastados en la intervención a favor de los países aliados y los enormes réditos se acumulan en Wallstreet. El imperialismo estadounidense afirma su dominio en el Oriente; primero se inició con la politica de puerta abierta y las esferas de influencia; después destruyó la Alianza Anglo Japonesa; actualmente, después de colocar empréstitog en magLa entrada de la mujer en el trabajo, este suceso contemporáneo tan grave, debió traer una nueva organización del trabajo en el mundo. Esto no ocurrió y se creó con ello un estado de verdadera barbarie sobre el que yo quiero decir algo.
Con lo cual empezaré a entregar mi punto de vista sobre el feminismo, para alivianarme de un peso.
La llamada civilización contemporánea, que pretende ser un trabajo de ordenación material e intelectual, una disciplina del mundo trastrocado, hasta esta hora no ha parado mientes en la cosa elemental, absolutamente primaria, que es organizar el trabajo según los sexos.
La mujer ha hecho su entrada en cada una de las faenas humanas. Según las feministas, se trata de un momento triun fal, de un desagravio, tardío, pero loable, a nuestras facultades, según ellas, paralelas a las del varón. No hay para mí tal entrada de vencedor romano, no hay tal éxito global.
La brutalidad de la fábrica se ha abierto para la mujer; la fealdad de algunos oficios, sencillamente viles, ha incorporado a sus sindicatos a la mujer; profesiones sin entraña espiritual, de puro agio feo, han cogido en su viscosa tembladera a la mujer. Antes de celebrar la apertura de las puertas, era preciso haber examina do qué puertas se abrían y antes de poner al pie en el universo nuevo había que haber mirado hacia el que se abandonaba, para mesurar con ojo lento y claro.
La mujer es la primer culpable: ella ha querido ser incorporada, no importa a qué, ser tomada en cuenta en toda oficina de trabajo donde el dueño era el hombre y que, en por ser dominio inédito para ella, le parecía un palacio de cuento. No puede negarse que su inclusión en cada uno de los oficios masculinos ha sido rápida. Es el vértigo con que se rueda por un despeñadero. Ya tenemos a la mujer médico (ialabado sea este ingreso. pero frente a esto tenemos a la mujer chauffeur. frente a la abogado de niños está la carrilana (obrera para limpiar vías. frente a la profesora de universidad, la obrera de explosivos y la infeliz vendedora ambulante de periódicos o la conductora de tranvías. Es decir, hemos en trado, a la vez, a las profesiones ilustres y a los oficios más infames o desventurados.
Es todo un síntoma de estos tiempos el que en el último Congreso Internacional Feminista, efectuado en París, haya salido de boca de mujer (y de una ilustre mujer representativa) la proposición que dió la prensa francesa de que debian abolirse una a una las leyes que, concediendo algunos privilegios a la mujer en el trabajo, le crean una situación de di.
ferencia respecto al hombre. Esta proposición, de un absurdo que supera a to do adjetivo, comprende la supresión de la llamada ley de la silla. la supresión de la licencia concedida a la obrera un mes antes y otro después del alumbramiento, etc. La proponente estimaba que, si la mujer esquiva cualquier carga masculina, disminuye a la vez su derecho al voto y a otras preeminencias legales del hombre. Sus partidarias hablaron de justicia matemática. de lógica pu.
ra y de otras zarandajas.
Debates como éste sirven, dentro de su grotesco. para deslindar campos, para perfilar ideologías y trazar netamente la doble teoría de las vírgenes locas y las vírgenes prudentes de estas asombrosas asambleas. Hay un lote de ultraamazonas y de walkirias temerarias que piden con un arrojo, que a mi me da más piedad que irritación, servicio militar obligatirio, supresión de género en el lenguaje. hay unas derechas femeninas, que siguen creyendo que la nueva legislación debe estar presidida por el imperativo que da la fisiología y que puede traducirse más o menos así: la mujer será igual al hombre cuando no tenga seno para amamantar y no se haga en su cuerpo la captación de la vida, es decir, algún día en otro planeta de esos que expioran los teósofos en su astral.
Yo no creo hasta hoy en la sonada igualdad mental de los sexos; suelo sentirme por debajo de estas derechas feministas, por lo cual vacilo mucho en contestar con un afirmativo cuando se me hace por la milésima vez la pregunta de orden. Es usted feminista. Casi me parece más honrado contestar un no escueto; me falta tiempo para entregar una larga declaración de principios.
Con todo, es conveniente ir haciendo una especie de programa derechista para el feminismo. Yo pondría como centro del programa este artículo: Pedimos uma organización del trabajo humano que divida las faenas en tres grupos. Grupo A: Profesiones u oficios reservados absolutamente a los hombres por la mayor fuerza material que exigen o por la creación superior que piden y que la mujer no alcanza. Grupo B: Profesiones y oficios reservedos enteramente a lam ujer, por su facilidad física o por su relación directa con el niño, Grupo C: Profesiones y ofi.
cios que pueden ser servidos indiferentemente por hombres o mujeres.
La primera rama sostiene frutos de contraste: el oficio brutal a la vez que una especie de faena que podría llamarse de dirección del mundo. Aquí quedarían desde el obrero del carbón hasta el Aristóteles, consejero filosófico y político de los pueblos.
La segunda estaría encaminada a barrer al hombre de las actividades livianas en las cuales se afemina, pierde su dignidad de varón y aparece como un verdadero intruso.
La última rama englobaría varias actividades que es imposible definir como masculinas femeninas, porque demandan una energia mediana; éstas no en trañan para la mujer el peligro de agotarse ni para el hombre el de vivir de un oficio grotesco.
Yo no deseo a la mujer como presidenta de corte de justicia, aunque me pare.
ce que está muy bien en un tribunal de niños. El problema de la justicia superior es el más complejo de aquí abajo; pide una madurez absoluta de la conciencia, una visión panorámica de la pasión humana, que la mujer casi nunca tiene. Yo diría que jamás tiene. Tampoco la deseo reina a pesar de las Isabelas, porque casi siempre el gobierno de la reina es el de los ministros geniales. siento una verdadera náusea por esos ensayos monstruosos de servicio militar que se hacen en Rusia y que no sé quién busca llevar a la Italia fascista. pesar de Juana de Arco, sí, a pesar: la pobrecita payesa de Francia marca con su actuación una hora en que el hombre ha debido estar envilecido no sé hasta que límite. La peor cosa que puede ocurrirle a una mujer en este mundo es representar con su maravilla la corrupción del hombre, su guía natural, su defensor, su natural héroe.
Es apelar a alegatos desesperados o fraudulentos dar el nombre de Madame Curie para pedir en seguida una presidencia de Estado. También es ingenuidad pedir papisas porque existió Santa Teresa, que hubiera contestado con una broma llena de donaire si le hubieran señalado siquiera un cardenalato.
níficas condiciones para sus intereses, introduce sus bancos y ferrocarriles, adquiere minas y haciendas, golpea y asesina impunemente a los trabajadores eninos, quienes tiran como bestias, por falta de caballos, de los carros en que van sus señores. La expansión económica no se detiene. Extiéndese al norte de los Estados Unidos. Los gobiernos de Inglaterra fruncen el ceño, pero el capital norteamericano invade el Canadá arrojando al capital inglés de sus propios dominios. Políticamente, el Canada pertenece a Inglaterra; financieramente, es un nuevo Estado de la Unión Americana. La expansión continúa al sur del Canal de Panamá; Venezuela está gobernada por un fratricida sanguinario cuya inmoralidad escandaliza al mundo: Juan Vicente Gómez; el gobierno de los Estados Unidos lo apoya porque aquél entrega todas las riquezas de Venezuela, particularmente el petróleo, a los imperialistas estadounidenses; el pueblo inerme sufre en la impotencia. El empréstito de veintiséis millones de dóla.
res al gobierno de Bolivia en 1922 hipoteca el banco, las aduanas y todas las rentas de esa república, a banqueros norteamericanos apoyados por su gobierno.
El Perú entrega sus riquezas a capitalistas estadounidenses. Ei Ecuador sufre las garras imperialistas, su principal ferrocarril entre el Puerto de Guayaquil y la Capital Quito, está controlada por el capitalismo norteamericano; los empleados y obreros ecuatorianos ganan la mitad de los sueldos que perciben los norteamericanos por iguales horas e iguales labores de trabajo. La empresa Kam merer recorre esos países para imponer empréstitos que hipotecan su independencia. Colombia está en condiciones semejantes. Las pretensiones de los Estados Unidos a las islas Galápagos en el Pacífico y a las Guayanas en el Atlántico, para tener estaciones navales a la entrada del mercado del sur, son ya conocidas en todo el mundo. En la República de Chile, el capital norteamaricano desaloja al inglés, lenta, pero seguramente. Brasil y Argentina comienzan a sentir los zarpazos del buitre imperialista y la doctrina Monroe bárbaramente interpretada se realiza; desde Alaska hasta la Patagonia, la influencia del imperialismo norteamericano es amenazador e indiscutible. Primero se obtienen concesiones para construir ferrocarriles, adquirir minas y pozos petrolíferos; después se pactan empréstitos tentadores en apariencia, pero despojadores, en realidad; las deudas, capitales y réditos se acumulan y entonces el imperialismo las cobra cuando no son pagadas a tiempo, utilizando fuerzas navales y militares. La soberanía de los países queda ultrajada y mutilada. Los malvados y los ilusos, al ver las vías férreas y la riqueza de algunos cómplices del imperialismo, gritan: es el progreso que avanza. Su ceguera espiritual les impide ver las cadenas que se forjan, la esclavitud y la miseria para las masas, los desgarramientos a las banderas de los pueblos libres. El daño material causado por el imperialismo, es enorme; el espiritual, es mayor. El imperialismo soborna; es el padre de la traición; engendra monstruos como Adolfo Díaz, Juan Vicente Gómez y Leguía, quienes pregonan su gratitud a los asesinos de sus patrias. Todos los imperialismos son delincuentes, pero el estadounidense es el más peligroso porque es el más hipócrita, finge amistad para estrangular, extiende los brazos fraternalmente para herir a los pueblos débiles por la espalda; profana la memoria de Washington y glorifica la de Sylock; silba como una vibora en los subterráneos de Wallstreet repletos de oro, mientras la humanidad ago niza de hambre. Transforma la estatuta de la libertad, obsequiada a los Estados Unidos por la Francia revolucionaria, en el gigantesco anuncio de sus traficantes dominando la inmensa bahía de Nueva York, México, 1927.
cilla del parque zoológico, a que se echase por sobre la valla. Nuestro tiempo puede ofrecerle, en torno de la exigua camara primera, diez o doce, o quince levantadas en un torno. Convidarle a caer sobre las tiendas del trabajo masculino es una necedad o una malicia.
Una necedad: ella rara vez cumplirá en ese terreno extraño trabajo equivalente al del dueño natural. Malicia: en la generosidad súbita con que el hombre ha aceptado la colaboración de la mujer, hay una parte de cálculo: la antigua compañera cuya mesa él costea, se le ha convertido voluntariamente en jornalero que aporta la mitad del presupuesto doméstico.
Mientras el oficio femenino está regido como por una columna tutelar por el niño, mientras se mantiene vuelto hacia él, mientras se desarrolla a su sombra sana, ese oficio aparece con la dignidad llena de hermosura que tiene cada cosa desarro llada en su zona. Mirarlo cumplirse no inquieta, ni repugna, ni irrita.
Se vería con una complacencia profunda un consejo vigilador de la primera enseñanza compuesto totalmente de mujeres y otro igual vigilador de las fábricas femeninas. Pero sube una ola de sangre a la cara cuando se ve a la chauffeur que yo conocí en país que no quiero nombrar, hacer la espera de su cliente hasta la madrugada con una temperatura bajo cero; y repugna la Brunhilda con uniforme de altas botas y pantalones sudosos después de una marcha forzada, que están ensayando en la nueva Rusia e irrita como una barbarie tártara ese grupo de limpiadoras de vía férrea de que cuenta un periódico de mi provincia, dobladas como animales enel sol de castigo de la serranía de Illapel.
El ministro socialista belga Anseele denunció con palabra sacudida de cólera la forma salvaje en que trabajaban algunas mujeres en la industria de tintorería. Desnudas, porque la temperatura del taller así lo exigía, y mezcladas con los compa ñeros, se movían dentro de la espesura del vapor, encanallándose por aquello que ha sido llamado tantas veces el trabajo santo, voluntad de Dios. Todas estas monstruosidades vienen de que no se ha organizado la forma humana bajo el concepto de la diferencia de los sexos.
Una ingeniosa señora española me decía una vez hablando sobre feminismo. Este abandono parcial o absoluto de los hijos y los enfermos, pedía la creación de un tercer sexo que recogiese lo que el segundo empieza a rechazar. Faltaría el ángel añadi yo que recibiera el despojo precioso de los niños. Como el ángel sigue arriba, no queda sino hacer un pacto con los rebeldes, creándoles lucro dentro de su reinado legítimo y dándoles a la vez que salario ocasión de piedad.
Ya sé que no todas las emancipadas son rebeldes y que un tercio de ellas está formado por verdaderas forzadas del trabajo. Hay la viuda, y hay especialmente la esposa de truhán que abandonó los hijos, viuda artificial, más dolorosa que la otra.
Yo hablo principalmente por éstas a las cuales he escuchado muchas veecs un ruego que punza el corazón: Querríamoc trabajar, o dentro de la casa o con materiales que no choquen a nuestra costumbre doméstica.
Existe alguna cosa sobrenatural en la faena que se hace por nosotras dentro del círculo blanco del niño. Lo digo yo con la experiencia viva en mis sesos y en mis manos. Cuando he escrito una ronda infantil, mi día ha sido verdaderamente bañado de Gracia, mi respiración como más rítmica, y mi cara ha recuperado la risa perdida en trabajos desgraciados. Tal vez el esfuerzo fuese el mismo que se puso en escribir una composición de otro tema, pero algo que insisto en llamar sobrenatural lavaba mis sentidos y refrescaba mi carne vieja.
Copiando un cuento mío para niños, una mecanógrafa me decía cosa parecida. Usted no sabe con qué pulso tan distinto se escribe esto, después de haber copiado 30 planillas comerciales cuyas columnas de cifras me echaban encima como un pe.
so muerto de arena. El sitio suyo, el usurpado por el intruso, estaba en la editorial de obras infantiles, copiando fábulas.
No se verifica en vano el delito de lleConsiderando: 19 Que el imperialismo económico es un fenómeno de existencia indudable y reconocido en la realidad de sus efectos por los mismos teorizadores de la polítiea económica conservadora, si bien distintamente juzgado en lo que respecta a la legitimidad de su acción y de sus resultados; 20 Que el imperialismo financiero de los sindicatos capitalistas de los Estados Unidos de América es el más poderoso de los tiempos presentes, y ha elegido por principal campo de explotación a los países de la América Latina, llegando, por virtud de un sistema de infiltración paulatina y metódica a adueſarse de sus principales fuentes de riqueza y a adjudicarse, por esta vía, un cierto grado de predominio político en las naciones afectadas, comprometiendo en forma notoria el libre funcionamiento de los resortes de su soberanía interna y hasta de su autonomía exterior, como lo demuestra el caso del reciente atropello militar a Nicaragua; 39 Que el peligro de su expansión ereciente e ncontenible, ha engendrado en todo el continente un vigoroso movimiento de reacción contra el imperialismo norteamericano, a cuya cabeza se ha colocado la Nueva Generación latinoamericana, especialmente la juventud universitaria, y del cual participan notables economistas y estadistas de filiación conservadora, como lo prueban los recientes debates del parlamento argentino sobre la cuestión de la nacionalización de los yacimientos petrolíferos; 49 Que habiendo el Paraguay permanecido, hasta hoy, libre de la acción del imperialismo yanqui, cualquier intento de favorecer deliberadamente su desarrollo, mediante concesiones fiscales u otra suerte de franquicias, por menos importancia y mayores ventajas que ofrecieren, implicaría un verdadero atentado contra la soberanía popular y la independencia de la nación; La Federación de Estudiantes del Paraguay, acuerda: 19 Hacer pública su reprobación a la actitud del Congreso Nacional con referencia a la sanción de la ley de concesión portuaria, que, además de violar el espíritu de la ley fundamental, abre la puerta a la acción imperialista del capital norteamericano, otorgándole cl dederecho de explotar el único puerto de la República por el lapso de una década, con la expresa probabilidad de obtener una prórroga indefinida, luego de vencido el plazo; 29 Apoyar la iniciativa de la Sociedad de Resistencia Oficiales Albañiles y Anexos tendientes a convocar un congreso de obreros y estudiantes con el objeto de organizar la resistencia contra dicha ley; 39 Transmitir un voto de reconoci miento a los periódicos locales Rebelación. 4La Democracia y La Nación por su defensa de los derechos del pueblo paraguayo y dirigir un llamado a la prensa nacional, invitándola a seguir el ejemplo de aquéllos.
La nueva organización del trabajo de que ho hablado tendría por base el concepto de que la mujer debe buscar oficio dentro del encargo que trajo al mundo.
Ahora diré qué cosa es para mí este encargo, que está escrito en todo su cuerpo.
La mujer no tiene colocación naturaly cuando digo natural digo estética sino cerca del niño o de la criatura sufriente, que también es infancia, por desvalimiento. Sus profesiones naturales son las de maestra, médico o enfermera, directora de beneficencia, defensora de menores, creadora en la literatura de la fábula infantil, artesana de juguetes, etc.
El mundo rico que forman la medicina, las artes y las artesanías que sirven al niño, basta perfectamente para que hallen en el plaza para todas las mujeres, sólo que de este reino suyo no debe ser desterrada por el hombre ni sufrir den tro de él competencia suya.
No necesita, pues, dar el salto hacia los oficios masculinos, por la pura bizarría del salto ni por el placer insensato de la justa con el hombre.
Cuando se señaló a la mujer como única sede el hogar, tal vez se la provocó con la mezquindad del espacio, como a la arvar un cuerpo tejido estría a estría para la misericordia o la maternidad hasta las hediondas usinas o hasta el puesto de vigilancia del gendarme. El Ordenador invisible existe, el Legislador de la economía humana, que se quedó escondido, pero que grabó su ley en la línea del pecho de la mujer, en su ojo húmedo, en su mano delgada Hay que volver, es urgente el regreso a lo nuestro, la segunda entrada de la mujer en el pabellón del niño, ya sea éste el retorno de la arrepentiua (desde Ellen Key las se rectifican son muchas) o la vuelta de la que fué arrancada a su pesar y tuvo siempre nostalgia de lo suyo.
Que nos entreguen lo nuestro: en la industria del calzado, haremos el zapato del niño; en la carpintería, el juguete del niño; en el periódico escribiremos su sección y en los años de práctica de la escuela de medicina, iremos a la gota de leche, en vez de enderezarnos hacia la sala de sifilíticos de cierto hospital que tampoco quiero nombrar, adonde por alarde de cinismo se conducia a un grupo de alumnas para el lavado de los enfermos. este regreso empieza a ser urgente.
más alto que vosotros; a la obra de vuestros destinos que debe ser cimentada con vuestro sudor y vuestra sangre. No es para las fiestas de la victoria a las que estáis invitados. Es a las fuertes pruebas de la batalla de hoy. Pero esta áspera batalla debe ser para vosotros una fiesta. Porque ésta es una batalla sin odio, por el bien y el amor de la humanidad!
ROMAIN ROLLAND AVISO DE LA DIRECCION La dirección de RENOVACION comunica a sus lectores que, desde la fecha, mediante un arreglo con la casa editora, Samet, queda regularizada la publicación de este Boletín, que aparecerá mensualmente, sir atrasos.
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