AnarchismBourgeoisie

NUESTRA TRIBUNA Entradas.
69. 55 80. Strock, Bernasconi. 50 ejem. Agustín Pereira, Antofagasta. Chile. 600 ejem. Traviño, de Chile 450 ejem.
96. Suma Salidas 101. 85 111.
16. 87. Salidas Impresión de este número Correspondencia, certificados y franqueo de expedición Acarreo del periódico de la imprenta Por alquiler de un trimestre de casilla postal. Por encuadernación de una colección de Nuestra Tribuna.
Rafaela, Albornoz. Cuarto, Colaberardino.
Por intermedio de Pampa Libre. San Pedro, Tirelli. 20 Metileo, Vicenta Mercado, por paq.
Quemú, varios compañeros.
Por intermedio de La Palestra. Tandil, López.
Tandil, Dos compañeros Tres Arroyos, Natalia Giñan, por paq. 15 Déficit de.
Para varios La Antorcha.
Pérez Millán, Carnazola Pampa Libre. Tandil, Antonio Blanco Brazo y Cerebro.
Tandil, Antonio Blanco La Tierra. Salto Oriental)
Tandil, Antonio Blanco 20 111. Total de salidas.
RESUMEN 20 Total de entradas 69. 55 Del número anterior.
32. 30 20 HACIA LA DICHA Por la nómina precedente de paqueteros deudores se darán cuenta los lectores como se da vida a la prensa de ideas. La suma total de paqueteros deudores que hoy publicamos para significar a los mismos que es muy otra la conducta que deben observar con la pren sa revolucionaria y no la de medrar a su costa hasta que ésta desaparezca, asciende a la suma de pesos 516. 20; y téngase en cuenta que nos abstenemos de publicar los paqueteros deudores de a 30 ejemplares.
Si algún compañero paquetero deudor que aparece en esta nómina no ha cumplido con su obligación por negligencía más que por otra causa y tuviere por tanto deseos de saldar su cuenta, puede hacerlo a la brevedad posible que ese dinero servirá para costear el folleto que ya está en prensa, del compañero José Sedeise, titulado: Por la elevación de la mujer. Del dinero que se reciba se acusará recibo en las columnas del periódico Ideas. de La Plata.
GRUPO IDEAS Formamos este grupo un pequeño número de compañeros estudiosos y fervorosos entusiastas del ideal anarquista.
Deseamos estar en cordial relación con todos los compañeros, grupos y organizaciones que luchen y propaguen el ideal libertario.
Estimaremos se nos envíe nuestra prensa para mejor difusión de nuestras ideas.
Confiamos con entusiasmo recibir todas las publicaciones editadas en español.
Diríjase la correspondencia Manuel Alonso, 31 Humphrey St. Engle, wood, Con afectuosos saludos a todos, vues.
tros por la Anarquía.
El Grupo Ideal. Se ruega la reproducción. a Inci en CAMARADAS Por la presente hacemos saber a todos los que hayan tenido relaciones con el Grupo Anarquista Obreros Libres. de Los Angeles, California, que dicho grupo ha quedado disuelto desde el día 19 de Mayo. Por tanto, deben suspender toda correspondencia, así como envío de paquetes. la prensa obrera se suplica la publicación de esta nota para mejor conocimiento de todos.
Grupo Obreros Libres.
Los Angeles, Cal. Mayo 1925.
La mujer, la sociedad, el niño La sociedad burguesa ha colocado a la mujer, en todos los órdenes de la vida social, en una posición tan poco digna por el lugar que ocupa en la escala zoológica, que muchas veces cabría preguntarse, si ésta pertenece o no a la especie humana, pues es tanta la ignominia y la maldad que sobre ella se ejerce, que da vergüenza e irrita ser testigo de tanta vileza y salvajismo.
Toda manifestación libre y expontánea de la naturaleza humana que no esté sujeta a los sagrados cánones, a los santos preceptos de la moral que rigen la ordenación metódica de las leyes codificadas para su aplicación a todas las manifestaciones de la vida social, en fin, todo aquello que llega a desligarse un ápice de la extricta línea de conducta que rige todo el desenvolvimiento de la vida actual, bajo la monstruosa forma social en que por fuerza vivimos, no esté en concordancia con la moral y se alejan de las sabias normas establecidas, quedan al margen de la estimación. y cae sobre el pecador o pecadora. el veredicto de una sociedad que haciéndose llamar culta y civilizada. no le va en zaga a la antigua, corrupta y degradada sociedad romana.
Cuando por una necesidad, que es na ural, lógica y común entre todas las especies que viven en la naturaleza, se llega al realizar el acto fisiológico que trae como consecuencia la reproducción del ser y que es a la vez, una satisfacción material de goce para los que lo ejecutan, siente la sociedad el deseo de recriminarlo y rechazarlo si éste no lleva el sello de la legalidad, es decir, si no están casados. en estas circunstancias, es a la mujer a quien más se le reprocha y culpa por haber cometido un acto que está al margen de la puerca moral burguesa y sufre ésta las consecuencias de su falta con más barbarismo, cuando el delito no ha quedado solamente en la realización del acto en sí, sino que ha llegado hasta producir el nacimiento de un nuevo ser, producto de esa concepción. Cuando esto sucede, la satisfacción de ese natural deseo llega a producir en la mujer el martirio más horrible, por el gravísimo crimen de haber dado vida a un nuevo ser que debiera ser acogido con amorosa ternura y alegría. Pero no sucede así desgraciadamente. cuanto dolor para la tierna madrecita!
Pero veamos. qué diferencia existe entre el hijo legal y el natural. para que este último sea rechazado por la sociedad. La única diferencia en verdad, es el prejuicio estúpido que se tiene sobre estos casos y que es necesario desarraigar de la mentalidad mediocre de aquellos que así lo creen.
La sociedad humilla y desprecia a la mujer; rechaza y arroja de sí al niño; es justo y humano este proceder? No. Es ilógico, criminal. sin embargo, vemos a la gente culta y a los que no lo son, que dan su aprobación a estos crímenes sociales. dónde arroja la sociedad y la estulticia popular a esas infelices que han cometido el doble y espantoso delito de vivir y de dar vida? La respuesta a esta pregunta encierra toda la maldad del crímen tácitamente aceptado por todos.
He aquí la vía crucis de estas víctimas inmoladas en haras de una falsa y bastarda interpretación de la moral.
Abandonada y despreciada por todos, la mujer se ve en la dura obligación de subvenir a sus necesidades y mantener a su retoño. cómo! Si la tiranía económica constituye para la mujer su más cruel enemiga, se la conduce entonces a la prostitución, a la venta de su cuerpo, o de lo contrario, al abandono, a la muerte del niño, lo que no evitaría tampoco.
que ésta se vea arrojada al fango, degradando su espíritu, aniquilando su cuerpo. Luego, si depositara al niño en una de esas casas que por sarcasmo dieron en llamar de Maternidad. cuál sería la suerte del niño, si éste llegara a vivir!
Sencillamente: éste sería un instrumento útil a la Iglesia, un explotado más arrojado al carro de la esclavitud secular del Estado, que lo convertiría en defensor de esa misma sociedad que lo arrojó de sí, por considerarlo indigno de pertenecer a ella.
Más, si la mujer, con su preciosa y querida carga, pudiera honradamente. según el término burgués, hacer frente a todas las necesidades de la existencia, siempre tendría que marchar con el duro estigma que la sociedad, implacablemente le marcó. deshonrada, inmoral. Cuánto dolor, cuánta miseria y vejación tienen que soportar esos seres iguales, tan idénticos como los otros, los legales, los decentes. Oh sociedad maldita. Ya caerá sobre tí el veredicto de todas las madres y de todos los niños privados del goce de la vi.
da por tu estúpida moral y por tu egoismo criminal. tú, pueblo trabajador, deshecha de una vez esos prejui.
cios que te atan y te encadenan a formas sociales que nos consumen lentamente sin que un gesto de humanidad asome en ellas.
No llenemos de escarnio y de vergüenza a esas víctimas del amor; no rechazemos ni odiemos a esos hijos del amor, porque unas y otros tienen el derecho de todos a la vida y así habremos interpretado con justicia esos expontáneos y naturales actos que ensalzan al amor y dignifican y elevan el sentido de la vida libre, sin prejuicios que la aten ni normas rutinarias de moral que la denigran y degradan.
Jasé Scalisse.
Una escena de este dramita social en un acto original de la compañera Maria Hermida Alberto, Ernesto, luego Acracia ALBERTO. Decíme, hermano. Por qué lo contrariás así a tu padre. ERNESTO. Porque sus indirectas me producen cosquilleos en la lengua. Yo que necesito mucho para cansarme, ya lo estoy con él y próximo a decir cosas que no quisiera decirlas.
ALBERTO. Qué querés, hermano. Los padres, por más conscientes que fueren, siempre creen que los hijos deben ser sumisos y obedientes. Confunden respeto con sumisión. Casi estaría por afirmar que hasta nosotros seremos lo mismo el día que seamos padres. Es una he.
rencia maldita del autoritarismo que llevamos metido bien adentro de nuestras entrañas de machos desde muchas generaciones precedentes!
ERNESTO. Ni más ni menos que los burgueses que quieren que el pueblo sea ignorante y humilde para explotarlo mejor.
ALBERTO Tienes razón, hermano. Pausa. ACRACIA. Entrando por lateral derecha. Por qué no desensilla su caballo, Alberto Supongo que hoy no se irá. El sol ya está acariciando el ocaso.
ALBERTO. Dígame, Acracia. Va. desea que me quede. ACRACIA. lo duda vd. Alberto. Bien sabe que deseo que se quede siempre aquí.
ALBERTO. Pues entonces accederé a su gentil deseo y me quedaré, Acracia.
ERNESTO. Voy a desensillár tu parejero, así no molesto. Levantándose. ALBERTO. Si no sos molestia, hermano.
ERNESTO. No seré molestia, pero más quisieran Vdes, conversar solitos, muy solitos, y decirse cosas muy dulces al oído. Ya saben que estoy en el secreto.
ACRACIA. Quién te lo dijo, Ernesto?
ERNESTO. Pero, hermanita! Si estas cosas no se dicen ni se adivinan. Se ven sencillamente brillar en los ojos como una llama de amor. Como un plenilunio una noche silenciosa y poéticamente estrellada. Crees vos que cuando dos seres se aman, ese amor, por más que lo oculten puede pasar inadvertido para los demás?
ACRACIA. Pues yo creo que los demás lo ignoran.
ERNESTO. Me parece que no.
ALBERTO. Doña Laura lo sabe, y sabiéndolo ella, no tardará en saberlo don Claudio, pues como son hermanos, todo se lo trasmite. El domingo pasado me largaba indirectas, dándome a entender que nuestro secreto no es tal.
ERNESTO. Pues papá no lo sabe, porque si lo supiera no estaría contigo tan amable, hermano. ALBERTO. Qué me decís, Ernesto?
ERNESTO. Lo que has oído. Que el viejo hoy te demuestra amistad porque cree que venís a discutir con él sobre los temas sociales. Pero en cuanto sepa que venis por Acracia, adiós amistad. Te odiará.
ACRACIA. Puede ser que tú exageres, Ernesto.
Pues papá lo aprecia a Alberto. sin que le dé motivo, por qué lo va a odiar?
ALBERTO. Eso mismo opino yo.
ERNESTO. Pues yo no opino así y acuerdensé de lo que les digo. Sólo he querido advertirles. ahora, antes de irme a desensillar tu caballo, quisiera dejarles todas mis fantásticas ilusiones para que los uniera a ambos, como una verde alfombra a los campos, y un poema de amor y de esperanza, sería el nacimiento de una gentil criaturita. Vamos, hagan coro, tortolitos. Los ayunta y hace mutis por foro. Alberto y Acracia ALBERTO. Sentado próximo a Acracia. Por qué estás tan triste, Acracia mía?
ACRACIA Pienso en lo que dijo Ernesto y me entristece la idea de lo que pueda suceder.
ALBERTO. Eso creo yo también. Tengo el presentimiento que lo que dice tu hermano será cierto. pienso. Vacila. ACRACIA. Qué piensas, Alberto!
ALBERTO. Que una barrera infranqueable se interpondrá entre nosotros. Que pasará algo fatal. Que alguna nube inmensa empañará nuestra felicidad. Oh, qué presentimiento tengo. ACRACIA. Oh, Alberto, no me asustes! Dime. qué, presientes?
ALBERTO. Que tu padre jamás consentirá que te unas conmigo. Que le parecerá tal vez un rebajamiento ver a su hija unida con un peón de estancia.
ACRACIA. Infundiéndole walor. Escuchame, mi Alberto, no seas pesimista. Lo toma una mano. Aunque se opusieran todos no torcerán mi voluntad. Yo te quiero. seré tuya, tuya. ADMINISTRATIVAS Entradas Pesos Cerro Sotuyo, Rodríguez, por paq. 50 Pérez Millán, Carnazola, por folletos y suscrip. 30 La Luisa, Martínez, por suscrip. La Luisa, Marcelino donación Pergamino, Vásquez, por suscrip.
Arrecifes, Rey, donación Arrecifes, Taborda, por suscrip.
Tres Arroyos, María Alberola, por paq, 50 del Plata, Matarazzo, por paq. 40 Gallini, Vera, por suscrip. 20 Alsina, Rodríguez, por paq. 50 Quequén, Mansilla, por folleto Rivadavia, García, por paq.
Por intermedio de Brazo y Cerebro. Recibimos.
que no especifican quienes son los remitentes.
Por intermedio de Ideas. Villa Canás, Canovi, por paq. 40 45 10.