Invasion

IZQUIERDA 34 IZQUIERDA 35 En el primer capítulo, Sara de Etcheyerts, en un estilo que da vida a las piedras, nos presenta al animador. Entró al Salón del Retiro, lo miro, lo poseyó en su mirada extensa de animador, lo estrujá con su paso plural. sic. El animador se llama Mariano Goyena. Es algo así como un compadrón aficio nado al arte; pero la autora ha querido presentarlo como un maestro de arte, dominador, absoluto.
Como la psicologia de esta novelista es nula, cuando a Goyena lo quiere hacer dominador lo hace compadrito. Sus frases son de este corte. Desde cuando necesito que me indiquen. Quién me raya los talones. etc.
No falta sino que diga. que hacé, que hacé! para que pueda ser admitido en el comité de los jóvenes intelectuales irigoyenistas.
En fin, hasta treinta páginas la autora nos da la lata sobre pintura, catálogo en mano, con observaciones que son como para descascararse de risa.
Pero no nos riamos tanto. El segundo capítulo está dedicado al amor. Aquí es donde la prologuista debe haberse entusiasmado, si conoce el libro. De entrada nos nallamos con una mujer que muerde el brazo de un silión. sic. Llega el animaodor. Atención. qué viene esto? Mi pasión no admite sentimentalismos mórbidos. etc. Ahijuna!
En seguida, otro conato de crítica de arte. Ramón Zubiaurre es esta vez el descíchado. Colorido frío, etc. etc. En seguida, con paso plural el animador va a dirigir el ensayo de Agamenón en la Casa de la llama. no sin antes entrar a un café para tener oportunidad de citar al eximio Feliberto.
Después del ensayo de Agamenón viene el estreno, ATTENTI. En el hemiciclo de butacas de cuero azul, la falanje de los elegidos, con Marcelo de Alvear, el señor magnifico, que no falta nunca a las citas de honor del arte, en primer término, su elegida, Regina Pacini, de una afinadísima sensibili dad artistitica, etc. etc.
También se hallaban presentes: Leopoldo Lugones, Rojas, Storni, Larreta, Me án Lafinur, Camila Quiroga, Agustín Riganelli. una línea desvariada dei Greco y un aspa de viento en la punta. sic. En fin, estaban todos, hasta Gino Marinuzzi y Lola Membrives. aquí, la verdad, no he podido seguir adelante la lectura. Yo he leído de todo Tenía la convicción de que ya no me asombraría nada. Conocí la historia del carbonero que le pinchaba las plantas de los pies a su esposa con un tenedor; conocí la novela del hombre que descubrió que su mujer le era infiel con un milanés, porque invariablemente le servia milanesas en las comidas; conocí aquellos versos que tenian como estribillo: Os veneramos y os reverenciamos. lei La pata de la mala musa. pero la verdad, confieso, nunca me había encontrado con una cosa tan estupida como esta. Lamento tener que llegar a este extremo de descortesia con una mujer. Lamento tener que perder la amistad de la persona que colocó en mis manos este libro exótico y moderno, de una escritora de vanguardia. Pero no puedo callar esta barbaridad.
He cavilado largo rato. He vuelto a pensar en el filósofo de La Acrópolis. en el otro de Lo dose probrema de la groria. en esta mujer de El animador de la llama. me he preguntado. Por qué Sara de Etcheverts ha tenido que verse impulsada al sacrificio de escribir doscientas carillas; por qué ha tenido que envolver en el ridículo a la buena de Alfonsina Storni; por qué ha tenido que malgastar su primero en una edición y no se ha puesto, tranquila, humilde y resignadamente a freir enos pasteles?
PROBLEMAS DE CULTURA, por Carulla En un breve volumen, de ciento treinta páginas el autor reune algunas publicaclones suyas aparecidas en el último decenio, dividido en dos partes: la primera, temas de cultura. y la segunda ensayos y artículos varios.
La parte fundamental de este libro está en la primera. Encierra una estusiasta aspiración: la de alentar todos los grados de la enseñanza por un acentuado sentido cultural. Hace un análisis rapidísimo de las características del siglo XIX, cuyas instituciones y costumbres aún imperan, y proclama la necesidad de rectificar las corrienteg materialistas de aquel periodo, buscando dar a la cultura una tendencia francamente espiritual.
Aprovecha este tema para referirse a la situación ideológica actual de América y especialmente de la Argentina. Claro está que un tema tan complejo y tan seductor como el que ha elegido el Sr. Carulla se presta a las más variadas reflexiones y a diversos juicios según la actitud mental que se adopte frente a ellos. El autor ha tomado una postura francamente dogmática y escasamente crítica. Afirma o niega en tono de creyente. La duda no sale nunca de la punta de su pluma. Por ello es que con apariencias de salvador proclama la necesidad de defender a Oecidente de su decadencia y de la tan mentada invasión de Oriente. Al defender la cultura occidental cree salvar a América de una próxima desorientación ideológica, ya manifiesta en el ideario grandilocuente de las camarillas avanzadas y del innoble ateísmo militante en que están enfangados muchos de los representantes de las nuevas generaciones. Vano empeño es el de aquellos que buscan los medios de elaborar una cultura de contenido americano para nuestro continente! Para el autor del libro que comentamos no hay en América la posibilidad de llegar a ese ideal. Su programa es el de una vuelta a la europeidad de nuestros mayores. reafirmado más crudamente en la página 94 cuando dice: Busquemos nuestro modelo en Europa. Acaso para impresionar fuertemente al exponer este punto se toma de las manos de Alberdi que afirmó en otra época: somos europeos en Amérina y de Sarmiento, que dijo: pertenecemos al Imperio Romano. Las épocas nen sus propios pensamientos. El Sr. Carulla ha preferido repetir el de ayer, antes de meditar el que puede surgir con las nuevas características y las nuevas aspiraciones americanas.
Enemigo de todo pensamiento o acción nuevos que representen manifestación de vanguardia o de izquierda. no cculta su posición eminentemente reaccionaria y su adhesión a la ideologia conservadora, Combate con un énfasis superior a la fuer de su argumentación el espíritu de rebeldia contra el pasado que ya se nota en los ambientes artísticos, intelectuales, educativos, etc. Por ello en el orden pedagógico es detractor de la reforma universiaria que se iniciara en Córdoba en 1918. Es aquí donde luce mucho la cortedad de su vista. Juzga un vasto movimiento que ha dejado de ser exclusivamente universitario para convertirse en el programa de la campaña que la juventud realiza por la emancipación económica y espiritual de latinoamérica, con un criterio lamentablemente precario. Su capacidad superficial de observación no le ha permitido ver nada más que la forma, no el fondo, de este fenómeno nuestro destinado a alcanzar las más fecundas consecuencias culturales. Valora la reforma por sus deficiencias y se muestra ciego a su vastísima proPección educativa y social.
Se extiende en consideraciones sobre la situación actual de la enseñanza en nuestro país, particularmente, la secundaria que tiene a su cargo la formación cultural de la juventud. Acierta en muchas de sus observaciones. Solo lamentamos las razones demasiado elementales con que interpreta los fenómenos pedagógicos de nuestro medio en su libro que por la suntuosidad del titulo debiera tener mayor contenido y hasta más cuidado y ponderación en el lenguaje. Mezcla conceptos y expresiones serias con expresiones y conceptos chabacanos.
Leonidan Barletta