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IZQUIERDA 26 QUIERDA 27 parte, el cual tiene su propia vida y propios fines superiores a aquelos individuales, y a quien los fines individuales deben subordinarse.
No existe como se ve una diferencia fundamental entre la concepción de Hobbes y la de Mussolini y Rocco.
En una y en otra teoría y práctica el Estado se presenta como necesidad histórica y de organización superior coercitiva y de fuerza. Para Rousseau, Hegel, Bismark y Mussolini, el Estado es el bien. Asume, entonces, el poder absoluto, supremo.
indiscutible y universal. Por donde la concepción italiana no es nada más que la resurrección de la vieja teoría alemana. Estudie el lector la historia de Prusia y tendrá antecedentes preciosos para la historia de la Italia fascista, nueva campeona del absolutismo estatal.
La edad media se caracteriza por la multiplicidad de poderes. Como es notorio delegaron sus ciudades y comunas a un esplendoroso desarrollo paralelo a una libertad que ha negado y destruido la organización posterior autoritaria del Occidente El Estado moderno se califica por la burocracia y centralización que traen fatalmente la unidad de poderes. El fascismo tiende por todos los medios a esa unidad de poderes ya superada por el liberalismo la revolución.
El liberalismo en su principio es una protesta, critica, religiosa, ética y social.
contra el Estado absoluto. Tiene pues orígenes revolucionarios, pero aceptando el Estado, en tres siglos este asimila y absorbe los elementos del liberalismo y al fiual del siglo XIX el Estado liberal es un rotundo fracaso, por cuanto sigue siendo un producto de la lucha de clases y eje del choque entre nuevos y viejos principios del orden social.
De la revolución francesa a la revolución rusa el esfuerzo colectivo de los par tidos democráticos, para conservar y hacer del Estado un bien social, ha sido inútil por cuanto él tiene como elemento esencial de su existencia, la esclavitud.
La experiencia histórica nos demuestra que ni la felicidad ni la libertad son compatibles con el Estado. El error fundamental del liberalismo romántico consistió en creer en la libertad dentro de la autoridad, en su reforma y no ver que el Estar do, un dia u otro volvería a ser absoluto y autocrático.
Todas las corrientes estables reaccionarias o reformistas, van a parar al Estado absoluto; la aceptación del Estado por los partidos políticos y sociales implica substancialmente la conformidad con dictaduras y tiranías, porque bien visto.
el Estado es una forma orgánica de tiranía. El fascismo viene a demostrar esta tesis, que había sido anotada por los germanófobos en el calor de la contlagación de 1914, y olvidada una vez vencedores del prusianismo.
Nuestra época se caracteriza por el resurgir de la vida corporativa.
El fascismo, al mismo tiempo que absolutiza el Estado, pretende entroncar en él la vida corporativa sin entender que el sindicalismo es la negación del Estado, como principio y como realidad. Tal es su valor revolucionario.
El fascismo pretende unir dos contradicciones: el Estado absoluto es necesario al orden societario; la vida corporativa es el eje de la vida social. El Estado es la negación del sindicalismo; lo segundo es la destrucción del Estado como es público y conocido. Los gremios obreros no son solo instrumentos de lucha, sino gérmenes, unidades de un nuevo orden social. En una organización funcional 10 entra el Estado para nada. Tal mescolanza toma formas jurídicas en la ya famosa carta del Lavoro. la cadena que remacha para muchos, la esclavitud del proletario peninsular.
El Estado italiano en su forma actual corresponde al imperialismo agresivo y el pueblo será arrastrado tarde o temprano a conflictos internacionales.
Rocco en el mismo libro y al hablar de la Obra Nacional de los Balilas. dice. Esta gran institución se prepara para dar una educación militar y nacional a la juTentu! de los sete a los diez y siete años, mediante una obra ininterrumpida cum plida en la escuela y fuera de la escuela, que en breves años, transformará radicalraente el espíritu y el carácter del pueblo italiano. Asi la Italia por virtud de la guerra y del fascismo después de siglos de indisciplina y pereza volverá a ser una gran nación militar y guerrera.
No vaya a creerse que es pura teoría, pues la política exterior mussoliniana, concreta en la realidad los postulados guerreros de su ministro guardasellos. Como el Estado para estas gentes es una mezcla de Dios y tierra; lo humano y lo divino, sus actos serán necesariamente buenos. El imperialismo, militarismo, la guerra y la muerte, adquieren un alto valor ético de primer orden en la ética del Estado fascista.
Mussolini dice: tutto per lo Stato, nulla fuori dello Stato. para ello dicta leyes sobre la defensa del Estado, restablece la pena de muerte, persigue toda aso ciación, condena a los exilados, destruye la masonería, cristaliza la burocracia, establece la facultad del poder ejecutivo de emanar normas jurídicas; reforma los códigos e injerta la férrea disciplina del trabajo forzado, con pérdida completa de acción y libertad individual. Todo para el monstruo, sea el niño, la mujer o el espiritu.
Obsérvese la hipertrofia funcional y orgánica del Estado fascista y surgirá la comparación con esas grandes faunas de reptiles del terciario que llegaron a un desarrollo fabuloso para luego morir y extirparse, restando solo como fósiles.
La experiencia italiana es otro capítulo de antigua historia. La floreciente y hermosa civilización de la edad media fué destruida por el Estado. Las ciudades ricas y armoniosas del siglo XV de Europa se hundieron ante la organización de la violencia. El Estado liberal moderno desencadenó en Europa un sangriento cataclismo (1914) que trajo el ocaso de las naciones blancas.
El Estado en su forma proletaria desintegró la gran Revolución Rusa haciéndola retroceder.
El Estado fascista, forma final que toma una institución histórica, traerá nuetas guerras que arruinarán a la humanidad, amén de la esclavitud y domesticación del pueblo italiano. Sea cualquiera la denominación del Estado, siempre para en la fórmula maquiavélica: Governo forte in uno stato potente.
Ni la felicidad ni el bien pueden realizarse por el camino del Estado. Mientras exista quedará asegurada la explotación del hombre, y la emancipación integral será pura utopía.
Lazarte.