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IZQUIERDA 24 IZQUIERDA 25 Institucional, interesan a la política y a la política administrativa. La Iglesia es una potencia, una fuerza. Pone la fe de sus adictos al servicio de su poderio social. La iglesia es un fin en si misma, La religión es también un fin en si misma. De ahí el divorcio y la incompatibilidad. El Estado le concede a la Iglesia la educación clerical no por espíritu religioso sino por cálculo político. la Iglesia exije la presencia del fraile en la escuela, no para levantar la fe sino para evidenciar su dominio, su imperio.
El espírtu religioso está en la revolución; el espíritu eclesiástico está en la reacción. La disciplina política impuesta por el Estado y la disciplina moral impues la por la Iglesia sirven para mantener en pie el orden social contemporaneo: la injusticia, la servidumbre, el privilegio y la tirania. Todo lo que hay de anti religioso en la civilización contemporánea.
lain di Filipps Del Estado Liberal Italiano al Estado Fascista La iglesia es el culto, la forma, lo exterior, la idolatría, el dogma, la actividad social, el proselitismo, la política. Tanto gravitó el culto sobre el espíritu del hombre que el alma de éste para vivir su pasión, su impulso de eternidad y de pertección, hubo de alejarse de la Iglesia o vivir en ella como un extraño.
Asi el anhelo de justicia, la evangélica redención de los humildes, la lucha por la libertad y por la paz, la paz de San Francisco, la apetencia de verdad y de luz.
tuvieron en las iglesias sus oposiciones negativas. El culto defendió la tiranía y el prejuicio, defendió la anquilosis espiritual, amputó los cuerpos porque no pudo amputar las almas, hizo las tinieblas en todas partes y redujo la luz a un signo satánico. Se hizo sensual y fastuoso, estructuró la disciplina en el sentido formal: se hizo instrumento de conquista, agresivo y sanguinario; más que la fe le interesó la creencia. Inundó de cruces el mundo y lo hizo sombrio porque esa cruz llamada a ser la cruz de la liberación se convirtió en la cruz del espanto y del terror.
Pero la iglesia no logró matar el espíritu de religiosidad, no logró arrancarle el alma al hombre; castigó la inteligencia, enturbió las mentes, pero el alma no es la inteligencia, es otra cosa. El alma va a la inteligencia, no viene de ella, felizmente.
Se habla de un retorno a Dios. Es una frase. Se hace escándalo en torno a ciertas conversiones de carácter literario. Son estas verdaderas expresiones de religiosidad? La conversión a un culto no es lo esencial del espíritu religioso, tampoco lo es la creencia a un Dios o a media docena de dioses. La religiosidad no está en el cansancio, en la decadencia, en la sumisión y el agotamiento, tampoco está en la renunciación absoluta; no está en la muerte, los que se convierten por cansancio se entregan a un culto como a un descanso. la religiosidad no es eso. La religiosidad es lucha, es juventud, es fe, optimismo, afán de conquista, hambre y sed de totalidad, de justicia, de amor, de libertad, y para que sea todo eso serà dinámica y no anquilosada.
Todo revolucionario es un espíritu religioso en acción. La historia del socialismo (anarquismo, sindicalismo, etc. es una de las más hermosas manifestaciones de religiosidad. Tan uerte fué su impulso sentimental que ni el cientificismo, ni el tecnicismo que se le injertaron lograron desnaturalizar su esencia original. Fué un movimiento de fe, de pasión; levantó la bandera de la justicia y de la verdad, reivindicó el sentido de la dignidad humana, restauró el acento evangélico en el lenguaje y el heroismo apostólico, levantó la insignia del sacrificio, se volvió a creer on la utopía, en el ensueño, en la bondad y en la paz. Vidas como las de Tolstoy, de Gori, de Kropotkin, de Reclus, de Barret, son vidas ejemplares, vidas de santidad, maravillosas expresiones de almas entregadas al nuevo evangelio saturado del eterno evangelio de todos los tiempos.
No es el caso de volver Dios. Es el caso de ir hacia la justicia, hacia la verdad, hacia la libertad; es el caso de no despreciar al hombre en nombre de la técnica ni de asfixiarlo en nombre de lo social, de la razón de Estado: es el caso re no bestializarlo en nombre del progreso, ni creer que progreso implica acumulación de riquezas o máquinas a 300 kilómetros por hora. Al pie de la torre Eiffel o del más alto rascacielo del mundo no se calienta el alma de nadie, al contrario, eg fácil que se muera de frío o de hambre.
No se hable pues de retornos, sino de avances, y no se hable de creer en lo que puede estar afuera o arriba, sino en lo que tenemos adentro, seguramente.
El fascismo ha puesto el crucifijo en las escuelas, ese Cristo puesto allí garrote en mano no es un Cristo cristiano; será en último caso un Cristo católico: el anticristo. También se ha glorificado oficialmente en Italia a San Francisco de Asís. No saben lo que hacen. En Italia hay que glorificar oficialmente a San Ignacio de Loyola, el de la militancia, el del ejército.
La religiosidad es un contenido. En cambio el culto no. Por eso el culto puede ser una cuestión de Estado. Las relaciones del Estado con la iglesia son de orden Para el fascismo, uno de los méritos de la Revolución y no el menor, consiste ng tanto, en la conquista del poder, por medio de la violencia, como en el cambio radical en la noción del Estado. La idea de la subordinación del individuo a la Nación, la realiza. el fascismo en el campo juridico creando sobre la ruina del Estado liberal y democrático el stado fascista La primer consecuencia que trae el nuevo Estado fascista es la negación del individuo y de todo el individualismo, cuya fuerza histórica y acción social propulsora, ni la Iglesia Católica la ha negado. Lo que niega al individuo, niega la sociedad.
Si una fuerza es antiindividual es también antisocial. De allí que la creación lascista, mojor dicho la resurrección de viejos conceptos jurídicos traídos al gobierno por Mussolini, sea anti societaria y nada más que una repetición del viejo Estado absoluto elucubrado por Hobbes, Rousseau, Bodino Gracio o Maquiavelo.
Rousseau anotó en el siglo XVIII: El pacto social da al cuerpo político soberauia absoluta sobre todos los súbditos. Cuando el príncipe dice al ciudadano con viene que mueras, el ciudadano debe morir, porque fué solo con esta condición como pudo vivir en seguridad hasta entonces, y su vida no es solo un beneficio de la Naturaleza sino un don condicional del Estado.
Hobbes que por cierto no fué liberal, sostenia: Para crear un poder capaz de defender a los hombres de la invasión de extranjeros y de mutuas injurias hay que nombrar a un hombre o a una asamblea de hombres a quien se confie todos los poderes y al que sometan sus voluntades cada uno a su voluntad y sus juicios a su juicio.
El fascismo italiano tiene como teórico del nuevo viejo Estado, a Alfredo Rocco, quien en su libro La trasformazione dello Stato da la siguiente definición: El Estado fascista es en efecto el estado al máximo de potencia y cohesión, la organización juridica de la sociedad. la sociedad en la concepción del fascismo no es una rura suma de individuos, si un organismo, que tiene su propia vida y sus propios lines, que trascienden aquellos de los individuos, y un propio valor espiritual e histórico. También el Estado, que de la sociedad es la juridica organización, es para el fascismo un organismo distinto de los ciudadanos que en todo momento forman