IZQUIERDA IZQUIERDA Echodoras de cartas. Incultura. Apogeo del cinematógrafo ramplón. Las películas, tan idiotas, reflejo de la vida corriente.
Barrios ricos. Cursilería. Despachos. Veinte teléfonos. Cincuenta máquinas de escribir. Seriedad estirada. Ordenes secas. Telegramas. Hacer y deshacer sin tregua. Consultas. Visitas. Partida y llegada de autos. Ascensores que no están quietos ni un momento. Al final de la jornada, ingreso de cientos, de miles de dólares en la caja. Creencia de que gracias a todo esto el mundo marcha.
Barrios pobres. Cuevas infectas. Humedad. Suciedad. Más miseria que en cualquier otra parte del mundo. Lo miserable elevado al cubo de monstruosidad.
Habitcciones como perreras que sirven de albergue a familias numerosas. Poca luz durante el día. Oscuridad plena por la noche. Todo el bumo de la máquina acumulado aqui. Negrura. Chinos. Judíos. No hay casas de prostitución. Los rincones ocultos sirven de lecho a las parejas que se ayuntan sin cambiar palabra. Diariamente algunos incendios. Espectáculo gratuito de los pobres. Los incendios más grandes del mundo.
Se aferra en mi mente la idea de que vivir en esta ciudad estupidiza. Encontrar tan pocos rostros abiertos, francos, con viveza, me aterroriza. Jamás han salido de mi boca palabras más encendidas en fuego combativo que las que ahora encuentro para la censura de lo que me rodea. Ningún ambiente me fué tan hostil. Entre las cosas peores, siempre encontre alguna latente llama puria ficarlora. Aquí todo se me aparece apagado, gris, muerto. Siendo yo puro dinamismo, la febril actividad, el perenne movimiento que veo a mi alrededor, me deja indiferente. Es una actividad mecánica, es un movimiento externo.
Las almas no vibran. Todas las vibraciones son ajenas al espíritu del hombre.
No es este el dinamismo que me place. Más que la tensión de los Julos con que el hombre cruza las ciudades y los campos, me agrada la de los nervios, Wilos más sutiles. los nervios, aqui, están atrofiados. Solo las mujeres los poseen por entero. Por eso son la única cosa deliciosa. Todo lo demás es inservible, inaprovechable. No significará nunca nada en la historia del mundo.
Trato de vencer mi apatía. No lo consigo. Me esfuerzo por hallar en mé alguna particula de comprensión. En vano. En todas partes me ha sido fácil encontrar palabras comprensivas para lo más desacorde con mi ritmo interior.
Aquí no me es hacedero. Temo padecer limitaciones. Quizás todos los europeos tengamos un rasgo común. me digo Acaso con los chinos, con los indios, me sucediera lo que aquí. Pero no. Estas gentes, en su mayoría, son originarias de Europa.
Paseo continuamente, observándolo todo, estudiandolo todo. Poso mi mirada atenta en las cosas más variadas. Mi antipatía no cede.
Suponer pienso que la actividad consiste en tener una mesa de despacho cercada de teléfonos, un automóvil a la puerta y non tren dispuesto en la estación, para llegar en el menor tiempo posible al otro extremo del país, me parece sencillamente estúpido. Son cosas ajenas al hombre las actividades en este caso. Los hilos metálicos, el motor, la máquina. Una maleta, en el auto o en el tren, llegaría al mismo tiempo que el hombre a igual destino. Hay actividad en la maleta? Cualquier hombre de pensamiento, quieto en un rincón solitario, representa mejor la actividad. La elefantíaca civilización que me rodea está basada en aquella estúpida suposición. De aquí su falta de verdadera grandeza.
Tener un negocio de minas en California, una casa de banca en Londres, bosques en el norte de Europa, barcos en las rutas de Oriento, ferrocarriles en Centro América, pozos petrolíferos en Méjico, no puede dar a un hombre más importancia de la que realmente tenga como hombre. Si es imbécil, todo aquello no.
Te salva de su imbecilidad. Será una potencia financiera. Bueno. Que abran la toca los papanatas.
Noche. Cabarets. Lujo auténtico entre bambalinas ridículas. Bailes indecentes. Muchas luces. Carteles luminosos. Anuncios relampagueantes. Hombres de frac que acaban de abandonar el mostrador. Bares, multitud de bares. Pia.
notas ruidosas, hirientes. Músicas que al abandonar la selva se han tornado se.
pugnantes. Falsificadas. Si alguna no, fuera de ambiente. Aunque sean satujes los que siguen sus ritmos, no lo parec Hombres cuadrados. Muchos ojos Dovinos. Grúciles mujercitas. Manojos de nervios. Puros caprichos. Más mujeres somidesnudas que en ningún otro lugar del mundo. Prostitución, no codificada, frenética. Millonarios borrachos. Libertad sexual de la mujer.
En la calle, bocinazos de autos. Chirridos de los tranvías. Gentes que parecen huir siempre, Franjas luminosas de los cines. Reclames de películas, de zapatos, de pastas dentríficas, de motores. Pizarras de los periódicos. Siempre noticias extraordinarias. Divorcios. Escándalos financieros. Bandolerismo des.
atada.
Aumento considerable de odio a los extranjeros. Intentos de linchamiento, como en las ciudades lejanas. Un revolucionario en potencia en cada desarrapado. Destierro de algunos, que parecen inofensivos, Otros, sin saberse cómo, manecen ahorcados en los puentes. El coloso tiembla. Ofrece, lastimosamente, el espectáculo de su debilidad. Lo que tiene fuerza auténtica, jamás se deja vlominar por el miedo. Siete millones de seres desvalidos como un rebaño ante Tas señales de una posible tormenta. New York, bosque de rascacielos, ciudad temblorosa ante la supuesta llegada de unas pocas ideas confusas, como un arbolillo misérrimo del desierto ante el Tejano rumor del viento. Malas armas para aprestarse a la defensa. Las armas de los débiles.
Acordonamiento de las cuevas donde viven los miserables. Detenciones en masa. Destierros. Muertes sospechosas. poco, la potencia financiera del mundo empieza a tranquilizarse. Nadie dice nada. Reina el orden. Pasó la ola de miedo. Acrece la furia capitalista. Toma por formas nuevas la capacidad de amontonar dinero. Babilonia de la riqueza. Los hambrientos no cuentan.
Que trabajen y se enriquecerán. dicen los tontos. En general, los hambrientos son los únicos que trabajan. Los otros, solamente se mueven. Se acentúa la estupidez. Deportes. Juegos. Carreras. Endiosamiento de pobres hombres que se lucen en la pantalla. Más espiritismo. Más religiones nuevas.
No he sido detenido, ni desterrado. Me dispongo a desterrarme por modo voluntario. Nadie me ha molestodo. Jamús, sin embargo, one sen mis rolety,