Socialism

cotoxit AS IZQUIERDA PUBLICACION MENSUAL ERNESTO HERRERA Afio Buenos Aires, Febrero de 1928 Núm. JUAN JUSTO Con la misma pesadumbre con que despedíamos hace dos años en José Ingenieros al más grande de nuestros profesores de idealismo, despedimos chora en la personalidad de Juan Justo al más integro de nuestros hombres públicos.
La distinta posición ideológica que suele situarnos a los hombres de ideales frente a frente, no nos debe impedir ser ecuánimes y justicieros en la aquilatación de las virtudes del adversario.
Por encima de las ideas, que cada cual sustenta con más o menos gallardía y lealtad, según sus dones de talento, están los valores intrínsecos de la personalidad humana, nuestra América, rica en hombres de ilustración, de retóricos y declamadores que inundan el escenario intelectual y político, es verdaderamente pobre de caracteres excelentes, de personalidades fuertes y originales que den calor y color al panorama espiritual de nuestra cultura.
En el campo politico, más que en ningún otro, se comprueba esta crisis total del carácter. No hay Hombres! En lugar de políticos, tenemos politicastros; en lugar de estadistas, parlanchines desaforados que hablan de todo sin haberse especializado en nada; en lugar de conductores de pueblos, caciques con un falso revestimiento de cultura universitaria, arrebañadores de musas.
Pasaron las figuras próceres de la etapa heroica en que se luchó por la reorganización institucional del país. Enmudecieron los tipos del político romantico que llenaron el Parlamento Argentino de resonancias líricas y frases grandilocuentes, donde hoy se putean entre sí los campeones del improperio, exteriorizando la indigencia de su cultura.
Enfermos de utilitarismo nuestros intelectuales a la par de nuestros políticos, una moral de piara es la que rige su conducta.
En medio de este desierto moral de hombres de honestidad, de idealismo y de carácter, Juan Justo es una figura carlyliana de luchador. Convencido en su fuero intimo, de que nadie tiene derecho a quejarse de su época, por que si es mala, ahí está él para hacerla mejor. y aleccionado por la propia experiencia de que a igualdad de condiciones y energías, quien menos impone su persona es quien más impone sus ideas. luchó con el denuedo y la entereza de un soldado, vale decir, sin infulas ni vanidades, en defensa de su credo socialista.
por Ricardo Passano