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2 IZQUIERDA IZQUIERDA Quien haya leído esa apasionada peripecia intelectual de Spengler, La Decadencia de Occidente. advierte bien pronto con cuanta intensidad la cultura ha sentido vibrar en sus fibras las notas amargas del escepticismo que es, en definitiva, la filosofía del cansancio y de la desesperación puesta en sordina intelectual.
Contemplemos el hecho fascista como un espectáculo de inquietud humana, pero sin alejarlo del escenario donde se manifiesta. Las teorías sociales son abstracciones absolutas si las arrancamos de la realidad social que las condiciona. Por eso no hay posibilidad de trasplantes en política. No salió el fascismo fuera de Italia, no salió el bolehevismo fuera de Rusia y cuando se quiera saber lo qué es el liberalismo y lo qué es el Estado dominal y no dominante váyase a Inglaterra.
Lenn die Filippo En efecto: el fascismo nace como un movimiento de reacción nacionalista frente al socialismo electoral y al Estado carcomido por los vicios llamados democráticos de la post guerra. En este momento inicial de su desarrollo recibe la ayuda del ejército, de la monarquía tambaleante, de los financistas amenazados y de los ex sindicalistas divorciados del socialismo iparlamentario y democrático. El fascismo entra en acción como partido cuando el socialismo embriagado por sus fáciles éxitos electorales y sin audacia para llevar a su última consecuencia revolucionaria el movimiento iniciado con la conquista de las fábricas, se entrega a las discusiones bizantinas, a las disputas internas, al desarme moral de sus elementos más activos. Recién cuando el movimiento subversivo languidece gracias a la ineptitud de sus dirigen.
tes y a la habilidad pacificadora de Giolitti, aparece el fascismo apoyado por el ejército y la policía. Triunfa sin pelear; dispara su ímpetu heroico con pólvora sola, lo destruye todo en el orden político, asume el poder y la reacción termina, comienza un nuevo período. El fascismo se convierte bien pronto en subversión. Proclama el ocaso de la democracia y la muerte del Parlamento. Destruye al partido socialista pero se incorpora mucho elemento de socialismo. Se inspira en Sorel. Pero al mismo tiempo, en Roma, rodeado por los vestigios del antiguo imperio, quiere resucitar la doctrina de la fuerza, el sentido de la disciplina, exaltación espiritual de la violencia conquistadora.
Inyecta así en el tronco de su ideología soreliana que es revolucionaria, los motivos históricos de la Roma imperial que estructuró el culto de la jerarquía que es en definitiva la expresión graduada del principio de autoridad.
Todo esto bien puede llamarse la crisis del humanismo que ya comentó Ramiro de Maeztu, recordando a Hobbes.
El fascismo transforma la organización del Estado, incorpora a éste el sindicalismo en su doble expresión patronal y proletaria, así piensa arrancarle al socialismo tradicional el gran argumento de la lucha de clases, el gran motivo del socialismo; suprime el parlamento político reemplazándolo por otro técnico y económico, que no tiene soberanía ni libertad porque entonees se limitaria la autoridad suprema del Estado volviendo al antiguo liberalismo.
Finalmente toma del catolicismo su odio cerval a la libertad de prensa, de cultos, de polémica y exige del ejército, de la magistratura, del profesorado y de las finanzas la más absoluta obsecuencia.
En Roma no hay parlamento, no hay diálogo, no hay ironía, no hay margen para la duda, porque para que haya todo esto hace falta libertad Dentro del espíritu claustral fascista no caben ni los últimos resabios del liberalismo tradicional.
El Estado marca con el hierro y el fuego en el alma y en la mente sus súbditos el emblema simbólico del fascio littorio. el mismo emblema que los antiguos cónsules romanos impusieran durante la formación del gran imperio. Ayer los romanos lo impusieron al mundo; hoy el fascismo se lo impone a los italianos. Han variado las dimensiones geográficas de la conquista, pero no el sentido moral del fenómeno.
No se concibe el esplendor del espíritu imperial sin una absoluta renuncia del hombre a su dignidad humana, sin una gran fuerza estática de esclavitud. Por qué brota el fascismo esclavista cuando se luchaba por amor a la libertad?
Las grandes convulsiones humanas dejan un triste humus de desequilibrio mental y emocional en el cual hunde sus raíces el desaliento. La guerra que ha sido una horrible tragedia infecunda y la revolución que ha saturado, fuera de Rusia, de impotente amargura el corazón de las clases humildes, prepararon en Europa el advenimiento de estas monstruosidades políticas.
VERSOS DE LA PAMPA Ofrenda En tropel como los potros te doy mis versos, por bravíos y por crudos potros también ellos.
Yo soy un salvaje, que se busca perdido dentro de su misma propia inmensidad: por eso tiene tanto mi canto de alarido.
Yo soy como un punto de referencia plantado entre mi época y los siglos.
Yo soy un salvaje que se vanagloria de su salvajismo. canto porque sí, por el por que de la calandria; porque desde el fondo de mi ancestro gaucho, Santos Vega me inspira y Moreira me guarda. por eso mi musa es de vincha y de melena y por eso mis versos son con toda la barba. A RO 1 AN