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IZQUIERDA IZQUIERDA 5 doba; el escamoteo sin precedentes en la última elección de Buenos Aires; la censura impuesta desde el Correo y desde otros conductos; la deportación de militantes obreros y antifascistas; los proy cesos monstruosos de Bragado, de los chofers. panaderos, etc. la prohibición de actos públicos, la detención arbitraria y prolongada de militantes de izquierda; la tolerancia del gobierno para las legiones fascistas; la persecución del movimiento obrero organizado; la coacción personal del Presidente de la República sobre los dirigentes ferroviarios; la fascistización de la Universidad; la persecución del movimiento estudiantil, y cien hechos más, constituyen la prueba acabada de que este gobierno va recorriendo por etapas el camino hacia la instauración de una total dictadura.
Este gobierno ha mantenido hasta ahora una máscara institucional porque le ha convenido dar visos de legalidad a una situación de fuerza.
Siempre le resultará mejor obtener una sanción legislativa de la coordinación de los transportes, por ejemplo, que hacer lo mismo por medio de un decreto. El imperialismo inglés, por otra parte, desea que todo se haga legalmente. Si el Congreso resultara un estorbo o un obstáculo para este gobierno, el Congreso sería clausurado. Esto es evidente.
Las últimas elecciones de la Provincia de Buenos Aires demuestran, en forma terminante, que este gobierno no sólo no se expondrá a ceder una sola de sus posiciones sino que arrancará a la oposición, una por una, las pocas conquistas o probabilidades con que cuenta. Lo que ocurre en el país, es una simple lucha política entre radicales y conservadores, o tiene un sentido más complejo y profundo?
Yo sé que en el Partido hay una cantidad de compañeros, entre ellos algunos dirigentes, que creen que lo que está ocurriendo no es nada más que uno de los tantos efectos de la lucha entre los radicales y los conservadores.
Refiriéndome incidentalmente sobre este particular, dije en una de las últimas reuniones del Comité, que ésta era una tesis falsa.
Lamento que la de la Federación Socialista Bonaerense, como el propio Partido, en el acto Inaugural de la campaña que se suspendió, a mi juicio, muy oportunamente, lanzaran esta extraña consigna para llegar a la otra aparentemente simpática pero sin contenido actual. Solos contra todos Quien está solo contra todos en estos momentos de nuestra historia, es el gobierno de la concordancia reaccionaria.
El proceso político de un país no podrá reducirse jamás a la lucha de dos partidos, salvo que esos dos partidos representen intereses de clase diferentes, lo que no ocurre en el planteamiento a que me refiero.
Por lo demás, sabemos que esta lucha en la República Argentina, no es una simple lucha de carácter electoral en la que se persigue el predominio de un grupo de hombres sobre otros para mantenerse en el poder.
Esta lucha tiene un sentido político. No podría negarse. Pero tiene, ante todo, un sentido económicos (las leyes a que se ha hecho referencia) y tiene, al mismo tiempo, un sentido social, desde que los trabajadores y los militantes de izquierda son tan perseguidos o más perseguidos que los radicales, salvo cuando se resignan a acatar silenciosamente los designios de la reacción.
Además de los radicales existen en el país una serie de sectores económica y políticamente oprimidos y perseguidos.
La situación de nuestros campesinos, por ejemplo, es algo que escapa necesariamente del esquema simplista de la lucha entre radicales y conservadores.
El problema de la coordinación de los transportes que alcanza a capas e intereses considerables de nuestra población, tampoco es un problema que podríamos encajar en ese esquema.
Lo mismo podríamos decir de las legiones que no se han organizado contra los radicales sino que se han organizado contra la mayoría del pueblo.
La cuestión de las carnes, que planteó el Dr. de la Torre en el Senado, tampoco es una cuestión que está ubicada en el plano de lucha entre radicales y conservadores. Lo mismo ocurre con la intervención a Santa Fe. podríamos seguir hasta el infinito con la enumeración de otros hechos que destruyen la tesis que estoy combatiendo.
Pero aun colocándonos en el supuesto de que ella fuera exacta, siempre tendríamos ante nos otros un dramático interrogante. cuál va a ser la actitud del Partido, en tal supuesto. es que estamos resignados a colocarnos voluntariamente en un papel de espectadores, que nunca podrá ser la posición de un Partido Socialista?
Sostengo, pues, que no es exacto que la situación política argentina sea un momento candente de la tradicional lucha entre conservadores y radicales, y que aunque fuera así, el Partido necesariamente debe pensar en alguna nueva orientación. Desensillar hasta que aclare?
Desde otro punto de vista, lo peor que podría ocurrirle al Partido sería que se abri ese camino la idea no ajena a la mentalidad de muchos camaradas, de que conviene esperar, desensillando hasta que aclare.
Un partido político en cuanto se colocara en esta situación, firmaría su propia sentencia de muerte, máxime si se tratara de un Partido Socialista.
Estas horas decisivas en la política argentina, que se desenvuelve en una atmósfera de desorientación, no puede encontrar desorientados a los partidos políticos y, mucho menos, a los dirigentes.
Cuando un partido desensilla, otras fuerzas toman la delantera. Por lo demás, una política o una actitud de esta clase significaría que el Partido se coloca a la retaguardia de los acontecimientos. como en la vida social esos acontecimientos no se producen por sí solos, resultaría que la posición socialista consistiría en ir a la zaga de los demás, lo que es absolutamente inadmisible.
Un partido político es siempre la expresión de vanguardia de un sector social determinado.
Por eso mismo no puede quedar jamás a la expectativa o al margen de los acontecimientos.
Si ese partido es fascista, es la vanguardia de la reacción. Si es socialista es la vanguardia de la clase obrera. Si es liberal o es la vanguardia de la pequeña burguesía o de la burguesía misma.
Es necesario reaccionar contra una falsa perspectiva.
Tenemos que reconocer que la posición que hemos asumido frente al gobierno no ha sido enérgica, ni ha sido de combate.
Nosotros no tenemos en nuestro haber una interpelación fundamental como la de De la Torre sobre las carnes, ni hemos sabido llevar al seno de la masa, como ha ocurrido en este caso, aun prescindiendo del asesinato de Bordabehere, una profunda y nueva emoción de lucha. Sin embargo, De la Torre no tenía, incluso en esa interpelación, la poderosa base de agitación que nosotros podíamos haber tenido en este y en otros asuntos. mi juicio, en ese debate no sólo no conquistamos ante la masa misma prestigio como partido, pues ni siquiera nos colocamos a la altura de De la Torre, sino que comprometimos nuestro papel de opositores al integrar una comisión que, de entrada, tenía un propósito falso: investigar las responsabilidades parlamentarias en el asesinato de Bordabehere. Este proceso no podía tener otro escenario que la calle. Por eso, por ejemplo, la acusación fiscal en el sumario respectivo, resulta más fuerte que nuestra presencia en esa comisión, a pesar de la dedicación y la buena voluntad que nosotros pusimos en una tarea, que era ajena a nuestra posición en el debate y que era terriblemente impopular.
El debate sobre armamentos pudo ser más trascendental aún que la interpelación de De la Torre. Pero el resultado concreto, contrariando ambos hechos parlamentarios, es el de que mientras el asunto de las carnes ha tenido una intensa repercusión en el pueblo, el debate sobre armamentos concluyó con una medida disciplinaria contra un militar.
El Partido por otra parte, no tomó en serio este asunto ni realizó el trabajo previo y paralelo de una gran agitación que lo popularizara.
Nosotros no hemos combatido las leyes financieras del gobierno como correspondía. Hemos cumplido con el deber mínimo de una crítica parlamentaria y no hemos llevado al seno de las masas las grandes cuestiones que los proyectos y las leyes importaban.
La cuestión de las carnes tenía y tiene un sentido imperialista que las masas captaron de inme: diato.
Las leyes financieras también lo tenían. Pero nosotros no sólo no ligamos el trabajo parlamentario al trabajo de agitación en las masas, sino que, en cierto modo, hemos aparecido en la actitud equívoca de no entorpecer la obra del gobierno. no sólo hemos aparecido comprometidos en una actitud semejante, sino que hemos expresado públicamente en varias oportunidades que, como no nos guiaba el fin de hacer oposición sistemática sino crítica constructiva, no teníamos el propósito de colocar piedras en el camino a la obra del gobierno.
La obra, sin embargo, era una obra de entrega al monopolio.