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35 IZQUIERDA 34 IZQUIERDA a cer socialismo desde los puestos ministeriales. No tuvieron la visin de la conquista del poder para la clase trabajadora y olvidaron la prosecución de la capacitación revolucionaria de las masas que los acompañabar.
Se descuido a tal punto el problema del poder, que se volaban leyes que luego la burguesra reaccionario aplicaria desde el gobierno contra la clase Irabajadora. Es decir, que la representación socialista en las Cortes Constituyentes, contribuia en forma preponderante a la construcción de un régimen juridico, que no estaba de acuerdo con la verdadera relación de fuerzas entre proletariado y reacción, ya que no estaba asegurada la permanencia en el poder del gabinete de coalición que representaba a la burguesia liberal y a la clase trabajadora.
Una prueba de las esperanzas que se tuvo en la posibilidad de solucionar los grandes problemas que afeclaban a los asalariados dentro de un sistema democrático burgues y por construcciones juridicas, la ofreco la campaña por la aplicación de la reforma agraria, que two 84 puntal en el socialismo, olvidando señalar al campesinado, que la solución del problema del agro español, al igual que en el resto del mundo, solo era posible con la destrucción total del sistema capitalista.
En España, en forma semejante a otros paises en que se dieron circunstancias propicias para la conquista del poder, y esto lo reconocen nuestros camaradas al efectuar la autocritica de su actuación, se despertó en las masas la ilusión de llegar a la liberación de los trabajadores, por los vias parlamentarias.
En cuanto a los segundos, confirmaron los conceptos de Marx sobre el papel de la pequeña burguesia, fluctuante entre la revolución obrera y la reacción capitalista, Companys, Dencas y Badia, prefirieron rendirse al primer cañonazo de las fuerzas de Balet, que correr el riesgo de que el movimiento autonomista fuese superado por las masas obreras.
Si ta insurrección española tiene trascedencia extraordinaria en las luchas de la clase trabajadora de ton das las épocas, no es menos la que ese movimiento adquirió dentro de los cuadros de la II Internacional.
Destrozado el movimiento obrero en Alemania sin que opisiese resistencia, con la culpabilidad de los dirigentes socialistas, que no solo habian carecido de conciencia revolucionaria cuando la oportunidad era promcia para la conquista del poder, sino que no hablan intentado resistir al hitlerismo pese a los75. 000 policias de Severing; con el ejemplo de Austria donde la resistencia tardia no pudo impedir la instauración de un gobierno fascista; con el antecedente funesto de la traición de Macdonald, Snowden y otros dirigentes ingleses, padres tutelares de la teoria de los intereses generales de la nacións; colaboracionista y olvidado de los principios y finalidades fundamentales del socialismo en los demás paises nórdicos, así como en Holanda y Checoeslovaquia; entregado en otros países a la construcción de planes de economía dirigida para salir de la crisis, como si fuese posible hacerlo en los cuadros de la organización capitalista, la II Internacional ofrecia un aspecto de impotencia fatal frente a la gravedad de los acontecimientos, y de absoluta incapacidad revolucionaria.
Por esta razón la actitud del socialismo español y la consolidación en sus organismos directivos del sector izquierdista que señaló a las masas que la dictadura del proletariado es la etapa necesaria entre el régimen burgués y el socialista, concepto básico deslerrado de la ideologia de la internacional socialista, adquirió una trascendencia indiscutible.
De este gran movimiento de extraen grandes enseñanzas, pero por encima de los errores que se puedan haber cometido, hay algo indestructible que por más que lo pretenda, la prensa reformista no podrá tergiversar. que, el obrero de Asturias, como el de Castilla o el de León, no fueron a la lucha para volver a un 14 de Abril.
Todas sus ilusiones democráticas estaban barridas y al detener el trabajo y empuñar el fusil, peleó por la dicladuta del proletariado para la construcción de un gobierno socialista.
No era Azaña con sus utopias republicanas el que había llamado a las masas a la revolución, sino Largo Caballero con su lenguaje de obrero marrista.
Hoy, a un año del alzamiento, las masas de España mantienen integro su espiritu revolucionario. Ese mismo espiritu que tanto alarmó a la burguesía, cuando al dia siguiente de acallado el fuego de la fusileria, los obreTos de la fábrica de armas de Trubia fueron at trabajo vistiendo camisas rojas y los huérfanos, camino del asilo, grabada en su retina la imagen del padre caido en las barricadas o fusilado frente a su casa por las tropas del tercio extranjero, levantaban su pequeño puño en alto vivando la revolución.
Con sus cuadros sindicales y políticos más vigorosos que nunca, en crisis las organizaciones anarquistas cuyo deseo unitario ha tenido expresiones elocuentes, los partidos obreros de España, van camino a una nueva revolución que no podrá ser vencida. El obrero español eleccionado por su experiencia, no desdeña la lucha electorol, pero no ve en ella el arma para abolir la democracia burguesa, que no tiene interés en sostener mas que como instrumento.
Vayan a a nuestras expresiones solidarias en el primer aniversario del Octubre Rojo.
y que UE necesario que cayese el gabinete Azaña, se aliacen las derechas en el frente antimarxista u ftuesen.
cialismo español que ya había dado más de un ejemplo de su espíritu revolucionario, retornase al verdadero camino. El discurso de Largo Caballero en el cine Pardiñas, després de largo silencio, marcó la iniciación de una nueva etapa.
Se señaló a las masas la ruta de la lucha revolucionaria y reaccionando frente al fatalismo de tantos dirigentes de la II Internacional se afirmó que el fascismo no era inevitable y que la dictadura del proletariado es el único camino para llegar a la democracia socialista.
Las publicaciones, el tono de los oradores, las declaraciones del partido y de la T, las directivos que públicamente lanzaba desde «Renovación la Federación de Juventudes, el fervor y la combatimdad de las masas expresados en aclos grandiosos, asi como el éxito de las huelgas generales en respuesta a las provocaciones fascistas y el temor del gobierno, hacían esperar que la revolución para la cual el proletariado de España se preparaba febrilmente, daria al mundo, junto con Rusia y las regiones Chinas sovietizadas, una nueva nación socialista.
Pero desde el 14 de Abril hasta la caída del gabinete Azaña, hay un paréntesis que implica en la capaci.
tación revolucionaria de las masas, un retroceso evidente. E N BE A R O DEL Μ Ν se declaró automáticamente la huelga general en toda España. Pero mientras que en Asturias y en las otras cuencas mineras tomaba un carácter insurreccional, en Madrid, donde 75. 000 jóvenes socialistas y comunislas congregados en el Stadium, perfectamente organizados, se habían manifestado por la revolución, solo se producian guerrillas aisladas y en otras ciudades y provincias adquirian de inmediato un aspecto pacifico.
Agotada la resistencia de Asturias que en nano aguardó el levantamiento del resto de España, la revolución fué vencida iniciándose una etapa de reacción violenta y cruel que provocó la protesta de todas las organizaciones obreras e intelectuales del mundo. Cuáles fueron los motivos del fracaso material del movimiento? Ya hemos dicho que hay hasta ahora cosas inexplicables, sobre todo porque la revolución rompió las ligazones con nuestros camaradas de las juventudes, como el silencio de Madrid. Pero no podemos menos de señalar algunos aspectos de la preparación ideológica del movimiento, que a nuestro parecer, tuvieron preponderancia fundamental en los resultados obtenidos.
Creemos que faltó una clara doctrina revolucionaria. Para el socialismo español, la conquista del poder no pareció ser, y esta afirmación la hacemos a través de la lectura detenida de las publicaciones oficiales, la finalidad de un movimiento cuya misión histórica es la destrucción de un régimen para superarlo por la construcción del socialismo, sino un camino al que se marchaba obligado por la actitud violenta de la burguesia fascista. Condensaba este concepto la frase tantas veces repetida, de que «entre Moscou y Roma, Moscou. que indicaba claramente, si es que a la misma se le daba el significado que de ella se desprende, que solo se iba a la revolución ante la amenaza del fascismo.
Por otra parte, dificilmente se puede provocar un levantamiento en forma repentina. Es a base de la profundización y ensanche de movimientos parciales que se vayan extendiendo, minando y desorganizando los poderes del estado burgués, que se puede colocar un pais en estado totalmente insurreccional.
Entendemos asimismo que no es posible ir a una revolución sin unificar el partido sobre bases revolucionarias, no permitiendo la convivencia de una minoria contrarrevolucionaria y saboteadora y centralizando los poderes bajo una sola directiva.
Es evidente que en cuanto a las condiciones objetivas, si bien las circunstancias indicadas por Lenin, o sea, además de la decisión revolucionaria del proletariado, anarquía y desunión en las esferas de la burguesia, 70 se daban ya que esta se había agrupado contra la clase obrera, hubiera sido fatal permitir el robustecimiento del fascismo en el gobierno, siendo por lo tanto imposible prolongar el momento del estalfido.
No fué escasa la parte que en el fracaso material del movimiento correspondió a la defección del anarquismo y de la sesquerra» catalana.
Los primeros, traicionando a su clase, cumplieron una vez más su papel negativo en la historia del movimiento obrero.