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IZQUIERDA IZQUIERDA y una madurez mejor que en las actuales circunstancias, aunque todavía falta realizar un gran trabajo de perfeccionamiento y de capacitación, en este sentido. Nosotros, en presencia de este fenómeno que se desarrolla ante nuestros ojos, tenemos que mezclarnos con la masa y no quedarnos en las veredas, mirándola recorrer, agitada, las rutas de su liberación.
Nada podemos temer del frente popular si es que, sinceramente, creemos que somos los mejores y los más capaces en el cuadro de la política argentina. Engrosemoslo para defender nuestra propia organización y el desarrollo ulterior de nuestra acción. En grosemoslo también para abrir horizontes y derroteros más amplios a todos aquellos sectores que se superarán a si mismos dentro de las filas de un bloque popular.
Quizás no respondan muchas direcciones y muchos jefes a un llamado socialista de esta naturaleza. Ello no tendría importancia. El llamado siempre sería recogido por las masas. esto sería lo fundamental.
Impidamos, al mismo tiempo, que la audacia y la demagogia se adueñan de estos movimientos o los desvien en provecho propio. En ello va también la responsabilidad de los partidos socialistas, Si no desearamos a nuestra organización el digno cumplimiento de grandes jornadas históricas, nos quedaríamos a la expectativa, Sin embargo, es posible que ni aun así pudieramos hacerlo, puesto que nosotros abandonamos las actitudes expectantes el día en que nos incorporamos al Socialismo.
Etiopía y el imperialismo La lucha está entablada, pues, entre lo más reaccionario de la política argentina y el resto del pueblo.
La dictadura no está dirigida ni estará dirigida solamente contra los radicales. Está y estará dirigida contra la masa popular, en sus distintos aspectos. Los radicales no sufrirán los efectos de la dictadura sino en cuanto y en tanto sean masa popular. En lo que a la dirección se refiere, la reacción no la teme ni podría temerla. De la misma manera que no la teme el imperialismo británico contra el cual los jefes no han dicho una sola palabra, a pesar de las cosas extraordinarias que han ocurrido en el país en los últimos diez meses. Es que no podrían estar en contradicción con la política que observaron frente al imperialismo, cuando estuvieron en el gobierno.
Si la situación está planteada, en el país, en los términos que lo hemos expuesto, cual es la perspectiva inmediata para la acción, y cual debe ser, a nuestro juicio, la actitud del Partido?
Para luchar victoriosamente contra la reacción adueñada de los resortes del poder político, no aparece otro camino que no sea el de un frente popular.
La masa ha encontrado instintivamente este camino, sin aguardar la decisión de las direcciones partidarias. En diversos estados argentinos, desde hace mas de un año a esta parte, los frentes populares han surgido espontaneamente y han dado una sensación de vitalidad y de multiplicación de fuerzas, realmente extraordinaria.
Los hechos de Santa Fé, en oportunidad del envío de la intervención federal, han dado un magnífico ejemplo en este sentido. Dificultades que no pudieron vencerse durante varios meses, y que retardaron la formación del frente popular, fueron superadas en veinticuatro horas, y todo el pueblo salió a las calles porque en la defensa de la autonomía de SantaFé, dado el caracter social que hoy asumen las luchas políticas en nuestro país, estaban interesados los demócratas progresistas; estaba interesada la defensa de una constitución liberal y de una serie de instituciones del mismo tipo, estaba interesado el movimiento socialista; estaban interesados los comunistas, pues era esa provincia la única que les permitía moverse con alguna comodidad, estaban interesados los sindicatos obreros; estaban interesados los estudiantes y, en una palabra, todos los sectores sociales que no tienen ningún pacto expreso o tácito, destinado a mantener o a prolongar una situación de dictadura reaccionaria.
El frente popular se impuso, entonces, desde la calle.
Es claro que en la forma precipitada en que se llegó a la constitución de este frente, no podían esperarse grandes resultados. Pero es indudable que, a través de los hechos de Santa Fé, podemos decir que en la República Argentina, por primera vez, se ha producido un frente popular auténtico de lucha contra los reaccionarios. lo de Santa Fé se extiende. La Capital Federal no ha podido permanecer ajena al fenómeno, y lo mismo ha ocurrido y seguirá ocurriendo en otras provincias argentinas. Es que los últimos cinco años, especialmente, no han transcurrido en vano. La conciencia popular se ha aclarado considerablemente y, además, diversas condiciones objetivas (crisis agraria, baja del valor de la moneda, fletes elevados, desocupación, etc. han contribuído poderosamente en ese esclarecimiento.
Las masas se mueven, están inquietas, se sienten animadas por un propósito de lucha; buscan un camino y una orientación.
Esta es la verdad, la que nadie podría negar o poner en duda.
La responsabilidad, en consecuencia, es gravísima para los partidos políticos y para sus dirigentes. Los acontecimientos, que constituyen el contenido de la historia, se suceden sin aguardar las decisiones de los partidos o de los jefes. Estos estarán bien en cuanto y en tanto marchen de acuerdo a los acontecimientos. En cuanto se detengan «desensillando hasta que aclare. habrán perdido el control de todo movimiento social constructivo, porque se habrán colocado a su retaguardia. Acaso verán aclarar, pero cuando ello ocurra la distancia que separe al movimiento de lo que haya quedado a sus espaldas, será demasiado grande.
Nuestro Partido debe contemplar con toda decisión el difícil momento político que atraviesa el país y disponerse a tomar el puesto de vanguardia que le corresponde.
Nosotros debemos lanzar la consigna del frente popular y debemos trabajar intensamente para lograr su constitución. En estas horas de decisión, las fuerzas socialistas deben estar en todas partes. En todos los lugares donde despierte una agitación y se mueva una inquietud, debemos estar presentes. Jamás las masas en este país, han demostrado una capacitación a Desafiando los intereses coloniales de las diversas potencias imperialistas, desafiando el sentimiento instintivo de justicia que anima a los grandes sectores de población de todo el mundo, desafiando la propia organización internacional que el capitalismo ha creado para tratar de estabilizar su hegemonía en el orden externo, y que es la Sociedad de las Naciones, Mussolini ha invadido el Africa.
Gran Bretaña, convertida por una ironía del destino en defensora de los pueblos débiles, organiza desde el Foreing Office, desde Ginebra y desde el mar Mediterráneo el tridente de acero que le va a oponer. En Londres con su vasto mecanismo político financiero; en la sede de la Liga con su consagrada habilidad diplomática; en los mares cercanos a Etiopía, con el poderoso argumento de sus naves de guerra. Cómo debemos mirar nosotros, elementos de la clase trabajadora, el conflicto que amenaza extender sus consecuencias hasta derivar en una guerra mundial?
Italia fascista busca en Abisinia el predominio colonial característico en la faz imperialista de su economía y que se sintetiza en la adquisición de fuentes de materias primas y en la conquista de mercado de absorción de sus productos manufacturados. No hace en esto sino repetir, un poco tardíamente, la política de expansión de todo las grandes potencias capitalistas.
Busca además el fascismo italiano el golpe de efecto que ha de impedir la definitiva cai.
da de su régimen interno, al distraer a la población hambreada con la apariencia de las victorias deslumbrantes, al prometerle imposibles mejoramientos en su miseria con las irrealizables colonizaciones del desierto de Ogaden, y al ahogar cualquier intentona de revuelta con una dictadura militarizada aún más fuerte.
No otra cosa buscaba Hitler cuando achacaba al Tratado de Versailles la culpa de la desesperada situación de los trabajadores de Alemania, mintiéndoles desde la tribuna que comerían mejor si se revisaran las fronteras de 1919, y auspiciando un régimen de militarización de la población obrera.
Nosotros sabemos lo que es Inglaterra y lo que busca con su aparente defensa de la justicia. Recordamos su propia expansión colonial y su proceso imperialista, desde los tiempos de Francis Drake, el pirata convertido en noble almirante, a través de Lord Clive, creador del Im