BourgeoisieCapitalismDemocracyFascismLeninMarxismSocialismWorking Class

18 IZQUIERDA IZQUIERDA 19 un Con o sin abstención seguirán, pues, las violencias, Con cada una de ellas aumentará, por otra parte, la agitación del radicalismo y su inclinación a buscar las soluciones por otros cauces que los legales.
Algunas fuerzas de la burguesía sudam ericana, tales como en Chile, Brasil, Perú y Cuba, demuestran las grandes energias rev olucionarias que produce la crisis de los partidos de la clase media. En Cuba se ha logrado comunicar a esos desprendimientos revolucionarios un alto espíritu clasista, Desen gañados por las experiencias de la agitación antimachadista, colocan hoy grandes sectores socialmente intermediarios la meta de sus aspiraciones más allá de una suplantación de Batista o un derrocamiento de Mendieta. No es sino asi como se explica la intensidad y número de focos rebeldes. El movimiento alrededor de Guiteras, ex ministro de Grau San Martín, cobra los relieves de una lucha de clase contra clase, de aspiración socialista con fra régimen capitalista.
La división evidente del Aprismo perua no en un frente nacionalista y otro de inclinación más bien proletaria es también un an tecedente valioso del giro que puede tomar en la Argentina la disolución del último gran partido de la burguesía, Si bien es cierto que la política de este pais irá en razón de su diferente economía por un proceso descomposición menos acel erado, hay vehementes indicios que las resultantes finales no serán muy distintos. Forzos amente habrá de aparecer una mayor desconformidad y disposición levantisca en los radicales. No es muy aventurada la comparación de los que establecen equivalencias políticas de nuestro momento y los que procedieran a la eliminación de Sánchez Cerro Machado o Ibáñez. Con una mayor agudización de las luchas se actualiza pues la cuestión de ahorrar a nuestro pais las etapas dolorosas y en parte negativas que van, por ejemplo de Machado a Mendieta y Batista.
salia, la barrida en gran escala de empleados pú.
blicos y hasta es posible que se daria un desborde de odios materiales contra algunas figuras que más trabajaron por una pulverización del radicalismo. Hacia esta solución navega el círculo presidencial, algún sector del ejército y la burguesía mercantilista a quienes no convienen situaciones de caos revolucionario.
Blen distinta sería la situación si la anormalidad se prolonga. Cada mes que pasa, coloca a la masa radical, sobre todo a los grupos jóvenes, en una situación más levantisca. Mucha gente ha sido alcanzada severamente por la depresión económica y vive desde hace largo tiempo en condi.
ciones precarias. Las importantes masas obreras y la burguesía declasada presionan el giro que to.
ma la política partidaria.
La literatura radical es un indicio de que los reveses no han pasado sin dejar huellas. En pu.
blicaciones de esta Capital se habla del proleta.
riado en nuevos fundamentos económicos del radicalismo. Se habla del privilegio y de la ini.
cua explotación del hombre por el hombre. del imperialismo económico. generador de pueblos pauperizados y sostenedores del privilegio de una clase social generada por el capitalismo. de a burguesía que, tomando en sus manos los útiles y medios de producción, los usa para crear ganancias a beneficio exclusivo de su clase, a la que se suma la nobleza, el clero y demás castas sostene.
doras del privilegio. la vista de este proceso transformador no es posible que los partidos proletarios se reduzcan a simples expectadores. Hacerlo así implica, el peligro de que la penuria social se desvie en dema.
gogías. La falta de una idea correcta de las relaciones econOmico politicas del mundo y de la sociedad argentina puede llevar a los radicales a un extremismo declamatorio que a la postre des emboca siempre en el fascismo.
Miradas así las cosas, no están mal fundados los temores que ven en la desarticulación del ra.
dicalismo el semlllero de futuras fuerzas fascis.
tas, Ciertamente: hay un considerable grupo de gente que aspira a algo más que a ti traspaso del poder de la oligarquia conservadora a los radicales. Acaso no sean pocos los que en sus especulaciones llegan a establecer contactos es.
pirituales con la izquierda marxista. La idea del alzamiento armado anima a muchos grupos como objetivo concreto; y aun cuando los propósitos revolucionarios han recibido varias duchas frías, no cabe descartar la posibilidad de que una política de fuerza, de arriba, se vería contestada con violentas agitaciones de abajo.
La inclinación revolucionaria ha sido apla.
cada un tanto por las declaraciones conciliado.
ras de la plana mayor y por la relativa tolerancia que preside las relaciones entre gober.
nantes y masas radicales. Pero al efecto no hay que olvidar que el país no se halla ahora ante ninguna jornada política que pueda servir a los radicales de trampolin para el poder. Con ab.
soluta certeza se puede predecir que el día en que se actualice la reaparición de los radicales, habrá lfos, coacciones y violencias a granel. la disposición levantisca de los radicales puede producir entonces clima prerrevolucionario de extraordinarios alcances para los destinos po.
líticos del país. Chile, Cuba, Méjico y Perú nos ofrecen, al efecto, indicios de que los partidos proletarios de contextura marxista no pueden contemplar con Indiferencia la anarquización de los partidos burgueses. En momentos de agita.
ción aguda se producen desprendimientos del ala extrema que son susceptibles de una impregnación ideológica marxista.
Llevar los abstractos devaneos de la burguesía desclasada y desorientada hacia un plan de acción metodico y con finalidades verdaderamente revolucionarias, es la tarea que incumbe como objetivo concreto a la izquierda socialista.
Los puntos de vista de Lenin, enunciados ya en 1903, sobre la materia, tienen valor de actualidad ante la radicalización de grandes es tratos populares que siguen a las fracciones de la burguesía. Atraerlos en los instantes que marcan un período de erisis del aparato estadual y hacerlos servir la causa del proletariado, es tarea que no se debe perder de vista. Toda inquietud revolucionaria de tales sectores entraña dos posibilidades diametralmente opuestas. Si no se les comunica un contenido socialista clan ro, corren el peligro de finiquitar su proceso como un instrumento activista de la reacción; si en cambio, se contribuye en la fenomenología revolucionaria burguesa con el material teórico y táctico del sociallemo marxista, hay la pers pectiva de evitar diques de contención que la sociedad capitalista levanta en todas partes pa.
ra desviar el instintiyo afán revolucionario de las masas La difusión de la idea de las clases es el aporte más urgente. Los grupos radicales de la izquierda deben ser influenciados con el concepto de la lucha de clases, para que la energía social producida por la descomposición ge con.
dense en una pretensión revolucionaria de los explotados contra los explotadores. Contra to.
dos los explotadores y con especialidad contra los de las propias illas, por cuanto éstos son la más seria amenaza para que el ardor revolu.
cionario no se esterilice en un régimen de dis.
tinta nomenclatura, pero de idéntica o peor opresión de las masas trabajadoras. su vez es de urgencia la destrucción de concepciones ingenuas como la de una demo.
cracia social bajo la égida de un régimen eco.
nômico capitalista. no menos importante es la tarea de contribuir para que los sectores re.
volucionarios de la burguesía se libren de la ficticia salida nacionalista. El radicalismo arroja a la superficie de política elementos sociales de elevado dinamismo; fortalecerlos en cuanto apoyan la causa de los explotados, im.
pregnarlos de la noción de que sólo la reintegración de los medios de producción a las masas obreras es una efectiva solución, y familiarizar.
los con que sólo la dictadura del proletariado puede destruir el poder económico y político de la reacción: he aquí tareas que esperan a la iz.
quierda revolucionaria socialista.
no En los partidos proletarios está que la crisis del radicalismo se impregne de los elementos de la lucha de clases, de la oposición al imperialismo, de la revolución por una economia socialista y por el triunfo de la clase explotada sobre sus explotadores. Esto se puede lograr solamente con la agitación de la mayor cantidad posible de opinión pública alrededor de aspiraciones socialistas fundamentales. El grave peligro consiste precisamen.
te que en que el radicalismo puede hallar fórmulas verbalistas y declaraciones políticas más revolucionarias que nuestro apego en una democracia en que nadie cree. Los primeros efectos de esta falsa posición ya los estamos recojiendo; están en la disminuida adhesión de las masas a nuestra acción partidaria. No sería extraño que pronto tengamos que comprobar esto en la Capital donde, con la concurrencia de los radicales, habremos de luchar por la minoria: conste que nos referimos al único punto de la República en que todavia se podrá contar con algún regular funcionamiento del aparato eleccionario.
Se equivocan a fondo los que creen que al graduar nuestra acción partidaria de acuerdo con la amenaza de los gobernantes sobrellevaremos mejor las agitaciones políticas del futuro. Se equivocan también los que creen que acondicionando al socialismo con un modesto nimbo de nacionalismo y tolerancia religiosa habrán de hallar la fórmula para capear los inevitables temporales. Todo esto no son más que anteojeras a la clase obrera; y perspectivas de que una demagogía desenfrenada de la burguesía en pánico nos birle las últimas posibilidades.
Quien puede dudar que en cuanto a rabioso nacionalismo podremos nunca competir con ciertos hombres del radicalismo. Fuera de duda está que el nacionalismo sólo no lo hace, pero con un aditamiento de reclamaciones seudorrevolucionarias en materia social y económica habremos de ser los preparadores, expectadores y victimas del primer gran intento de formalizar la aparición de un gobierno fascista en la Argentina.
Hemos oido últimamente declaración radicales sobre el problema agrario que irradian por fuerza más sugestión sobre la masa pauperizada de los campos argentinos. Otro tanto vale de su posición sincera o no, esto no viene ahora al caso con respecto de los capitales que el imperialismo tiene invertido en ferrocarriles, frigorificos, usinas y bancos.
Ante tremendas posibilidades como las enunciadas es evidente que nuestra actitud no puede ser de pasividad contemplativa. Si nosotros no nos aprestamos a hacer la historia, existe la certeza que la harán otros; que la harán a su manera; para los secretos intereses que mueven el complicado ajetreo dola demagogía burguesa; y que, finalmente, nosotros, nos veremos obligados a sufrir la manera como se hará esa historia.
Una lijera valoración del panorama eco nómico politico nos deberá convencer que la fuente dinámina del procesp transformador de la sociedad debe estar en nosotros. Que estará en nosotros si nos aferramos a los fundamentales puntos de vista del socialismo revolucionario. De otra manera contaremos entre los rezagados y daremos lugar a que las inquietudes de las masas sean captadas poror la instancia más temible; temible por lo mismo que le faltará toda orientación precisa para liquidar el drama de la hora actual con la total liquidación de la economia capitalista.
Al levantar las autoridades centrales del radicalismo la abstención, lo hicieron sin grandes ilusiones. En la mayoría de las declaraciones aparece un fuerte escepticismo sobre los futuros acontecimientos.