DemocracySocialismSocialist PartyStrikeUnión General de TrabajadoresWorking Class

36 37 IZQUIERDA IZQUIERDA ANTECEDENTES DE LA REVOLUCION ESPAÑOLA era, precisamente, a los socialistas, a pesar de tener tres camaradas en el Gobierno. Se daba el caso estupendo de que en las provincias agricolas, por ejemplo, se les negaba sistemáticamente el trabajo a los hombres y mujeres afiliados al Partido Socialista o a la Unión General de Trabajadores, es decir, a los verdaderos defensores de la República. No se respetaban las leyes obreras ni los contratos de trabajo, y cuando la des.
esperación llevaba a los trabajadores socialistas a protestar por la actitud inhumana de la clase patronal, la guardia civil se encargaba de meterles en cintura. Lo mismo ocurría en las zonas industriales.
Sin embargo, el Partido Socialista seguía inculcando en las masas la fé en la República democrática, la confianza en el nuevo régimen instaurado; confiaba, tal vez, en que llegaría un momento en que todos, gobernantes y gobernados, cumplirían con su deber. Resultaba difícil sin embargo, convenecer a las masas obreras socialistas, porque veían claramente que los agentes de un Gobierno, que contaba con tres ministros socialistas, les trataban despiadadamente. Se podrían relatar muchísimos casos de represión llevados a cabo por la fuerza pública durate los Gobiernos de Don Manuel Azaña.
Todo esto, noturalmente, fué creando un profundo malestar en el Partido Socllaista y en la Unión Gremial de Trabajadores; la desilusión fué prendiendo en el corazón de sus afiliados; ya no creían encontrar cauce ampllo y sereno a sus inquietudes, a sus aspiraciones, a sus anslas de justicia dentro de una República como la que había sido implantada en España.
Mientras tanto, las derechas clericales y monárquicas, que durante los primeros meses de la República habían permanecido escondidas, empezaron a organizarse en forma muy hábil, dentro de la legalidad, sin ser molestadas en lo más mínimo por las autoridades. Gil Robles, Martinez de Velazco y Goicoechea, con sus respectivas organizaciones políticas, sembraban la cizaña provocaban la división de los republicanos; estaban, naturalmente, en su papel. Lo estúpido, lo imperdonable, es que muchos republicanos fueran ganados por la propaganda del monarquismo, cayendo ingénuamente en sus redes.
Cuando las derechas reaccionarias contaron con una potente organización en toda España, cuando los republicanos de todos los matices se encontraban divididos; cuando se creyó llegado el momento de acabar definitivamente con el rumbo izquierdista señalado a la República por la Constitución, se produce la crisis del gabinete presidido por don Manuel Azaña, y poco después se disuelven las Cortes Constituyentes. Habían triunfado las derechas reaccionarias, enemigas implacables de los artículos 26 y 44 de la Constitución Española!
Daría materia para varios artículos la enorme labor desarrollada por las Cortes Constituyentes. Desde la Constitución hasta la ley de Asociaciones y Congregaciones religiosas, qué obra tan sabia y progresista hizo el ParlamenUn mensaje de Largo Caballero desde la prisión Aunque el Partido Socialista Obrero Español se constituyó en el año 1879, puede decirse que se incorporó de lleno a la vida política de España durante las guerras coloniales de fines del siglo pasado, cuando se opuso con toda firmeza a la locura de declarar la guerra a los Estados Unidos. Desde entonces no cesó ni un sólo Instante de luchar en todos los terrenos y con toda firmeza por la desaparición de la España de las oligarcuías, y de los privilegios. Convencid)
de que no le sería posible al pueblo español avan.
zar nl un sólo paso mientras el corrompido régimen monárquico imperase en España, el Partido Socialista Obrero incluyó en su programa mínimo un punto que consideró fundamental: la abolición de la monarquia y de sus métodos oprobiosos.
La huelga general revolucionaria del año 1917 tuvo por fin principal derrocar a la monarquia e implantar la República, dando al traste con la España decrépita y corrompida; el Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores, haciendo honor a los compromisos contrafdos, fueron quienes más se sacrificaron en aquellas memurables jornadas. Con el mismo espíritu de sacrificio y la misma lealtad para con sus aliados obraron estos dos organismos en el movimiento revolucionario de 1930, precusor de la instauración de la República.
La participación de los socialistas en el Gobierno provisional que habría de formarse al triunfar la República, fué impuesta en el seno del Comité revolucionario, como una garantía de ma xima seriedad, por los militares que se habíaa comprometido a participar en el movimiento.
Además, todos los políticos republicanos, sin ninguna excepción, que formaban parte del Comité, consideraron indispensable la participación de los socialistas en el Poder.
Cuando se proclamó la República, el único partido político español organizado en forma moderna y con una gran disciplina era el Partido Socialista, apoyado incondicionalmente por un organismo tan serio, tan solvente y tan aguerrido como la Unión General de Trabajadores. Al ser requeridos oficialmente los socialistas para participar en el Poder, fué necesario, naturalmente, consultar el parecer del Partido; habo entonces muy fuertes y muy fundadas discrepancias entre sus aflliados; sabido es que Julián Besteiro, socialista de gran autoridad, encabeza da una fracción de camaradas, importante por su número y calldad, que no estaba conforme con la colaboración, Julián Besteiro pensaba que la colaboración podía comprometer no sólo el porvenir del Partido Socialista sino también el de la Unión General de Trabajadores. Sin embargo a mayoría del Partido fué favorable a la participación de los socialistas en el Poder, y éstos entraron a formar parte del Gobierno provisional.
En las primeras elecciones de diputados, celebradas después de instaurarse la República, el Partido Socialista obtuvo ciento veinte bancas, lo que le valió ser la minoría más importante de las cortes Constituyentes. Fué una verdadera des.
gracia para el socialismo español el haber obtenido un número tan importante de diputados, porque, sin darle la elección una fuerza suficiente que le autorizase a reclamar integramvate el Poder, le creó una delicadísima situación.
El Partido Socialista se entregó de lleno, leal.
mente, sin reservas de ninguna clase, a la conso.
lidación de la democracia que había contribuído a establecer, y se consideró, con justo motivo, uno de sus más fuertes puntales. Quién iba a pensar entonces que el Partido y sus hombres más representativos, que habían contribuído en forma tan decisiva y tan abnegada a la implantación del nuevo régimen, Iban a ser, poco después, injuriados, calumniados, escarnecidos y declarados Lue ra de la ley por los mismos elementos que tan insistentemente habían pedido su colaboración!
Existían aquellos momentos, por parte de los socialistas, el sincero propósito de afianzar, defender y conservar la República democrática, constitucional y parlamentaria. Creían honradamente los hombres que Nevaban entonces la di rección del Partido y de la Unión General de Trabajadores, que la nueva República, tal como se iba estructurando, iba a permitir al proletariado una rápida evolución que le capacitara para asumir integramente el Poder por los cauces le.
gales. Bien pronto habrían de convencerse nuestros camaradas de que esto era sumamente diffcil de conseguir, porque quienes se oponían más tenazmente a las legitimas aspiraciones del proletariado, eran, precisamente, los mismos republicanos.
Aprobada la Constitución y elegido presidente de la República el señor Alcalá. Zamora, se produjo la crisis de fondo del primer Gobierno del señor Azaña, Los socialistas fueron invitados a seguir participando en el Poder. Pudieron eludir nuestros camaradas su participación en el segundo gabinete del señor Azaña? Indudablemente que sí, a pesar del número de diputados que el Partido Socialista tenía en las Cortes Constituyentes. Pero el señor Azaña tuvo la suficiente habilidad para conquistar la adhesión de ios socialistas y la participación en su Gobierno Sin embargo, hubiera sido un gran bien para el Partido Socialista y para la Unión General de Trabajadores haber renunciado entonces a la participación. Porque ¿qué ventajas significaba para los socialistas tener tres ministros en el Gobierno? Ninguna, absolutamente ninguna, pues si bien el Partido cargaba con la enorme respon.
sabilidad que suponía su participación en el Poder, no gozaba, en cambio, de ninguno de sus beneficios. quienes peor se trataba en España, POR MADRID EL DIPUTADO CORTES Bamarada Jesús Menéndez Buenos Aires Estimado canarada: Acuso recibo de la carta que me envia en nombre de la Juventud Social ista de esa capital, agradeciéndole las manifestaciones de solidaridad que en ella me hace. Recibo con la carta la resolución que me adjunta y de la vue he hecho entrega al Secretario gene ral de la Federación de Juventudes Socialistas, ue se encuentra tambien en esta prisión.
Iuede usted, y los demás camaradas de esa capital, tener la seguridad de que no nos amilana la situación enyue nos encontramos. Estamos convencidos de que, desde estas casas, tambien se puede servir a las ideas, 41 servicio de ellas hemos puesto, hasta acui, y seguiremos poniéndo en lo sucesivo, lo mejor de nuestros entusiasmos.
Salude a los camaradas del Partido y de las Juventudes en nombre de quien es suyo y del Socialismo Calallow Frau le Caledon