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12 IZQUIERDA IZQUIERDA 13 ROSA SCHEINER ACCION SOCIAL DE LA MUJER EN LA ARGENTINA pre.
SU CONTENIDO REVOLUCIONARIO una ciente, sin una directiva revolucionaria, se ha de resistencia evolutiva del cerebro de que tenido en el mejor de los casos en un gremialis habla Ramón y Cajal refiriéndose a la humo estrecho, cerrado, exclusivista y estéril siem. manidad, tiene su asidero predilecto en el millón y medio de mujeres que pueblan la ciudad luz de Latino América, sin contar a zQué hay de extraño pues que a través de tan. las que viven en todo el territorio argentino.
tos desaciertos y desvíos, tengamos como triste balance, un atraso inverosímil en materia de acPero hay más. Ni siquiera dentro de radio soción social de la mujer obrera y de la mujer de cialista se ha producido renovación de la las capas pobres de la pequeña clase media?
mentalidad femenina. En medio de los hogares Quien haya observado de cerca a obreras de la socialistas ha pesado y pesa aún, sobre las muje fábrica o taller, a empleadas, a maestras, o a las res la resistencia masculina a concederles la lillamadas amas de casa, quien las haya observado bertad individual, el placer de la iniciativa, el con criterio socialista, se queda sencillamente tanteo personal por nuevas rutas.
desconsolado. Parecen figuras estancadas en el Es que el pánico pequeño burgués al qué disiglo XIX por lo menos. Psicológicamente se dis.
rán tortura aún al padre y aj marido socialista.
tinguen apenas de nuestras bisabuelas, y eso al lado de su independencia económica aparece es. ese prejuicio lugareño puede más en su psicología que todas las declaraciones de su programa pecialmente ridiculo, absurdo hasta lo inconcebi.
partidario sobre la igualdad de los sexos.
ble, hasta lo fantástico.
El resultado? Cuál puede ser sina el de carenTodos los convencionallemos idiotas que el cocia entre nosotros de mujeres luchadoras? Porque loniaje ha mantenido para la mujer de su tiempo.
ser socialista presupone ante todo arrojar a un siguen dominando sobre todas las decenas de mi.
lado la maraña de prejuicios con que la rutina llares de mujeres cuya vida es completamente dis.
nos ha enredado. Cortarla, aún desgarrándose las tinta, que participan quieran o no quieran de lucha férrea por la existencia, a la que solo escacarnes, si fuera necesario, pero recuperar la personalidad, sentirse responsable y dueña de sus pan algunas pocas.
actos.
Cuando se piensa que más de sietecientas mil En lugar de eso, nuestras mujeres, las mujeres mujeres de nuestro país se bastan a sí mismas del medio socialista todavía siguen la rutina coeconómicamente, desempeñándose en las más dilonial de no salir de noche sino acompañadas, versas esferas del trabajo, y que de esas setecientas mil mujeres quizás no alcancen al millar como la más timorata y apocada de nuestras bilas que tengan alguna personalidad, no se puede sabuelas en sus años de juventud. Como cual.
quier misia Panchita de antaño.
menos de horrorizarse ante el formidable poder Si las mujeres socialistas de la Rusia absolu.
de la costumbre, poder anulador desde luego.
tista o las mujeres socialistas de la España católica hubieran usado de semejantes escrúpulos, ni En pleno Buenos Aires, la primera ciudad la revolución rusa del 17, ni la reciente española de América del Sur y que se compara con hubieran encontrado en ellas las admirables comorgullo excesivo con las grandes capitales pañeras de lucha, de temple heróico que han europeas, la inercia social de sus mujeres preparado el triunfo de la primera, y que contries algo que choca por lo anacrónico. Esa buirán sin duda a la victoria proletaria de ésta.
una ENTRO del régimen burgués, cimentado sobre la más exacerbada desigualdad económi.
ca, no se puede hablar de acción social en. abstracto. Atendiendo la realidad histórica del antagonismo de clases en cuya virtud los intereses de una clase están en pugna con los inte.
reses de la otra, se hace dificil, por no decir imposible, aceptar la premisa de una sola acción Social.
Si admitimos que el concepto de acción social es ante todo la expresión de solidaridad, habrá necesariamente que dividirla en dos categorías: la ACCION SOCIAL CONSERVADORA y la AC.
CION SOCIAL REVOLUCIONARIA.
Un hombre o mujer pudiente dará expresión a su inquietud social siempre hasta un determinado limite, pasando el cual pudieran lesionarse sus intereses de clase, sus privilegios fundamentales.
Se dedicarán a la filantropía en gran escala, desarrollarán una considerable acción cultural, proferirán bellas y sentidas palabras sobre los males sociales. Su acción social será sin mbar.
go siempre conservadora; su emoción puramente epidérmica; es que su interés de clase consiste en no tocar para nada la causa originaria de los males sociales, o sea la propiedad privada. porque es ella la que condiciona la hartura, el confort y el placer de las clases acomodadas.
Pareciera que ruidosos alardes, filantrópicos algunos señores millonarios quisieran hacerse perdonar su veneración al dios oro en cuyo altar sacrifican a millones de asala.
riados mujeres, hombres y niños. Una vez pagado ese pequeño tributo, al suave reclamo de la conciencia, los filántropos se entregan a sus anchas a los privilegios de su suerte, como el hombre piadoso, que vuelve a pecar con centuplicados brios, una vez obtenida la absolución sacerdotal después de confesar los pecados cometidos.
a la con sus Idéntica acción social conservadora desarrollan ciertos elementos de la burguesía menor, fi.
lántropos en pequeña escala. Así, la dama compasiva que tiene sus pobres a las que provée pe riódicamente de algún dinero o ropa: o la señorita que enseña a leer a los obreros. Tanto los grandes filántropos, como los pequeños no hacen más que dar un poco de lo que les sobra, Consideran la desigualdad económica como un mal necesario e inevitable, y mitigándolo un poco se sienten bienhechores de la sociedad.
Compañero: Coopere con nosotros, suscríbase llenando el talón adjunto La acción social revolucionaria no puede ser desarrollada sino por la masa popular, y en prl.
mer término por la clase trabajadora.
El proletariado soporta un régimen social que le ofrece como única seguridad la de no salir nunca de la estrechez y de la miseria, y como única libertad, ja de morirse de hambre. Cuando la gran parte de la masa proletaria lo haya comprendido en todo su profundo significado, habrá llegado el fin de su servidumbre y desde lue.
go el fin del bandidaje capitalista. La acción so.
cial revolucionaria tiene la misión de acelerar ese proceso histórico, y en ella está empeñado hoy lo más responsable de las avanzadas sociales.
Muy diffeil es entre nosotros la acción social de espiritu revolucionario, y si ello se explica por el grado mismo de evolución del país, hay además otro factor importante que determinó el hecho.
Ese factor es la desnaturalización del imperativo específico determinado por su propia existencia.
por parte de nuestro partido. Si un partido socialista no está llamado a impulsar y activar la acción revolucionaria de los trabajadores los que simpatizan con su causa. no concebimos para que existe. Es su misión específica, que ningún otro partido político puede realizar. Bajo el plácido murmullo bernsteniano nos hemos olvidado de esa gran verdad. Hemos hecho política y la clase trabajadora argentina, su parte más conNombre Dirección: Ciudad y de.
Giros a nombre de RODO, 25 de Mayo 67, Escritorio 54 BUENOS AIRES Suscripción a números. 12