Bolshevik PartyBolshevismBourgeoisieDemocracyEngelsLeninLeninismLiberalismMarxismOpportunismSocial DemocracySocialismSocialist PartySovietTrotskyWorking Class

IZQUIERDA 15 14 IZQUIERDA dentes, constituyeron la inconmovible base sub jetiva que tenía que llevar forzosamente a buen término la histórica batalla social que desenca aonada prematuramente en 1905, en el curso de los doce años subsiguientes, habia de conducir al proletariado a la victoria.
Como muy bien lo ha dicho el gran caudillo desterrado, la insurrección no vino del cielo.
Para la Revolución de Octubre eran necesarias una serie de premisas históricas: a) la podredumbre de las viejas clases dominantes; de la nobleza, de la monarquía, de la burocracia; b)
la debilidad politica de la burguesía que no tenía ninguna raíz en las masas populares; c) el caracter revolucionario de la cuestión agraria; d) el caracter revolucionario del problema de las nacionalidades oprimidas; e) el peso social del proletariado. Leon Trotzky: Qué es la Re.
volución de Octubre. Para el jefe de la oposición de izquierda, a estas premisas orgánicas es necesario agregar ciertas condiciones de coyuntura de excepcional importancia: la revolución de 1905, con la primera creación de los soviets como órganos revolucionarios y la guerra imperialista que operó a la manera de un poderoso revulsivo. Pero to das estas condiciones que eran suficientes PARA QUE ESTALLARA LA REVOLUCION, resultaan, sin embargo insuficientes PARA ASEGURAR LA VICTORIA DEL PROLETARIADO en la revolución. Para esta victoria todavía faltaba una con dición: El Partido bolchevique.
Es decir, que en la producción de la Revolución de Octubre, se aunaban una serie de antecedentes anteriores, concomitantes y contempor áneos a la producción de los acontecimientos.
Antecedentes revolucionarios; condiciones externas de la clase dominante rusa, relacionadas con su intervención en la guerra de 1914; condiciones internas de la misma clase dominante, en situación de crisis, y la acción del partido bolche vique, vanguardia revolucionaria del proletariado ruso, que fué capaz de llevar adelante la rey olución de Febrero que con Kerensky a la cabeza, había quedado cmpantanada en el charco de mo liberal y en la política del llamado defensismo revolucionario aue Lenin hubo de desenmas carar.
Todas estas condiciones existian para Ke ensky y para el Partido Socialista Revolucionario. Pero de nada pueden valer uando partido como órgano de la revolución, es incapaz de ir más allá de determinados limites. Límites que, en el caso de Kerensky y de su gente, no iban más allá de las aspiraciones de la burguesía liberal rusa que, en determinado momento, pudo detener y copar la revolución.
El trabajo genial de Lenin y de la fracción bolchevique, consistió en realizar en los meses gloriosos que van de Febrero a Octubre de 1917, la tarea inmensa de hacer sobrevivir el grandioso movimiento; de organizar a las masas y de llevarias a la conquista del Poder, haciendo la segunda revolución.
Lenín y la fracción bolchevique, supieron plantear el problema revolucionario en sus verdaderos términos marxistas. Pero no se conformaron con teorizar. Uniendo la acción a la teoria, superaron la etapa de Febrero y supieron lle var al proletariado a la toma del Poder. Los núcleos obreros de Petrogrado y de otras ciudades, educados en el marxismo y conscientes de la realidad histórica que vivian, lograron compartir el Poder con el gobierno de Kerensky y los representantes de la burguesía liberal. Los revolucionarios de Febrero tenían el gobierno, pero no tenían consigo todo el Poder. Desde Febrero a Octubre de 1917, existió en Rusia lo que Lenin calificó con el nombre de el doble Poder.
Los soviets, poco a poco, fueron acrecent ando SU PODER, en detrimento del que detentaban Kerensky y sus colaboradores al servicio de la guerra imperialista. Lenín, con su mirada avizora había comprendido de inmediato que la garantia de la segunda revolución victoriosa estaba, precisamente, en los soviets, nuevos órganos de acción de la clase trabajadora.
Es así que toda su obra incansable, anterior a la revolución de Febrero, después de ella, a través de sus actividades desde Suiza. y después de su regreso a Rusia, estuvo encaminada a organizar y a armar el proletariado; a conquistar para su fracción a los sectores más amplios de la masa; a desenmascarar la política contrarre volucionaria del Gobierno Provisional; a agitar el problema agrario y el de las nacionalidades oprimidas; a encarar resueltamente el problema de la Paz, que Kerensky y su gobierno no podían a cometer; a reestructurar al propio Partido, mediante la reforma del Programa y aún de su no mbre.
Sin tener en cuenta toda la actividad práctica del insuperado conductor socialista, tres gruesos volúmenes contienen todos sus trabajos teóricos realizados en el fragor de la acción de los fecundos ocho meses que habrían de impedir que la revolución se desnaturalizara y habrian de llevarla hasta sus últimas consecuencias.
En la primera de sus Cartas desde Lejos. escrita desde Suiza, Lenin, entre otras decía: El gobierno burgués de los kadetes y de los octubristas que pretenden llevar hasta el fin la guerra imporialista no es, en realidad, más que un apoderado de la Casa Comercial Inglaterra y Francia. este gobicrno se vé OBLIGADO a prometer al pueblo el MAXIMUM de libertades y concesiones, siempre y cuando que sean compatibles con la afirmación de su poder sobre el pueblo y con la posibilidad de llevar adelante la matanza imperialista de masas.
Y, refiriéndose a los soviets, decía, a renglón seguido: El Soviets de diputados obreros y solda fos es la célula germinal de un gobierno obrero.
Es el representante de los intereses de todas las capas pobres de la población, es decir, de las nueve décimas partes de la población, que recla man PAZ, PAN LIBERTAD. La pugna de estos tres factores caracteri za la situación creada, que marca el tránsito de la primera a la segunda etapa de la revolución. Si se quiere luchar real y verdaderamen te contra la monarquia zarista, si se trata de algo más que de contentarse con ļas frases y las promesas de los retóricos del liberalismo, si se desea asegurar real y verdaderamente la libertad, NO son los obreros quienes tienen que apoyar al nuevo gobierno, sino este gobierno quien ha de apoyar a los obreros. La única garantía para la libertad y la destrucción definitiva del zarismo está en ARMAR AL PROLETARIADO y en consolidar y ampliar la misión, la impo rtancia y el poder del Soviet de diputados obreros y soldados.
Todo lo que no sea, eso son frases y men tiras, son añagazas de los aventureros políticos del campo radical y liberal. Armad a los obreros, o por lo menos NO impidáis que ellos se armen, y la libertad de Rusia será invencible, la monarquia no volverá a instaurarse y la república estará asegurada. Todo lo demás es engañar al pueblo. Prometer es fácil. Las promesas no cuestan nada.
No ha habido revolución burguesa en que los aventureros políticos de la burguesia no cebasen al pueblo con promesas y entretuviesen a los obreros con engaños. Nuestra revolución es una revolución burguesa; POR ESO los obreros de ben ayudar a la burguesía. Así se expresan los políticos rematadamente incapaces del campo de los LIQUIDADORES. Nuestra revolución decimos los marxistas es una revolución bur guesa; POR ESO los obreros tienen la obligación de abrir los ojos al pueblo para que no se deje engañar por los aventureros políticos de la burguesía, para que aprenda a no creer en palabras y a no fiarse más que de SUS fuerzas, de SU organización, de su unidad y de SU armamen to.
Así hablaba Lenin. Así, y con estas consignas fué posible superar la primera etapa y llegar a la revolución proletaria.
Otros acontecimientos posteriores, ocurridos en distintos lugares de Europa, comprobaron hasta la evidencia, el abismo que existía entre la concepción leninista o verdaderamente revolucionaria, y la concepción de derrota de quienes habían renegado del marxismo y, por lo tanto, carecían de envergadura para poder dar el salto desde la revolución liberal a la revolución socialista, como ocurrió desgraciadamente en Ale mania, en 1918.
En otras partes, como en Italia o en Austria, la Social democracia se encontró de repente ante el problema del Poder y de la Revolución. Los eludió, o acabó, por su incapacidad revolucionaria, dando paso a la reacción.
En España, por último, aunque se realizó el magnifico esfuerzo de reaccionar, hubo que IMPROVISAR un movimiento revolucionario con tra la burguesía.
Si los Socialistas Españoles hubieran reaccionado antes del derrocamiento de la monarquía, como reaccionaron, tardiamente, ante la burguesia ya adueñada del poder, pudo haberse repetido en España la etapa Febrero Octubre de 1918.
Pero en las condiciones en que se produjo, la revolución española estaba necesariamente destinada al fracaso, aunque el socialismo y la clase obrera, en este episodio, hayan alcanzado dos grandes victorias: comprender que el camino del Socialismo es el camino de la Revolución, y ser capaces de luchar braviamente, levantando en Asturias, a la más alta cima, el ejemplo del heroismo proletario.
Frente a las derrotas sucesivas ocurridas en los países que acabo de mencionar, ya se oyen las vaces agoreras que nos hablan de la necesidad de REVER conceptos y procedimientos, ya que está visto que frente al ejército de nada valen las barricadas.
Es que alguien, empezando por Lenín y los Bolcheviques, creyeron alguna vez que podrían llevarse a cabo, con éxito, revoluciones socialistas sin contar con la neutralidad, la descomposición o el concurso parcial del ejército. Desde los tiempos de Federico Engels, esto ya no constituye una novedad para nadie.
Si ha fracasado la revolución española, por ejemplo, ello no significa que el proletariado debe abandonar definitivamente las vías de la Revolución. Ello significa, por el contrario, que no se puede jugar a la revolución. que no debe irse a la revolución sin contar con bases que aseguren su éxito. y que el trabajo de con quista de las fuerzas armadas o de su neutralización y descomposición, es hoy por hoy con la tarea de capacitación de clase de las masas, la obra más seria para los movimientos que se encaminen por la ruta revolucionaria. Lo demás es blanquismo puro.
cosas, MARXISMO ALZAMIENTO Conviene recordar, al respecto, que Lenin, en otra carta que se publicó con este mismo subtítulo, dijo que entre las peores y tal ves más extendidas tergiversaciones, se cuenta la mentira oportunista de que toda preparación del alsamiento y, en general, la concepción de este como arte, es un caso de blanquismo. Ya el caudillo del oportunismo, Bernstein, había ganado una triste celebridad acusando al marxismo de blanquismo, y. en realidad con su griterio acerca del blanquismo, los oportunistas de hoy no enriquecen ni renuevan en lo más mínimo las pobres ideas de Bernstein.