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28 IZQUIERDA IZQUIERDA 29 Puntos de vista El proletariado ante la inminencia de la guerra Las perspectivas del socialismo Un manifiesto de los socialistas y comunistas italianos Los delegados del Partido Socialista y del Partido Comunista italianos, reunidos en París, han redactado y publicado de común acuerdo un manifiesto dirigido a los trabajadores italianos y en general a todos los antifascistas. Véanse los párrafos más salientes del documento, extrados de El Socialista. de Madrid. El Partido Socialista Italiano y el Partido Comunista de Italia, en el momento de abrir la discusión sobre el problema de la unidad de acción del proletariado en la lucha contra el fascismo y la guerra, estiman deber suyo denunciar sin tardanza ante las clases laboriosas italianas la amenaza de guerra que se desprende de la actual situación política internacional, del choque de los distintos imperialismos y de las medidas de provocación a la guerra tomadas por el fascismo italiano. Veinte años después de la matanza de 1914 se renuevan, aun desde el punto de vista formal, situaciones que ponen a Europa al borde del abismo de la guerra. La muerte del verdugo del proletariado austríaco ha proporcionado un pretexto al gobierno italiano para concentrar en la frontera austríaca imponentes fuerzas militares, probando con ello del modo más categórico que, a causa de las oposiciones imperialistas y particularmente de la rivalidad entre el fascismo hitleriano y el mussoliniano, una chispa puede iniciar el incendio de la guerra.
Denunciamos la hipocresía con que se quiere ilusionar a las masas acerca de los móviles y de los fines de la movilización italiana. No se trata, como ha dicho hipócritamente la prensa fascista, de un acto de defensa de la independencia de Austria, sino de un acto de guerra para llegar a la dominación de Austria y a la opresión de los trabajadores austríacos que luchan contra las bandas de Hitler, de Starhemberg y de Schuschnigg en defensa de su libertad.
Contra la demagogia fascista, que se esfuerza por hacer aceptar a las masas la idea monstruosa de la guerra como medio de salir de la insoportable situación de miseria y de opresión en que las tiene el capitalismo, los trabajadores se niegan a hacer el juego sangriento de la guerra. Se hallan firmemente resueltos a mantener una política de paz tal como la de que da ejemplo la Unión Soviética, y estiman como uno de sus más urgentes deberes la defensa de la y la reivindación para todos los pueblos oprimidos del derecho a la autodecisión.
El manifiesto termina con la siguiente exhortación. los soldados a quienes el fascismo pudiera mandar más allá de las fronteras para oprimir a otros pueblos, los dos partidos les dicen: Fraternizad con los trabajadores austríacos; apoyadlos en su lucha contra las bandas fascistas; fraternizad con los soldados de todas las nacionalidades; sed fieles a una sola bandera: la bandera roja de la Revolución socialista.
No obstante las precauciones tomadas en Italia para impedir la entrada de toda clase de impresos, los antifascistas italianos han logrado introducirlo en la península y repartirlo profusamente. es de hoy que los militantes del movi.
miento obrero y socialista se preguntan so bre las perspectivas históricas de la clase trabajadora y sus posibilidades de conquistar el poder; y allanadas las divergencias en lo que respecta a los métodos a emplear para lograr este objetivo surgen nuevamente al discutirse las for.
mas que deberá adoptar un gobierno socialista.
Ante esta inquietud constante, no faltan quienes alardeando de um falso espíritu constructivo, afirman que más que dirigir las actividades hae cia dichos fines, es necesario demostrar la capacidad constructiva de los socialistas, claro está, que siempre dentro de los cuadros del sistema capitalista.
El desarrollo de la burguesía y el progreso constante de la gran industria, traduciéndose en el terreno político y social en la promulgación de leyes imbuidas de espíritu liberal, significó el origen de lamentables desviaciones en el movi.
miento socialista.
La obtención de mejoras parciales permitió creer a muchos militantes que se podría llegar en forma progresiva, por sucesivas conquistas y contando con mayoría parlamentaria, a la implantación de un régimen socialista; concepción idílica de la lucha de clases, que bien pronto habría de ser destruída por los lechos.
Toda teoria o toda crítica realizada sobre experiencias parciales, o en base a una etapa breve de la evolución de los pueblos, lleva en sí errores profundos que implican su fracaso aplicadas al campo social Así, Bernstein negó a Marx, basán.
dose en las perspectivas que le ofrecía un momento especial del desarrollo del capitalismo.
Para él no había pauperización creciente del proletariado, ni acumulación capitalista, ni agudización de la lucha de clases, así como tampoco las crisis se producirían en la forma cíclica que Marx y Engels habían previsto. Este concepto reformista, que traía aparejado un abandono de las luchas revolucionarias, significó un hondo mal para el movimiento socialista.
Las concepciones de Marx, lan obtenido un triunfo histórico indiscutible, pero bien señala Ramos Oliveira, que el revisionismo, aunque vencido teóricamente, se diluyó en forma subrepticia en las venas de la socialdemocracia.
Las divergencias se agudizan a partir de 1914, en que, salvo contados hombres, los líderes de la Internacional traicionaron a las masas obreras entregándolas inermes a la masacre y aceptando muchos de ellos puestos en los gobiernos de la burgnesía, y llega a su punto álgido provocando la escisión más grave en las filas del proletariado cuando, finalizada la guerra, el movimiento socialista no supo aprovechar el momento revolucionario porque atravesaba Europa, mientras que en cambio, Rusia, señalaba a las masas obreras el camino del éxito.
No es nuestra intención hacer un estudio histórico de los errores eel socialismo, sólo queremos insistir, en que, la falta de espíritu revolucionario, la colaboración con los gobiernos de la burguesia, y las estúpidas teorias propagadas en las masas obreras, de que por la evolución pacífica y tranquila, y logrando mayoría parlamentaria, se llegaría a implantar el socialismo, son debidas al abandono repetido y total del marxismo La situación política y económica del mundo; los desastres del movimiento obrero en Alemania y Austria, en el primero de los cuales se entregó sin lucha, adormecido su espiritu revolucionario por jefes que hasta el último momento creían que Hitler respetaría a la democracia; la crisis del sistema capitalista y la implantación de dictaduras fascistas en varios países del mundo, ponen en el plano de discusión con mayor vigor que nunca, el problema de la conquista del poder y de las perspectivas del movimiento obrero.
La clase trabajadora contempla cómo podero.
Bas organizaciones han sido destruídas sin oponer resistencia, y como la burguesía capitalista abandona el cauce del liberalismo democrático y apela a la violencia fascista para mantener su hegemonía en el poder.
La agudización de la crisis con su saldo de 30. 000. 000 de desocupados, ha significado una agu.
dización de la lucha de clases, que se plantea, no ya en los términos del lenguaje político del siglo del liberalismo, sino en otro más absoluto y claro. dictadura del proletariado, hacia la abolición de las clases y la construcción del socialismo, o dictadura fascista, gobierno del capitalismo que pretende ahogar violentamente el movimiento obrero y estructurar un sistema que mantenga la ex plotación del hombre por el hombre. Tal es en sus términos precisos, la situación que se plantea a la clase trabajadora de todo el mundo.
Negar estos conceptos, implica pretender que la historia se desvie de su trayectoria, para segnir la de un esquema falsamente trazado. Nada más reñido con el planteamiento marxista, que indieu claramente que las formas políticas de gobierno, no son más que las resultantes de las formas económicas; intentar aferrarse a regímenes cuya trayectoria en la historia han llegado a su declive, es servir los fines del fascismo, que prepara su golpe