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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE sas en la escena revolucionaria revelará a la vez la insignificancia de los programas oportunistas, pacifistas y centristas. Un sólo verdadero revolucionario en una fábrica, una mina, un sindicato, un regimiento, un barco de guerra, vale infinitamente más que cientos de pseudo revolucionarios pequeñoburgueses que cuecen en su propio jugo.
Los políticos de la gran burguesía se orientan mucho mejor sobre el papel de la Cuarta Internacional que esos pedantes pequeñoburgueses. En vísperas de romper las relaciones diplomáticas, Hitler y el embajador francés Coulondre, tratando en su última entrevista amedrentarse mutuamente con las consecuencias de la guerra, convinieron en que la única verdadera triunfadora sería la Cuarta Internacional. Al desencadenarse las hostilidades en contra de Polonia, la gran prensa de Francia, Dinamarca y otros países, publicó telegramas diciendo que en los barrios obreros de Berlín habían aparecido carteles sobre las paredes. Muera Stalin. Viva Trotsky! Eso significaba. Muera la Tercera Internacicaal. Viva la Cuarta Internacional! Cuando los obreros y estudiantes más resueltos de Praga organizaron una de mostración con motivo del aniversario de la independencia nacional, el protector barón Neurath expidió una declaración oficial que atribuía la responsabilidad de esa demostración a los trotskystas checos. La correspondencia de Praga que aparece en el periódico editado por Benés, antiguo presidente de la República Checoeslovaca, confirma el hecho de que los trabajadores checos se están haciendo trotskystas. Hasta ahora, todos esos no son más que síntomas. Pero indican de modo inequívoco la tendencia del desarrollo. La nueva generación de trabajadores que la guerra empujará hacia la ruta de la revolución tomarán su sitio bajo nuestra bandera.
ña burguesía, sin el soporte de la cual la gran burguesía no puede sostenerse; 3) la conciencia de la situación intolerable y la preparación para actos revolucionarios en las filas del proletariado; 4) un claro programa y una firme dirección de la vanguardia proletaria. Esas son las cuatro condiciones de la victoria de la revolución proletaria. La razón principal de la derrota de muchas revoluciones tiene sus raíces en el hecho de que esas cuatro condiciones raramente alcanzan el grado necesario de madurez al mismo tiempo. En la historia, la guerra ha sido con no poca frecuencia madre de la revolución precisamente porque conmueve en sus cimientos regímenes añejos, debilita la clase dominante y apresura el crecimiento de la indignación revolucionaria entre las clases oprimidas.
Ya la desorientación de la burguesía, la alarma e insatisfacción de las masas populares son intensas, no sólo en los países beligerantes, sino también en los neutrales. Esos fenómenos se intensificarán con cada mes de guerra que pase. En los últimos veinte años, es cierto, el proletariado ha sufrido derrota tras de rrota, cada una más grave que la precedente, se ha desilusionado de los viejos partidos y se ha encontrado en la guerra indudablemente con el espíritu deprimido. Sin embargo, no se debe sobreestimar la estabilidad o duración de esa disposición de ánimo.
Los acontecimientos la crearon, los acontecimientos la disiparán.
La guerra, lo mismo que la revolución, es hecha sobre todo por la generación más joven. Millones de jóvenes, incapaces de encontrar acceso a la industria comienzan su existencia como desocupados y por lo mismo se quedan al margen de la vida política. Hoy encuentran su sitio o lo encontrarán mañana: el estado los organiza en regimientos y por esa misma razón abre la posibilidad a su unificación revolucionaria. Sin ninguna duda, la guerra sacudirá también la apatía de las generaciones mayores.
LAS CONDICIONES PARA LA REVOLUCION OBRERA ESTAN AQUI Las condiciones básicas para la victoria de la revolución proletaria han sido establecidas por la experiencia histórica y esclarecidas por la teoría. 1) El callejón sin salida burgués y la resultante confusión de la clase dominante; 2) la aguda insatisfacción y la incha por cambios decisivos en las filas de la pequeEL PROBLEMA DE LA DIRECCION OBRERA Queda el problema de la dirección. No será la revolución traicionada también esta vez, puesto que hay dos internacionales al servicio del imperialismo, mientras los elementos revolucionarios auténticos constituyen una pequeña minoría? En otras palabras. conseguiremos preparar oportunamente un partido capaz 336 337