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Tribuna Marxista CLAVE CLAVE Tribuna Marxista.
Segunda Internacional ha ganado para sí la prerrogativa de proporcionar ministros de las colonias a la burguesía, esto es, capataces de esclavos (Sidney Webb, Marius Moutet y otros. En un breve lapso, la Tercera Internacional, que se inició con una valiente llamada revolucionaria a todos los pueblos oprimidos, de igual nodo se ha prostituído completamente en la cuestión colonial. No hace muchos años, cuando Moscú vislumbró para lo futuro una posible alianza con las democracias imperialistas, la Komintern anzó consignas de emancipación nacional no sólo para Abisinia y Albania, sino también para Austria. Pero respecto de las colonias de la Gran Bretaña y Francia, modestamente se limitó a desear reformas razonables. En esa época la Komintern defendió a los hindúes, no en contra de la Gran Bretaña, sino en contra de posibles ataques del Japón, y a Tunez en contra de las garras de Mussolini. Hoy la situación ha cambiado súbitamente. Independencia absoluta para la India, para Egipto, para Argelia. Dimitrov no aceptará nada menos. Arabes y negros han encontrado su mejor amigo una vez más en Stalin, sin contar, por supuesto, ni a Mussolini ni a Hitler. La sección alemana de la Komintern, con esa característica bajeza en tal pandilla de parásitos, defiende a Polonia y a Checoslovaquia en contra de las maа quinaciones del imperialismo británico. Esta gente es capaz de cualquier cosa! Un nuevo cambio en la orientación del Kremlin hacia las democracias occidentales, y de nuevo solicitarán respectuosamente a Londres y Paris que concedan reformas liberales a sus colonias.
En contraste con la Segunda Internacional, la Komintern, gracias a su gran tradición, ejerce una influencia indiscutible en las colonias. Sin embargo, su base social se ha alterado de acuerdo con su evolución política. Actualmente la Komintern, en países de naturaleza colonial, actúa en el estrato que tradicionalmente es la base de la Segunda Internacional en los centros metropolitanos.
Las migajas que caen de los superprovechos, han permitido al imperialismo crear una especie de aristocracia laborista nativa en los países coloniales y semicoloniales. Insignificante cuando se la compara con su prototipo de los centros metropolitanos, ella se mantiene, sin embargo, apoyándose sobre la miseria general y aferrada tenazmente a sus privilegios. La burocracia y la aristocracia laborista de los países coloniales y semicoloniales, en unión de los funcionarios públicos proporcionan reclutas especialmente serviles a los amigos del Kremlin. En América Latina, uno de los más repugnantes representantes de este tipo es el abogado mexicano Lombardo Toledano, cuyos intimos servicios el Kremlin ha recompen sado elevándolo al decorativo puesto de presidente de la Federación Sindical Latinoamericana.
La guerra, al plantear categoricamente las cuestiones de la lucha de clases, crea a esos malabaristas y veletas una posición dia a día más difícil, que los verdaderos bolcheviques deben utilizar con el objeto de arrojar a la Komintern fuera para siempre de los países coloniales.
Centrismo y anarquismo. La guerra, que prueba todo lo que existe y descarta todo lo podrido, representa un peligro mortal para las internacionales que se han sobrevivido. Una sección considerable de la burocracia de la Komintern, especialmente en caso de reveses para la Unión Soviética, volverá infaliblemente hacia su propia patria imperialista. Los trabajadores, por el contrario, se inclinarán cada día más hacia la izquierda. En tales condiciones, son inevitables las escisiones y rupturas. Cierto núme ro de síntomas indican también la posibilidad de que el ala izquierda de la Segunda Internacional se separe. Grupos centristas de origen distinto aparecerán, romperán, crearán nuevos cefrentes. campos. etc. Nuestra época revelará, sin embargo, que el centrismo le resulta intolerable. El patético y trágico papel desempeñado en la revolución española por el POUM, la más seria y honrada de las organizaciones centristas, quedará siempre en la memoria del proletariado adelantado como una terrible advertencia.
La historia gusta de las repeticiones. No debemos excluir la posibilidad de nuevos intentos para edificar una organización internacional con fisonomía semejante a la de la Internacional y 2, esta vez sería la Internacional y 2. Esos comienzos merecen atención sólo como reflejo que son de procesos mucho más profundos que acontecen en las masas trabajadoras. Puede, sin embargo, declararse con anticipada certeza que los frentes. campos e internacionales carentes de una base teórica, de una tradición revolucionaria y de un programa acabado, sólo tendrán un carácter efímero. Debemos ayudar éste criticando sin piedad su indecisión y su pusilanimidad.
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