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Tribuna Marxista CLAVE Tribuna Marxista CLAVE trategia proletaria en relación con la defensa de la URSS, apoyándose en episodios tácticos como la invasión de Finlandia por el Ejército Rojo.
Elocuentísima en unanimidad y furia fué la campaña que desató la burguesía mundial sobre la guerra fino soviética. Ni la perfidia ni la violencia anteriores del Kremlin habían suscitado la indignación de la burguesía, ya que la historia entera de la política mundial está escrita en perfidia y violencia. Sus temores y su indignación, fueron provocados por la perspectiva de una transformación social en Finlandia, según el molde de la que engendró el Ejército Rojo en Polonia Oriental. Lo que estaba en juego era una nueva amenaza en contra de la propiedad capitalista. La campaña antisoviética, que progresivamente desarrolló un carácter de clase, reveló una vez más que la URSS, por virtud de los cimientos sociales establecidos por la revolución de octubre, mismos en los que se apoya, en último análisis, la existencia de la burocracia, todavía es un estado obrero que aterroriza a la burguesía del mundo entero. Los entendimientos episódicos entre la burguesía y la URSS po alterar el hecho de que tomada en escala histórica, la contradicción entre el imperialismo mundial y la Unión Soviética es infinitamente más profunda que el antagonismo que enfrenta los países capitalistas en lo individual, unos contra otros. La guerra la Cuarta Internacional. Muchos radicales pequeñoburgueses, que apenas ayer estaban dispuestos a considerar a la Unión Soviética como un eje de agrupación de las fuerzas edeinocráticas. en contra del fascismo, súbitamente han descubierto, ahora que su propia patria se ve amenazada por Hitler que Moscú, que no vino en su ayuda, sigue una política imperialista y que no hay diferencia entre la URSS, y los países fascistas. Mentira. responderá todo trabajador con conciencia de clase Si hay una diferencia. La burguesía aprecia mejor y más proy fundamente la diferencia social, que no los radicales vacuos. Ciertamente, la nacionalización de los medios de producción en un solo país, además atrasado, todavía no asegura la edificación del socialismo. Pero sí es susceptible de sutentar la condición primaria del socialismo, esto es, el desarrollo planeado de las fuerzas productivas.
Dar la espalda a la nacionalización de los medios de producción, fundándose en que en sí y por sí misma no crea el bienestar de las masas, equivale a sentenciar a la destrucción un cimiento de granito fundándonos en que es imposible vivir sin paredes y sin techo. El trabajador con conciencia de clase, sabe que una lucha victoriosa por la completa emancipación es inconcebible sin la defensa de las conquistas ya obtenidas, por modestas que ellas sean. Tanto más obligatoria, por lo tanto, es la defensa de tan colosal conquista como es la economía planeada, en contra de la restauración de las relaciones capitalistas. Quienes no sepan defender las viejas pasiciones nunca sabrán conquistar nuevas.
Sólo por los métodos de la lucha de clases revolucionaria puede la Cuarta Internacional defender a la URSS. Enseñando a los trabajadores a comprender correctamente el carácter de clase del estado imperialista, colonial, obrero y las relaciones recíprocas entre éstos, lo mismo que sus contradicciones internas, se les capacita para extraer conclusiones prácticas en cualquier situación dada. Mientras sostiene una incansable lucha en contra de la oligarquía moscovita, la Cuarta Internacional decididamente rechaza cualquier política que pudiera ayudar al imperialismo en contra de la URSS.
La defensa de la URSS coincide en principio con la preparación de la revolución proletaria mundial. De piano rechazamos la teoria del socialismo en un sólo país, hija mental del stalinismo ignorante y reaccionario. Sólo la revolución mundial puede salvar a la URSS para el socialismo. la revolución mundial entraña la ineludible supresión de la oligarquía del Kremlin. Por el derrocamiento de la pandilla de Stalin!
Después de cinco años de adular a las democracias. el Kremlin reveló su cínico desprecio por el proletariado mundial concertando una alianza con Hitler y ayudándole a estrangular al pueblo polaco; se exaltó con un chauvinismo vergonzoso la víspera de la invasión de Finlandia y desplegó una incapacidad militar igualmente vergonzosa en la pelea subsecuente; proclamó ruidosas promesas de emancipar al pueblo finlandés de los capitalistas, para concluir en una cobarde capitulación ante Hitler.
Esa es la carrera del régimen stalinista en las críticas horas de la historia.
Los procesos de Moscú habían revelado ya que la oligarquía 316 317