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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE fensa nacional es necesario sostener la consigna de la destrucción revolucionaria del estado nacional. Al manicomio de la Europa capitalista es preciso contraponer el programa de los Estados Unidos Socialistas de Europa, como etapa en el camino hacia los Estados Unidos Socialistas del Mundo.
LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA ES UNA MENTIRA No menos mendaz es la consigna de una guerra por la democracia en contra del fascismo. Como si los trabajadores kubiesen olvidado que el gobierno británico ayudó a Hitler y a sus secuaces a conseguir el poder! Las democracias imperialistas son en realidad las más grandes aristocracias de la historia. Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica se asientan sobre la esclavitud de los pueblos coloniales. La democracia de los Estados Unidos se asienta sobre la apropiación de la abundante riqueza de todo un continente. Todos los esfuerzos de esas democracias están encaminados a la conservación de su posición privilegiada. Las democracias imperialistas hacen recaer una porción considerable de las cargas de guerra sobre sus colonias. Se obliga a los esclavos a proporcionar sangre y oro para asegurar a sus amos la posibilidad de seguir siendo propietarios de esclavos. Las pequeñas detnocracias capitalistas sin colonias son satélites de los grandes imperios y recogen una parte de sus ganancias coloniales. La clase doininante de esos estados está lista a renunciar a la democracia en cualquier moinento, si se trata de conservar sus privilegios.
En el casc de la pequeña Noruega, una vez más se han reve lado ante el mundo entero la mecánica interior de la democracia decadente. La burguesía noruega utilizó simultáneamente al gobierno socialdemócrata y a los policías, jueces y oficiales fascistas. Al primer impacto serio, las cabezas democráticas fueron despedidas y la burocracia fascista, que inmediatamente encontró un lenguaje común para entenderse con Hitler, se adueñó de la casa.
Con variaciones nacionales diferentes, este mismo experimento fué llevado a cabo previamente en Italia, Alemania, Austria, Polonia, Checoeslovaquia y varios otros estados. En un momento de peligrola burguesía siempre ha sido capaz de libertar de las trampas democráticas el verdadero aparato de su dominación, como instrumento directo del capital financiero. Sólo loś ciegos sin remedio son capaces de creer que los generales y almirantes británicos y franceses están sosteniendo una guerra en contra del fascismo!
La guerra no ha detenido el proceso de transformación de las democracias en dictaduras reaccionarias, sino que, por el contrario, lleva este proceso a su conclusión frente a nuestros propios ojos.
Dentro de cada país, lo mismo que en el escenario mundial, la guerra inmediatamente ha fortificado los grupos e instituciones más reaccionarios. Los estados mayores, esas madejas de conspiración bonapartista, las perversas guaridas de la policía, las bandas de patriotas alquilones, las iglesias de todos los credos, han sido inmediatamente puestos al frente. La corte papal, punto focal del oscurantismo y del odio entre los hombres, es objeto de halagos universales, especialmente de parte del protestante presidente Roosevelt. La decadencia material y espiritual trae siempre en su cauda la opresión policíaca y una demanda acrecentada del opio religioso.
Tratando de obtener las ventajas de un régimen totalitario, las democracias imperialistas desencadenan su propia defensa como una lucha redoblada en contra de la clase trabajadora y por la persecución de las organizaciones revolucionarias. El peligro de guerra, y ahora la guerra misma, ellas los utilizan, en primer lugar y sobre todo, para aplastar a sus enemigos internos. Invariablemente, la burguesía, sin vacilar, sigue la regla: El principal enemigo está en el propio país.
Como pasa siempre, los más débiles sufren más. Los más débiles en la actual matanza de los pueblos, son los incontables refugiados de todos los países, y entre ellos, los exiliados revolucionarios. El patriotismo burgués se manifiesta en primer lugar en el tratamiento brutal de los extranjeros indefensos. Antes de que fuesen construidos campos de concentración para los prisioneros de guerra, todas las democracias ya habían construído campos de concentración para los exiliados revolucionarios. Los gobiernos del mundo entero, particularmente el gobierno de la URSS, han escrito los más negros capítulos de nuestra época con su tratamiento a los refugiados, los exiliados, los sin hogar. Enviemos nuestros más cálidos saludos a nuestros hermanos encarcelados y perseguidos, y digámosles que no deben perder el valor. De las 308 309