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CLAVE CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista XIX, y a cada crítico le ha parecido adecuado lanzarlo en contra de su adversario. En fin, a la zaga del positivismo comtista, los sabios han designado como metafísica todo lo que sobrepasaba su pequeño trozo de ciencia, bien recortado, y en particular la obligación, tan desagradable para la epidermis de un sabio burgués, de escoger entre materialismo e idealismo.
Los críticos de la dialéctica le han colocado el marbete, pasablemente comprometido ya, de metafísica, sin darse la molestia de precisar lo que entendían por esto. para que tanto trabajo por un simple residuo? La dialéctica marxista, lo confesamos, es metafísica. en el sentido en que toma osadamente partido en la lucha del materialismo contra el idealismo. Entendido así, el materialismo mismo es una metafísica, en el sentido en que trasciende una (o varias)
experiencia inmediata y en el de que es imposible demostrarlo como si fuese un teorema de geometría. Ni siquiera es algo exacto el decir que está comprobado por el estado de la ciencia en una época dada. Su verdad la encuentra en el desarrollo general de la ciencia, en el movimiento que acrecienta sin cesar el poder de la razón, en la posibilidad siempre ensanchada de pasarse sin la hipótesis de un dios.
Demasiado comprometedor sería para los críticos desechar el materialismo como una metafísica: generalmente, todavía no han llegado hasta ahí, en el momento en que nos ocupamos de ellos. Por eso se limitan a la dialéctica, y su principal argumento, para calificarla de metafísica, consiste en que ellos pueden vivir muy bien y actuar sin ella, y que, por lo demás, ella no se desprende de ninguna verificación.
En su forma más radical, el argumento se convierte en la negación pura y simple de la dialéctica: ésta sólo es un mito, una ficción de la que nadie jamás ha podido decir en qué consistía exactamente. lo más, puede uno ver en ella un simple adorno literario con el que Marx decoró sus disertaciones demasiado áridas y del que extrajo metáforas brillantes.
Pero eso no tiene nada que ver con la ciencia. Por lo demás, jamás ningún marxista ha formulado sistemáticamente las leyes de la dialéctica. He ahí, según parece, lo que entienden los críticos por metafísica.
El marxismo, es preciso reconocerlo, carece de un tratado de dialéctica. En varias ocasiones manifestó Marx (en cartas a Engels, Kugelmann, Dietzgen) la intención de componer una breve exposición teórica de su método. Murió mientras trabajaba en el Capital. Engels, después de su AntiDühring. emprendió sistemáticas investigaciones sobre la dialéctica, especialmente en relación con las ciencias naturales. Pronto hubo de abandonarlas, para entregarse a la ingrata tarea de descifrar y publicar los volúmenes segundo y tercero del Capital. Lenin, en el aislamiento de los primeros meses de la guerra, anotó a Hegel y a Aristóteles, preludio de un estudio de la dialéctica; pero el torbellino de los acontecimientos decidió de otro modo.
Es dudoso que el marxismo llegue a aportar un día, antes del advenimiento del socialismo, un manual de dialéctica.
Mientras más se desarrolla el movimiento obrero, más imponen su presencia en primer plano, las cuestiones políticas, estratégicas y tácticas. Felizmente es así: signo de que los problemas se aproximan a su resolución por los hechos. quienes lo lamentasen sólo podremos decirles que así como no escoge uno a sus padres, tampoco se escoge la época. El estudio metodológico de la dialéctica, que también será lo preparatorio de su superación por métodos de pensamiento siempre más poderosos, es una de las tareas de la sociedad socialista. Ese estudio habrá de incluirse en el inventario general que la nueva sociedad formulará de la herencia recibida de otra época El caso de la dialéctica no es tan diferente del de la cultura en su conjunto. Así como no es posible soliar con una cultura proletaria. tampoco lo es soñar con una filosofía proletaria sistemáticamente desarrollada. La verdad es que la dialéctica no pretende más que ser un método, la expresión del movimiento del pensamiento que quiere ir más allá de la experiencia inmediata. Con Marx, encontró ella su aplicación práctica en el dominio respecto del que el conocimiento científico era más extraño: la sociología. En toda sociedad dividida en clases, las ciencias del hombre sufren un retraso considerable respecto de las de la naturaleza: la clase poseedora no tiene ningún interés en revelar el mecanismo de su. 206. 207