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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE misticismo, que viene a manchar la obra marxista. Para los críticos más severos, la dialéctica es el vicio profundo del edificio, una metafísica que lleva a Marx a asertos infundados, a afirmaciones exageradas, a paradojas especiosas, cosas todas que oscurecen su obra económica y amenazan con arruinar las enseñanzas científicas. Para los críticos mejor dispuestos, si la dialéctica no es tan nociva, no por eso es menos inútil. Es una herencia estorbosa de la que es preciso desembarazarse: en otro siglo, Marx habría referido su doctrina a otra filosofía (i pragmatismo. y el problema de la dialéctica no se hubiera planteado. En el marxismo, la dialéctica sólo es una casualidad histórica. Eliminar este residuo de otra época, es seguir el verdadero espíritu de la doctrina.
No vacilemos, seccionemos este apéndice inútil que en cualquier momento podrá engendrar una nueva infección de misticismo.
La acusación, de misticismo lanzada contra la dialéctica marxista la más ampliamente propagada de todas, no se recarga con pruebas numerosas. Nada fácil es, en efecto, el conseguirlas. Poco sería, para refutarlas, aportar todos los pasajes en que Marx ha opuesto su método racional al método místico del idealismo. El poner a descubierto las raíces sociales de todo el cargamento místico que desde siglos atrás arrastraba consigo la filosofía. no equivale a haber puesto una cruz sobre todo él? falta del más pequeño trozo de Marx, nuestros críticos recuerdan a quienes hubieran podido olvidarlo, que Marx joven pasó por la escuela del idealismo hegeliano y que tal cosa no pudo menos de dejar un sello sobre su espíritu. Queda sólo por explicar por qué Marx ha desarrollado la más fundamental negación del idealismo que haya formulado la humanidad hasta nuestros días.
El misticismo exige, esencialmente, que se libere el espíritu de las categorías lógicas. Llevado por sus aspiraciones, el sujeto se une con el objeto, se funde en él, fuera de todo discurso lógico. La dialéctica no rechaza las categorías, pero sí revela su encadenamiento y su desenvolvimiento. No niega la lógica, pero sí le da de ese modo, con instrumentos nuevos, un nuevo poder. Su fuerza acrecentada amplía su dominio y, por consecuencia, comprime el de la mística. La lógica formal, demasiado a menudo obligada a capitular frente a lo real, a a deja libre campo al misticismo. La dialéctica se nos presenta como la enemiga mortal. y victoriosa del misticismo, en el despliegue de todo el poderío de la razón humana, La ciencia de la sociedad, antes de Marx, sólo estaba constituída por afirmaciones ramplonas, que atestiguan la impotencia de la lógica corriente para dominar una realidad compleja (impotencia que refleja condiciones sociales determinadas. Esta ciencia no es un conocimiento racional, sino la proyección de deseos y de aspiraciones, es decir, en una gran parte, tendencia al misticismo. La dialéctica vendrá a poner punto final a todo eso.
Otro ejemplo. La aversión para la dialéctica, tan enraizada en el espíritu anglosajón, es bien conocida y su fuente se halla en el desarrollo histórico de la sociedad inglesa. El empirismo y el agnosticismo, tan propios de ese espíritu, le condujeron, en el segundo tercio del último siglo, a profundas contradicciones, cuya resolución sólo podía venir del materialismo dialéctico. Cuán lejos estaban de pensarlo los profesores ingleses. Se desprendieron del carril empirista mediante un salto hacia lo absoluto. Apropiáronse, especialmente, del sistema de Hegel, es decir, de su caparazón, sin notar tan sólo su núcleo viviente, y durante algunas decenas de años, las universidades inglesas y americanas se entregaron a orgías de idealismo absoluto. El pragmatismo fué, en parte, una reacción contra esas olas de misticismo y no, en modo alguno, una solución a dificultades que sólo la dialéctica puede apartar.
Entre las taras de la dialéctica, la metafísica alterna con el misticismo. Ni siquiera es fácil de formular la acusación misma. La metafísica es originalmente la búsqueda de las causas primeras. Hegel empleó el término en un sentido diferente, y bien precisado, para designar el pensamiento antidialéctico del siglo XVIII, y ante todo el racionalismo francés. Con este sentido es con el que los fundadores del socialismo científico introdujeron la palabra metafísica. en el vocabulario marxista. En el pensamiento corriente, el término metafísica se ha devaluado a todo lo largo del siglo 204. 205