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Tribuna Marxista CLAVE El Algebra de la Revolución Por Gerland Cell La ola que se aleja deposita las piedras más pesadas primero y abandona los guijarros cuando arrastra ya más lejos la grava. Para los prófugos del marxismo la más pesada piedra es el corazón mismo de la doctrina, su método: la dialéctica. Es ella la que primero abandonan al borde del camino.
Larga sería la lista de todos los que, fatigados de la revolución, desde hará pronto tres cuartos de siglo, han denunciado la dialéctica maldita, en tanto que todavía por algún tiempo aceptan el determinismo económico de la historia y hasta la necesidad histórica del socialismo.
Cambiad el sentido de la corriente y observaréis el mismo fenómeno. El flujo que se alza levanta la arena cuando todavía no mueve la piedra; quien llega al marxismo (sobre todo si eso no acontece en la primera juventud intelectual)
sucesivamente aprehende los diferentes aspectos aislados y abstractos de él, antes de penetrarse de su método en su totalidad (no es raro que se pare frente a éste. El marxismo se halla así sometido a un esfuerzo incesante de disociación. La dialéctica es el punto en que se concentra la resistencia que el pensamiento pequeño burgués opone al marxismo.
Esa resistencia pasa por muchos matices sociales, políticos o filosóficos, pero se expresa por argumentos que no salen de un círculo bastante estrecho. Marx tomó su dialéctica del idealista Hegel. De sus orígenes, conserva ella el 203