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CLAVE CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista Francia de Poincaré durante la última guerra. El imperio británico de 1939 no es ya el de 1914; comienza a rechinar por todas partes. Lenta pero seguramente, quinientos millones de esclavos coloniales se pondrán en movimiento. Su liberación puede ser una de las consecuencias capitales de la guerra.
De los diversos eslabones capitalistas es aún imposible decir cuál es el más débil y cuál cederá primero.
Pero lo que puede decirse sin riesgo de error, es que todos se debilitan y que la ruptura del uno, pondrá en peligro a los otros.
La humanidad puede aún ser salvada pero únicamente si las masas se sublevan antes que la guerra total haya ejercido sus irreparables devastaciones, segado millones de vidas humanas, aniquilado el fruto del trabajo de generaciones. Por esto, no hay que hablar de la revolución en futuro sino en Presente. La aspiración de paz de las masas laboriosas, la aspiración de independencia de los pueblos oprimidos, tales son los sentimientos elementales que debemos transformar, sin perder un instante, en voluntad revolucionaria.
Que los beligerantes desencadenen o no una campaña de invierno, nosotros debemos desencadenar nuestra campaña de invierno por la paz inmediata. Debemos explicar a las masas, que la paz no les lloverá del cielo, que Roosevelt el Papa o la reina de Holanda, son absolutamente incapaces de dársela, que nosotros, no pondremos fin a la guerra imperialista sino revolviéndonos contra el enemigo que está en nuestro propio país y conquistando el poder. los pueblos oprimidos de Europa, tanto como a los pueblos coloniales debemos explicar que la independencia no les lloverá hecha del cielo, que no deben contar con su burguesía nacional, para liberarles de la opresión imperialista, que sólo la revolución proletaria e internacional puede asegurar su liberación definitiva.
Pronto hará tres meses que la segunda guerra mundial ha comenzado, Millones y millones de seres humanos han sido arrancados al vaivén de su existencia y de sus labores cotidia nas: hombres transformados en carne de cañón, mujeres evacuadas o separadas de sus hijos, familias dislocadas, hogares destruidos, prisioneros de guerra, conducidos a la esclavitud junto al vencedor; pueblos enteros condenados a emigraciones dignas de los tiempos bárbaros (Alsacianos, Alemanes del Báltico y del Tirol inferior. indígenas coloniales arrancados al suelo natal y expedidos como bestias de carga a las lejanas metrópolis; todos estos seres humanos, son moléculas desintegradas, y, en potencia, fermentos de revolución. Una sociedad que disloca así sus cuadros tradicionales, es una sociedad que firma su sentencia de muerte.
Sin duda, hoy las víctimas están aún laceradas por la desgracia que ha caído sobre ellas. Se asegura que en Francia, hombres se han suicidado y vuelto locos. No vislumbraban ninguna salida. Pero mañana, las masas descubrirán que existe una. La violenta sacudida sufrida, los padecimientos, la miseria, la presencia de la muerte, todo concurrirá a hacerles buscar el porqué de lo que les acontece, a hacerles descubrir los verdaderos responsables, a elevarlas por encima de si mismas, a otorgarles una fuerza capaz de derribar montañas.
Sus odios, sus cóleras, sus revueltas, serán la materia prima de la revolución. Forjemos el partido y la Internacional Revolucionarios que permitirán vencer a la revolución!
Jacques.
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