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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE algunos días cambiaron tan felizmente su color y se convirtieron en fascistas y semi fascistas. Semejantes cambios de color de las clases dirigentes se hallarán a la orden del día durante la guerra, en todas las democracias. He aquí por qué el proletariado provocaría su propia ruina si determinara la línea fundamental de su política, según indicios formales e inestables: Por el Fascismo y contra el fascismo.
Consideramos radicalmente falsa la idea del documento según la cual entre las tres condiciones indicadas por Lenin para una política derrotista faltaria ahora la tercera, o sea la posibilidad de una cooperación mutua de los movimientos revolucionarios en todos los países beligerantes. Los autores se muestran aquí manifiestamente hipnotizados por la aparente omnipotencia del régimen totalitario. En realidad, la inercia de los obreros alemanes e italianos no está determinada de ninguna maе nera por la omnipotencia del régimen policíaco fascista sino por la ausencia de programa, la falta de confianza en los viejos programas y en las viejas consignas prostituídas por la Segunda Tercera Internacionales. Solamente en esta atmósfera política de desilusión y de decadencia el aparato policíaco puede realizar los milagros. que desgraciadamente producen una impresión extraordinaria en el pensamiento de algunos de nuestros compameros Claro que es más fácil empezar la lucha en los países donde las organizaciones obreras no han sido todavía aplastadas.
Pero hay que empezar la lucha contra el principal enemigo, que ante todo se encuentra en el propio país. Pueden los cbreros adelantados de Francia decir a los obreros de Alemania: Ya que estáis cogidos por el fascismo en una prensa y que no podéis liberaros, ayudaremos a nuestro gobierno a aplastar a vuestro Hitler, es decir, a estrangular a Alemania con un nuevo nudo de Versalles, y después. edificaremos el socialismo con vosotros. Pero a eso los alemanes pueden contestar: Un momento. Ya hemos oído esta melodía en boca de los social patriotas, durante la guerra pasada y sabemos muy bien a lo que ella ha condurido. No, no es así como podemos ayudar a los obreros alemanes a romper sus cadenas. Hay que mostrarles en realidad que la política revolucionaria consiste en una lucha simultánea contra cada gobierno imperialista, en todos los países beligerantes. Na 16 turalmente, no hay que entender la simultaneida mecánicamente. Los éxitos revolucionarios, donde quiera que broten primerd, elevarán el espíritu de protesta y de rebelión en todos los países. El militarismo del Hohenzollern fué definitivamente aplastado por la revolución de octubre. Para Hitler y Mussolini el éxito de la revolución socialista en cualquier país adelantado será incomparablemente más terrible que el conjunto de los armamentos de todas las democracias imperialistas.
Vana, falsa, mortalmente peligrosa, es la política que trate de imponer al proletariado la tarea irrealizable: Hacer desaparecer todos los peligros engendrados por la burguesía y por su polítca militar. Pero el fascismo puede resultar victorioso. Pero la URSS se encuentra peligrosamente amenazada. Pero el triunfo de Hitler significará el aplastamiento de los obreros!
Etc. y así, interminablemente. Naturalmente que hay muchos peligros, inuchísimos. No solamente es imposible hacerlos desaparecer todos, sino que es imposible también preverlos. Si el proletariado trata, a costa de la claridad y de la intransigencia de su política fundamental, de eliminar todo peligro episódico, en particular, irá, sin duda a la quiebra. En tiempo de guerra, las fronteras cambiarán, las victorias y las derrotas militares se alternarán, los regímenes políticos se sucederán. Los obreros podrán utilizar en toda su extensión este monstruoso caos sólo en el caso de que no se ocupen en supervisar el proceso histórico, sino en practicar la lucha de clases. Unicamente el ascenso de su ofensiva internacional, pondrá fin no sólo a los peligro episódicos, sino también a su causa fundamental: la sociedad divi ida en clases Redacción del Boletin de la Oposición 17