AntifascismBourgeoisieCivil WarDemocracyFascismMarxismRussian RevolutionSocialismStalinStalinismWorking Class

CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE Los señores del tipo de Vegas León determinan el carácter de la revolución por la forma en que la designan los liberales burgueses y no por la manera como ella se expresa en la verdadera lucha de las clases y como la sienten, aunque no siempre entiendan claramente as masas revolucionarias. Nosotros consideramos la revolución española, o con los ojos del filisteo liberal Azaña, sino con los ojos de los obreros de Barcelona, de Asturias y de los campesinos de Sevilla, que combatieron por las fábricas, por la tierra, por un porvenir mejor, pero de ninguna manera por el viejo paraguas parlamentario del Frente Popular.
La hueca abstracción del antifascismo son la burguesía y el proletariado. El poder no puede pertenecer, cuando menos por largo tiempo, a la pequeña burguesía, tiene que encontrarse en manos o de la burguesía o del proletariado. En España, la burguesía, impulsada por el temor de perder sus propiedades, se encontró completamente en el campo del fascismo.
La única clase que podia desarrollar una lucha seria contra, el fascismo, era el proletariado. Sólo él podía concentrar a su rededor las masas oprimidas, ante todo, los campesinos. Pero el poder del proletariado sólo podía ser un poder socialista.
El fin inmediato. nos replica el señor Vegas León es la lucha contra el fascismo ¡Alrededor de este primer fin hay que concentrar todas las fuerzas! etc. Evidentemente, evidentemente. pero ¿por qué durante la lucha contra el fascismo preguntamos. la tierra tiene que pertenecer a los terratenientes y las fabricas a los capitalistas, que se encuentran totalmente en el campo de Franco. Quizás los campesinos y los obreros no estaban maduros para apoderarse de la tierra y de las fábricas? Pero es que demostraron su madurez apoderándose, por sí mismos, de la tierra y de las fábricas. Los reaccionarios que se llaman republicanos, bajo la dirección de los stalinistas aplastaron este poderoso movimiento, dizque en nombre del antifascismo. pero en realidad en interés de la propiedad burguesa.
Tomemos otro ejemplo. Actualmente China sostiene la guerra contra el Japón, una guerra libertadora, justa, contra los bandidos y los opresores. Bajo el pretexto de esta guerra, el gobierno de Chang Kai Chek, por intermedio del gobierno de Stalin, aplastó toda lucha revolucionaria, y ante todo, la lucha de los campesinos por la tierra: Ahora no es el momento, dicen los explotadores y los stalinistas, de resolver la cuestión agraria; ahora se trata de la lucha común contra el Mikado. Sin embargo, es absolutamente evidente que si los campesinos chinos ahora mismo se apoderaran de la tierra, la defenderían contra los imperialistas japoneses hasta con las uñas. Vale la pena recordar, una vez más, que si la revolución de Octubre venció en una guerra de tres años a sus innumerables enemigos, incluyendo a las tropas intervencionistas de poderosos estados imperialistas, sin tener ningún apoyo militar del exterior, esa victoria fué asegurada ante todo, por el hecho que durante la guerra misma los campesinos tomaron la tierra y los obreros las fábricas. Sólo el ensamblamiento de la subversión socialista con la guerra civil hizo invencible a la revolución rusa.
46 Las mismas nociones de antifascismo y antifascistas representan una ficción y una mentira. El marxismo aborda todos los fenómenos desde un punto de vista clasista. Azaña es anti. fascista únicamente en la medida en que el fascismo impide a la intelectualidad burguesa hacer una carrera parlamentaria u otra.
Colocado ante la necesidad de escoger entre el fascismo y la revolución proletaria, Azaña se encuentra siempre al lado de los fascistas; lo demostró con toda su política durante siete años de revolución. Por otra parte, la consigna contra el fascismo, por la democracia no puede atraer a millones y decenas millones de hombres por la sola razón de que en tiempo de guerra no hay ninguna democracia, cosa que se vio realizada en el campo de los republicanos. Tanto en el campo de Franco como el de Azaña había dictadura militar, censura, movilizaciones obligatorias, hambre, sangre y muerte. La consigna abstracta por la democracia es suficiente para periodistas liberales pero no para obreros y campesinos oprimidos. Ellos no tienen nada que defender, sino la esclavitud y la miseria. Dirigen todas sus fuerzas hacia el aplastamiento del fascismo, únicamente en el caso de que al mismo tiempo puedan realizar Tuevas y mejores condiciones de existencia. La lucha del proletariado y de los campesinos pobres contra el fascismo puede ser en consecuencia, en el sentido social, no defensiva sino solamente ofensiva. He aquí por qué Vegas León se equivoca completamente cuando, después de filisteos más autorizados que él nos enseña que el marxismo rechaza el utopismo y que utopismo, es la idea de la revolución socialista durante la guerra contra el fascismo. En realidad, la peor forina, completamente raaccionaria de utopismo, es la idea de la posibilidad de lucha contra el fascismo sin derrocar la propiedad capitalista.
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