CominternCommunismCommunist PartyFascismIV InternationalMarxismStalinStalinismTrotskyismWorkers Movement

CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE El Ultimo Congreso del Partido Comunista tal ley, Stalin debía ser entregado inmediatamente, cuando menos a una docena de Estados extranjeros.
Los stalinistas soplaron en la oreja de la policía que Grynszpan había visitado reuniones de trotskistas. Por desgracia, ello es inexacto. Si Grynszpan se hubiera vuelto hacia la Cuarta Internacional, hubiera encontrado un empleo, mejor adaptado a sus fines, a su energia revolucionaria. Los que no saben más que condenarse o maldecir la injusticia y la ferocidad, no valen gran cosa. Por el contrario, los individuos del género de Grynszpan que son capaces de obrar, sacrificándose a sí mismos si es necesario, son el precioso fermento de la humanidad. En el sentido moral, Grynszpan puede ser un ejemplo para todo JOven revolucionario; pero no en el sentido de los métodos de acción. Nuestra abierta solidaridad moral con Grynszpan nos da el doble derecho para decir a todos los que quieren ser como Grynszpan, a todos los que son capaces de sacrificarse a sí mismos en la lucha contra la arbitrariedad y la bajeza. Buscad otro camino! no es un vengador aislado quien libertará a los oprimidos, sino el gran movimiento revolucionario de las masas, que no dejará piedra sobre piedra de todos los edificios de la explotación de clases, de la opresión nacional, de las persecuciones raciales. Frente a los crímenes inauditos del fascismo, una ardiente sed de venganza es doblemente legitima. Pero la monstruosidad de los daños es tal, que el sentimiento de venganza no puede encontrar su satisfacción en la muerte de burócratas fascistas aislados. Hay que enderezar sobre sus piernas a millones, a decenas, a centenares de millones de oprimidos en todo el mundo y llevarlos al asalto de la vieja sociedad. Sólo el derrumbamiento de todas las formas de esclavitud, sólo el aplastamiento completo del fascismo, sólo el juicio implacable del pueblo contra los bandidos y los ladrones podrán satisfacer verdaderamente al sentimiento de rebeldía de los pueblos.
Esta es, precisamente la tarea que se impone la Cuarta Internacional, que depurará al movimiento obrero de los venenos del stalinismo, que reunirá en sus filas a la joven generación heróica que despejará el camino a un porvenir más digno, más humano.
Por causa ajena a nuestra voluntad, nos vemos en la ima posibilidad de publicar en este número de CLAVE el comenta.
rio detallado sobre el congreso celebrado durante los primeros días de febrero por el partido llamado Comunista. Rogamos a nuestros lectores excusen el retraso. Queremos, sin embargo, expresar desde ahora ciertas verdades que resultan inaplazables tanto por su bulto cuanto porque sólo cristalizan cuanto piensan y sienten a primera vista nuestros amigos.
La tanda de género chico a que han quedado reducidas todas las manifestaciones de existencia del partido stalinista, se desarrolló conforme al programa y al reparto de papeles previsto por la burocracia. Como en las corridas de toros de postín, hubo servicio de lujo: asistieron como padrinos Mr. Browder del de Roosevelt y de la Comintern de Stalin y los delegados de los partidos stalinistas de Canadá y Cuba; la plaza, es decir la sala, estuvo decorada con banderas de varios colores, con retratos del santo patrono del Kremlin; los aplausos y vivas se produjeron con la regularidad que la conocida claque sabe poner en sus actividades; los papeles fueron rutinariamente desempeñados: el Sr. Laborde representó el mismo Tartufo de costumbre, ramplón y kilométrico, el grupo de Sanchos sin Quijote que se agazapan detrás de aquél masculló los refranes más sobados de la pandilla. Los hilos de la escena fueron manejados como de costumbre desde algún escritorio moscovita.
El platillo de resistencia y vaya si lo fué estuvo a cargo del Sr. Laborde. Presentó el larguísimo informe, en el que la cantidad quiso substituir inútilmente a la calidad. Desgraciadamente en breve o en largo, el resultado es siempre, implacablemente el mismo: la prosperidad burocrática jamás podrá darle ni talento ni honradez revolucionaria.
El acto de contricción que anualmente realiza en público don Hernán, en su calidad de pontifice máximo del stalinismo, llegó esta vez hasta la virgen de Guadalupe, pasando por Hidalgo, Morelos, Juárez y don Porfirio, todos igualmente considerados como abanderados del Partido ex Comunista de México. 1