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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE masas fueron aplastadas por el Kuomintang, la Comintern organizó una caricatura de soviets en Cantón. Después de la derrota inevitable de la sublevación de Cantón, la Comintern recurrió a la lucha de guerrillas y soviets campesinos con completa pasivi.
dad por parte del proletariado industrial. Metiéndose por lo tanto en un callejón sin salida. la Comintern aprovechó la guerra Chino Japonesa para liqu dar la China Soviética de un plumazo, subordinando, no solo al Ejército Rojo campesino, sino también al llamado partido comunista al mismo Kuomintang, es decir, a la burguesía.
La traición a la revolución proletaria internacional por la Comintern, en consideración a la amistad con los dueños de esclavos democráticos no pudo menos que traicionar al mismo tiempo la lucha, por la liberación de las masas coloniales, y en verdad esta traición fué más cínica aún que las traicioites cínicas que perpetró la Segunda Internacional antes que ella.
Una de las tareas de la política del Frente Popular y de la defensa nacional consiste en convertir a cientos de millones de la población colonial en carne de cañón para el imperialismo democrático. La bandera de la lucha por la liberación de los pueblos coloniales y semi coloniales, es decir, la mitad de la humani.
dad, ha pasado definitivamente a las manos de la Cuarta Inter nacional.
El Programa de las Demandas Transitorias en los Países Fascistas Ha pasado mucho tiempo desde que los estrategas de la Comintern anunciaron la victoria de Hitler como un mero paso hacia la victoria de Thaelman. Thaelman lleva ya más de cinco años en las prisiones de Hitler. Mussolini mantiene a Italia subyugada con el fascismo hace más de diez y seis años. En todo este tiempo, los partidos de la Segunda y Tercera Internacional han sido incapaces, no sólo de provocar un movimiento de masas, sino hasta de crear una organización ilegal seria que pueda comparar se en algo a los partidos revolucionarios rusos durante la época del zarismo.
No existe razón alguna para considerar estos fracasos como consecuencia de la fuerza ideológica del fascismo, Mussolini, esencialmente, nunca propugnó ideología alguna. La ideología de Hitler nunca convenció seriamente a los obreros. Las capas de la población, que en un tiempo estuvieron embriagadas por el fascismo, es decir, principalmente las clases medias, han tenido tiempo de sobra para serenarse. El hecho de que esté limitada la escasa oposición perceptible a los círculos religiosos de Católicos y protestantes, no puede explicarse por la fuerza de las teo 48 rías semi delirantes y semi charlatanescas de raza y sangre. sino por el estrepitoso fracaso de las ideologías de la democracia, social democracia y de la Comintern.
Después del aplastamiento de la Comuna de París una reacción asfixiante duró cerca de ocho años. Después de la derrota de la revolución rusa de 1905, las masas trabajadoras permanecieron estupefactas por casi igual tiempo. Pero en ambos casos. el fenómeno fué sólo una derrota física condicionada por la relación de fuerzas. En Rusia, además, se trataba de un proletariado casi virgen. La fracción bolchevique no había celebrado aún, en aquel entonces, ni su tercer aniversario. El caso es completamente diferente en Alemania, donde la dirección la tenían partidos políticos poderosos, que contaban, el uno setenta años de existencia y el otro casi quince. Ambos partidos, apoyados por millones de votos, estaban moralmente paralizados antes de la batalla y capitularon vergonzosamente ante Hitler. La historia no registra catástrofe semejante. El proletariado alemán no fué aplastado por el enemigo en la lucha. Fué aplastado por la cobardía, bajeza y traición de sus propios partidos. No es extraño que haya perdido la fé en todo lo que se había acostumbrado a creer por cerca de tres generaciones. La victoria de Hitler a su vez fortificó a Mussolini.
Se Necesitan Fuerzas Nuevas La falta de éxito real del trabajo revolucionario en Italia y Alemania no es otra cosa que la recompensa a la política criminal de la social democracia y la Comintern. El trabajo ilegal no sólo necesita la simpatía de las masas, sino también el entusiasmo consciente de su capa más avanzada. Pero puede esperarse entusiasmo de organizaciones que están históricamente en quiebra?
Los jefes emigrados son, sobre todo, agentes del Kremlin y la desmoralizados hasta la médula de los huesos o antiguos ministros social demócratas de la burguesía que esperan, por algún milagro, que los obreros les repongan en sus puestos perdidos. Es posible imaginarse, aunque sólo sea por un minuto, a estos caballeros en el papel de futuros líderes de la revolución anti fascista. los acontecimientos mundiales el aplastamiento de los obreros austriacos, la derrota de la revolución española, la degeneración del Estado Soviético no podían ayudar a una conmoción revolucionaria en Italia y Alemania. Dependiendo para la 49