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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE estarán de parte de sus estados mayores y, lo que es más, los primeros violines del patrioterismo estarán a cargo de los músicos de la eseuela stalinista. no sólo el violín, sino también el revólver dirigido contra los obreros revolucionarios.
Al principio de la guerra pasada, fué asesinado Juan Jaurés, al final, fueron asesinados karl Liebhnecht y Rosa Luxemburgo. En Francia, el asesinato de un jefe socialista no impidió que los otros entraran en el gobierno de la guerra imperialista.
En Alemania, el asesinato de dos grandes revolucionarios se llevó a cabo con la participación directa del gobierno social demócrata. Los asesinos materiales fueron: en Francia, un obscu ro pequeño burgués patriotero; en Alemania, oficiales contrarevolucionarios. Bajo este aspecto, la situación actual también se distingue por una claridad incomparablemente mayor. La obra de exterminación de los internacionalistas ya ha comenzado, a escala mundial, antes de que se desencadene la guerra. El imperialista ya no está obligado a esperar una ocasión afortunada. en la maffia stalinista tiene una agencia internacional lista para el exterminio sistemático de los revolucionarios, Jaurés, Liebrecht, Luxemburgo, gozaban de una gloria mundial como jefes socialistas. Rudolf Klement era un joven revolucionario, aun desconocido. Sin embargo, la desaparición de Klement, como Secretario de la Cuarta Internacional, tiene un profundo sentido simbólico. través de sus gangsters stalinistas, el imperialismo indica de antemano de dónde le vendrá un pepeligro mortal en tiempo de guerra.
En imperialismo no se engaña. Si después de la guerra pasada logró mantenerse en todo el mundo, con la excepción de Rusia, esto se explica por la ausencia de partidos revolucionarios.
Libertándose con trabajo de las redes de la vieja ideología, con su fetichismo de la unidad. la mayoría de los elementos opoicionistas de la social democracia no llegaban más allá del pacifismo. En los instantes críticos, estas agrupaciones fueron más capaces de frenar el movimiento revolucionario de las masas, ane de ponerse a la cabeza del mismo. En este sentido se puede decir sin ninguna exageración, que la unidad de los partidos de la Segunda Internacional salvó a la burguesía europea.
En la actualidad hay una sección de la Cuarta Internacional en treinta países. Ciertamente, no es más que la vanguardia de la vanguardia. Pero si ahora, antes de la guerra, tuviéramos organizaciones revolucionarias de masa, lo que estaría en la orden del día no sería la guerra sino la revolución. Claro está que no nos hacemos ningunas ilusiones. Sin embargo, la situación de la vanguardia revolucionaria, es en la actualidad incomparablemente más favorable que hace 25 años. La principal conquista es que, desde antes de la guerra, existen en los principales países del mundo cuadros experimentados, centenas y miles de revolucionarios en número creciente, ligados por la unidad de una doctrina y con las enseñanzas de las más crueles persecuciones venidas de la burguesía imperialista, de la social.
democracia y, sobre todo, de la maffia stalinista. Ni la Segunda, ni la Tercera Internacional ni la de Amsterdam son capaces de convocar su congreso, pues están paralizadas por su dependencia hacia el imperialismo, y desgarradas por los antagonismos nacionales. Por el contrario, las secciones de la Cuarta Internacional, a pesar de la pobreza de sus medios, de las dificultades para obtener pasaportes, de la pérdida de un secretario y de una lluvia de represiones, en un momento crítico supieron convocar su congreso internacional y adoptar decisiones unánimes en las que las tareas de la gigantesca lucha actual están formuladas exacta y concretamente, sobre las bases de toda la experiencia histórica.
Ninguna corriente patriotera arrastrará a estos cuadros preciosos que no temen ni los maussers ni los puñales stalinistas.
La Cuarta Internacional entrará en la nueva guerra, como un todo estrechamente soldado cuyas partes sabrán desarrollar una sola política, a pesar de las fronteras y de las trincheras que los dividirán. Es muy posible que al principio de la guerra, cuando el ciego instinto de conservación, unido a la propaganda patriotera, impulse a las masas al lado de su gobierno, las Secciones de la Cuarta Internacional se vean aisladas, pero sabrán guardarse del hipnotismo nacionalista y de la epidemia patriótica, y encontrarán en los principios del internacionalismo un apoyo contra el pánico corderil de abajo, contra el terror de arriba. Las secciones de la Cuarta Internacional sabrán mirar con desprecio a las vacilaciones y las oscilaciones de la democracia filistea, pero escucharán atentamente a las capas más oprimidas del pueblo y al ejéreito que derrame su sangre. Cada nuevo día de guerra trabajará para nosotros. La humanidad es más pobre que hace 25 años y los medios de exterminio son más potentes; por esto, desde los primeros meses de guerra comenzará una reacción tormentosa en las masas obreras, contra las engañifas patrioteras. Las primeras víctimas de esta reacción serán, con el fascismo, los partidos de la Segunda y de la Tercera Internacional. Su derrumbamiento será la condición necesa53 52