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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE estalle la guerra, las primeras víctimas serán los derechos y las instituciones democráticas ya profundamente minados en los países pacíficos.
Es una mentira afirmar que la guerra se entablará por la independencia nacional o por la libertad de Checoeslovaquia. Es una cruel engañifa en la que Checoeslovaquia desempeña el mismo papel que desempeñó la pobre Bélgica en 1914.
Los imperialistas anglo franceses que abaten sin piedad a los que combaten por la independencia en las Indias, en Siria, en Túnez, en Argelia, en Palestina y en todas partes, sólo reconocen su derecho independiente para explotar a millones de esclavos blancos y de color en el mundo entero. X El mundo capitalista está herido de muerte. En su agonía exhala los venenos del fascismo y de la guerra totalitaria que amenazan con reducir a los obreros y a los campesinos a una servidumbre nueva y terrible, y con desencadenar las fuerzas de destrucción que desarraigarán a toda la civilización moderna.
En medio de la abundancia, con un aparato de producción que bien organizado y dirigido puede cubrir con exceso todas las necesidades actuales de la humanidad, el capitalismo condena a millones de hombres a la desocupación, a las habitaciones miserables al hambre.
La clase dirigente que en otros tiempos saculio las cadenas del feudalismo en nombre de la democracia y de la igualdad, en la actualidad combina las fuerzas más sombrías de la reacción y a los elementos más abyectos de los bajos fondos de la sociedad para abolir todos los derechos democráticos conquistados con la sangre del pueblo. La clase dirigente, con el puñal y con el knut fascistas, quiere pre rvar su soberanía de la victoria inexorable del socialismo.
El capitalismo es completamente incapaz de asegurar la prosperidad de las masas, e igualmente es incapaz de asegurar la paz.
Ha transcurrido menos de una generación después de la última guerra que matará a la guerra y ya nos encontramos en los umbrales de una nueva guerra mundial, infinitamente más espantosa que la precedente.
Una vez más se llama a los explotados para que se asesinen mutuamente por sus amos imperialistas respectivos. Una vez más, las madres del pueblo están llamadas a desempeñar su papel de productoras de carne de cañón. Una vez más se convertirán los campos en trincheras sangrientas y las ciudades en tumbas de 36 vastadas para que los imperialistas salvaguarden sus beneficios y sus colonias o para que adquieran nuevas.
Todas las clases dirigentes de los países capitalistas son bandidos. Su guerra, a pesar de las pretensiones y de las palabras de orden hipócritas, será una guerra de bandidos. No será una guerra obrera sino, al contrario, los obreros y, en general los explotados, serán sus víctimas. No será una guerra por la democracia, pues la verdadera democracia para las masas sólo puede alcanvarse en la lucha contra el dominio capitalista; e incluso los de.
rechos democráticos de que aún gozan las masas, sólo pueden ser preservados y extendidos, como el ejemplo de la guerra civil en España lo ha demostrado, por los métodos de la lucha de clase militante, revolucionaria, hacia el socialismo.
No será una guerra en interés de los obreros, pues los asaltos contra las conquistas sociales de los obreros franceses en junio de 1936, especialmente la semana de 40 horas, en nombre de la defensa nacional, demuestran que la defensa de los intereses económicos y sociales más elementales de las masas. su pan cotidiano y su libertad es incompatible con la deferrsa de la patria y de la burguesía.
Hitler, que ha destruído todas las conquistas sociales de la clase obrera alemana y austriaca, conduce la lucha en nombre del capitalismo alemán contra los intereses de los pueblos de Europa.
con las amenazas de guerra volvemos a observar que el enemigo principal está en nuestro propio país. La clase obrera no tiene más patria que defender que aquella que ha conquistado y que domina. Ningún apoyo a los autores de la guerra ni a las guerras imperialistas. es nuestro lema. Continuación de la lucha de clases en cualquier situación y utilización de la crisis guerrera para el derrocamiento del dominio, es decir, de la guerra y del capitalismo mismo.
El capitalismo está en quiebra. Sus relaciones sociales, sus límites nacionales estrangulan el desarrollo económico y social del hombre. El capitalismo está más que maduro para la reorganización socialista; prolongar su existencia sólo puede aumentar la miseria y el horror sin fin.
La humanidad sólo puede ser salvada de la nueva barbarie que la amenaza, bajo la dirección de la clase obrera revolucionaria, campeona histórica y aliada de los campesinos sin tierras o abrumados por las deudas, de los millones de esclavos coloniales.
negros y amarillos.
Pero la gran tragedia del proletariado consiste actualmente en. 37