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Tribuna Marxista CLAVE CLAVE Tribuna Marxista independiente, sino de la creación de una fortificación europea para una futura expansión mundial. La crisis que surgió alderredor de los alemanes sudetinos, o más bien, alderredor de los Montes Sudetes, ha sido un episodio en el camino hacia la lucha por las colonias.
Un nuevo reparto del mundo está en la orden del día. EI primer paso en la educación de los obreros consistirá en enseñarles a distinguir bajo las fórmulas, las consignas y las hipócritas frases oficiales, los apetitos, los planes y los cálculos imperialistas reales.
EL CUARTETO IMPERIALISTA SUCEDE AL FRENTE DE LAS DEMOCRACIAS ܙܙ La ciega docilidad de las democracias europeas no es el resultado del amor a la paz, sino debilidad. La causa de esta debilidad no es el régimen democrático en sí, sino la desproporción entre las bases económicas de las metrópolis y los imperios coloniales heredados del pasado. esta desproporción hay que añadir la lucha emancipadora de las colonias que amenaza, sobre todo en tiempo de guerra, provocar el incendio revolucionario. En estas condiciones, la democracia podrida se transforma, realmente, en fuente suplementaria de debilidad para las viejas potencias imperialistas.
La reacción abierta en Francia aprovecha, indudablemente, las capitulaciones del Frente Popular. Hay que esperar, con seguridad, el refuerzo del fascismo francés que utilizará la protección de los círculos militares dirigentes. En Inglaterra, en donde la burguesía conservadora está en el poder, es verosímil que en el próximo período, la oposición laborista gane más que el fascismo. Pero en la presente situación histórica, el arribo al poder del Labour Party no podrá ser más que un episodio o, más exactamente, una etapa hacia cambios más radicales. Ni el mayor Atlee ni Sir Citrine triunfarán de los espíritus malignos de nuestra época.
De una o de otra manera, el frente mundial de las democracias prometido por los charlatanes de los frentes populares, ha sido reemplazado por el frente de las cuatro potencias: Alemania, Italia, Inglaterra y Francia.
Después de la Conferencia de Munich en la que Inglaterra y Francia capitularon ante Hitler, con la mediación, equívoca como siempre, de Mussolini, los jefes de las cuatro potencias aparecieron ante sus pueblos como héroes nacionales. Hitler había, unificado a los alemanes; Chamberlain y Deladier habían evitade la guerra. Mussolini había ayudado al uno y a los otros. Viva el cuarteto! La cofradía pequeño burguesa que la suele movilizar para los congresos pacifistas de todo género, comienza ya a volver sus miradas hacia los nuevos mesías de la paz. Los socialistas franceses se han abstenido de votar en el asunto de Jos plenos poderes extraordinarios para Deladier, el héroe de la capitulación: la abstención no es más que un grado intermedio para pasar del campo de Moscú al del cuarteto. El aislamiento de los pretorianos stalinistas en la Cámara de Diputados y en el Senado simboliza el completo aislamiento del Kremlin en la politica europea.
Sin embargo, desde ahora puede asegurarse que el cuarteto de Munich es tan poco capaz de mantener la paz coino lo fue el frente de las democracias, jamás realizado. Inglaterra y Francia arrojaron Checoeslovaquia a Hitler, como un cebo, para darle durante algún tiempo algo que dirigir y retrasar, así, la cuestión de las colonias. De una manera extremadamente nebulosa e incierta. Chamberlain y Deladier prometieron un acuerdo general sobre todos los problemas en litigio. Por su parte, Hitler, prometió que ya no presentaría reivindicaciones territoriales en Europa. Con esto ha indicado, en todo caso, que tenía la intención de presentar reivindicaciones territoriales en las demás partes del mundo. En lo que se refiere a Alsacia y Lorena, el Schleswig, etc. Hitler, en el mejor de los casos, difiere su solución hasta la nueva guerra mundial. Si dentro de uno o dos años el fas cismo ha vencido en Francia y el Labour Party en Inglaterra, estas transformaciones políticas provocarían muy pocos cambios en la configuración de las combinaciones imperialistas en el ajedrez mundial. La Francia fascista estaría tan poco dispuesta a ceder Alsacia y Lorena o a compartir sus colonias con Hitler, como la Francia del Frente Popular. El partido laborista, absolutamente impregnado del espíritu del imperialismo, no podría suavizar los antagonismos con Italia en el Mediterráneo, ni contener el desarrollo del antagonismo mundial de los intereses alemanes y británicos. En estas condiciones, el cuarteto, aun cuando se realice, no hará más que conducir a una nueva crisis que hay que esperar dentro de poco. El imperialismo marcha fatal e irremediablemente a un nuevo reparto del mundo que corresponda a las transformaciones en las relaciones de fuerzas. Para prevenir la catástrofe, hay que estrangular al imperialismo. Cualquier otro medio será una ficción literaria, una ilusión, un engaño.