CommunismMarxMarxismSocialism

CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE un mundo mejor, todo sentimiento de grandeza y aun de dignidad humana.
La revolución comunista no teme el arte. Sabe que en la meta de las investigaciones de que puede ser objeto la formación de Ja vocación artística en la sociedad capitalista que se desmorona, su determinación tendrá que aparecernos como resultado de una colisión entre el hombre y cierto número de formas sociales que le son adversas. Esta sola coyuntura con el grado de imprecisión que implique la conciencia que es preciso adquirir, hace del artista su predispuesto aliado. El mecanismo de sublimación que interviene en tal caso, que el psico análisis ha puesto de relieve, Fiene por objeto restablecer el equilibrio roto entre el yo coherente y los elementos reprimidos. Este restablecimiento se lleva a cabo en beneficio del ideal del yo que, contra la realidad presente, insoportable, suscita los poderes del mundo interior, del si. comunes a todos los hombres y continuamente en vía de florecimiento en el devenir. Basta con que la necesidad de emancipación del espíritu siga su curso natural, para que concluya fundiéndose y volviéndose a templar en esta exigencia primordial: la necesidad de emancipación del hombre.
El arte, por lo tanto, no puede sin degenerar, consertir en plegarse a ninguna directiva extraña, ni en acudir dócilmente a llenar los cuadros que algunos creen poderle asignar con fines pragumáticos extremadamente estrechos. Más vale fiarse del don de prefiguración que es privilegio de todo artista auténtico, que implica un comienzo de resolución (virtual) de las contradicciones más graves de su época y que orienta el pensamiento de sus contemporáneos hacia la urgencia del establecimiento de un orden adevo.
La idea que Maxx joven se forjó del papel del escritor exije, en nuestros días, que se le recuerde vigorosamente. Claro es que esta idea debe hacerse extensiva, en el plano artístico y científi20, a las diversas categorías de productores e investigadores. El escritor dice Marx debe ganar dinero naturalmente, para vivir y escribir; pero no debe, en ningún caso, vivir y escribir para ganar dinero. El escritor nunca considera sus trabajos como un medio, sino como fines en sí. Tan, lejos están de ser medis parai él y para los otros, que, si es necesario, sacrifica su existencia por la de sus obras. La primera condición de la libertad de 24. prensa consiste en no ser un oficio. Jamás ha sido tan oportuno como hoy, blandir esta declaración contra quienes pretenden esclavizar la actividad intelectual a fines exteriores a ella y, con menosprecio de todas las determinaciones históricas que le son propias, regentear, en función de pretendidas razones de Estado, los temas del arte. La libre selección de estos temas y la no restricción absoluta en lo que atañe al campo de su exploración, constituyen para el artista un bien que tiene derecho de reivindicar como inalienable. En materia de creación artística, importa esencialmente que la imaginación escape a toda coacción, que bajo ningún pretexto permita que se le imponga la fila india. quienes nos exigieran, para hoy o para mañana, consentir en que el arte se someta a una disciplina que consi Pramos radicalmente incompatible con sus medios, oponemos una rotunda negativa y nuestra voluntad deliberada de atenernos a la fórmula: toda licencia en arte.
Claro está que reconocemos al Estado revolucionario el derecho de defenderse contra la reacción burguesa agresiva, inclusive cuando ésta se cubra con el estandarte de la ciencia o del arte.
pero entre las medidas necesarias y temporales de auto defensa revolucionaria y la pretensión de ejercer el mando sobre la creación intelectual, hay un abismo. Si para el desarroilo de las fuerzas productivas materiales, la revolución se ve obligada a erigir un sistema socialista de plan centralizado, para la creación intelectual tiene que establecer y asegurar desde el comienzo, un régimen anarquista de libertad individual. Ninguna autoridad, ninguna coacción, ni la menor huella de mando. Las diversas asociaciones de sabios y los grupos colectivos de artistas que trabajan para resolver tareas más grandiosas que nunca, solo pueden surgir y desplegar un trabajo fecundo a base de una libre amistad creadora, sin la menor coacción del exterior.
De lo que acabamos de decir se desprende claramente que al defender la libertad de creación, no tratamos, en modo algur:o, de justificar el indeferentisır:o político y que está muy lejos de nuestra mente el querer resucitar un arte supuesto puro que, ordinariamente, sirve a los fines impuros de la reacción. No. Tenemos una idea demasiado alta de la función del arte para negarle ifluencia sobre la suerte de la sociedad. Estimamos que la tarea suprema del arte en nuestra época es participar consciente y 25