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CLAVE Tribuna Marxista Tribuna Marxista CLAVE puramente socialistas. Exigir la no salida de los límites de la democracia burguesa, no es defender con los hechos la revolución democrática, sino renunciar a ella. Es solamente por la subversión de las relaciones sociales en el campo que se podía hacer del campesino, masa principal de la población, una muralla poderosa contra el fascismo. Mas, los propietaris de la tierra están ligados por lazos indisolubles a la burguesía comercial e industrial y a la inteligencia burguesa que depende de eila.
El partido del proletariado se encuentra, de este modo, ante la necesidad de escoger: o con las masas campesinas o con la burguesía liberal. Incluir en una coalición común a los campesinos y a la burguesía liberal, no puede tener más que un objeto: ayudar a la burguesía a engañar a los campesinos y aislar de ese modo a los obreros. La revolución agraria no podía realizarse más que contra la burguesía, y por consecuencia solamente por medio de las medidas de la dictadura del proletariado. No existe ningún régimen intermedio.
Desde el punto de vista de la teoría, lo que sorprende sobre todo en la política española de Stalin, es un olvido completo del del leninismo. Después de un lapso de varias décadas. iy qué décadas del Comintern ha restaurado completamente la doctrina del menchevismo. Más todavía, se ha esforzdao en darle a esa doctrina una expresión más con.
sistente. y, por lo mismo, más absurda. En la Rusia zarista, al comien.
zo de 1905, la fórmula de la revolución puramente democrática tenía en su favor en todo caso, infinitamente más argumentos que en 1937, en España. Nada de sorprendente tiene que en la España contemporánea, la política obrera liberal del menchevismo se haya transformado en la política anti obrera reaccionaria del stalinismo. Por eso, la doctrina de los mencheviques, esta caricatura del marxismo, ha llegado a ser su pro.
pia caricatura.
que cada uno de ellos separadamente. Tal es toda su sabiduría. La aritmética es, no obstante, insuficiente en este asunto. Es necesario, por lo menos, la mecánica: la ley del paralelogramo de las fuerzas es cierta también en política. La resultante es, como se sabe, tanto más débil cuanto más diverjan entre sí las fuerzas componentes. Cuando los aliados políticos actúan en direcciones opuestas, el resultado puede llegar a ser igual a cero. El bloque de los diversos grupos políticos de la clase obrera es absolutamente necesario para resolver las tareas prácticas com munes. En ciertas condiciones históricas tal bloque es capaz de atraer hacía sí las masas pequeño burguesas oprimidas, cuyos intereses se encuentran próximos a los del proletariado. La fuerza común de semejante bloque puede llegar a ser mucho más grande que la de cada una de sus partes constituyentes. Por el contrario, la alianza política del proletariado con la burguesía, cuyos intereses en la época actual, en las cuestiones fundamentales, divergen entre ellos como los lados de un ángulo de 180 grados, no puede, en regla general, más que paralizar la fuerza revolucionaria del proletariado.
La guerra civil, en la cual la fuerza de la pura violencia tiene poca validez, exige de sus participantes una dedicación suprema. Los obreros y los campesinos no son capaces de asegurar la victoria más que en el casc en que ellos conduzcan la lucha por su propia emancipación. Someter en esas condiciones al proletariado a la dirección de la burguesía, es asegu.
rar por adelantado su derrota en la guerra civil.
Estas simples verdaderas no son, de ninguna manera, fruto de urk análisis puramente teórico. Al contrario, ellas representan la conclusión inquebrantable de toda la experiencia histórica, a partir, por lo menos, de 1848. La historia moderna de la sociedad burguesa está llena de Frentes Populares de todas clases; esto es: de combinaciones políticas de las más diversas, para engañar a los trabajadores. La experiencia española no es más que un nuevo eslabón trágico, en esta cadena de crímenes y de traiciones.
DI LA TEORIA DEL FRENTE POPULAR LA ALIANZA CON LA SOMBRA DE LA BURGUESIA. Sin embargo, sería ingenuo pensar que en la base de la política del Comintern en España, hay algún error teórico. El stalinismo se guía, no por la teoría del marxismo, ni por cualquier otra teoría, sino por los intereses empíricos de la burocracia soviética. Entre ellos, los cínicos de Moscú se burlan bastante de la filosofía de Dimitrov, del Frente Popular. Pero tienen a su disposición, para engañar a las masas, cuadros numerosos de propagandistas de esta fórmula sagrada, sinceros o ladrones, ingenuos o charlatanes. Louis Fisher con su ignorancia y su suficiencia, con su espíritu de razonador provincial, orgánicamente sordo a la revolución, es el representante más repulsivo de esa cofradía poco atrayen.
te. La unión de las fuerzas progresivas. El triunfo de la idea del Frente Popular. La acometida de los trotskystas a la unidad de las filas antifascistas. Quién creería que el Manifiesto Comunista ha sido escrito hace noventa años!
Los teóricos del Frente Popular no van, en rigor, más allá de la pri.
mera regla de la aritmética, la de la adición: la suma de los comunistas, de los socialistas, de los anarquistas y de los liberales, es más grande El hecho que más sorprende políticamente, es que en el Frente Popular Español no hay siquiera, en esencia, paralelogramo de las fuerzas: el lugar de la burguesía estaba ocupado por su sombra. Por intermedia de los stalinistas, de los socialistas y de los anarquistas, la burguesía española se ha subordinado el proletariado, sin tomarse el trabajo de par.
ticipar en el Frente Popular: la mayoría aplastante de los explotadores de todos los matices políticos, se pasaron abiertamente al campo de Franco. Sin ninguna teoría de la Revolución Permanente, la burguesía española ha comprendido, desde el comienzo mismo, que el movimiento revolucionario de las masas, cualquiera que sea su punto de partida, está dirigido contra la propiedad privada de la tierra y de los medios de producción y que es absolutamente imposible terminar ese movimiento por.