Anti-communismBourgeoisieCommunismCommunist PartyDemocracyHitlerLeninMarxMarxismNihilismRussian RevolutionStalinismURSS

CUADERNOS INTERNACIONALES CUADERNOS INTERNACIONALES la opereta y el vaudeville. Tal vez el cuadro mejor logrado de aquel tiempo, y la descripción mas emocionada de los sentimientos predominantes entonces, estan contenidos en el libro de Stefan Zweig El Mundo de Ayer. Aquella realidad fué barrida por el huracán de la guerra. Un tremendo desequilibric subvertió los valores sociales. La Revolución Rusa irrumpió en escena como una aurora sobre las ruinas, hasta la guerra de España sus reflejos encandilaron a muchas conciencias turbadas. La de Koestler entre ellas. Fuí un converso porque estaba maduro para ello y vivía en una sociedad en trance de desintegración que tenía sed de fe. Ha descubierto su conciencia y la injusticia derivada de la desigualdad social. Estos descubrimientos promueven las primeras manifestaciones del resentimiento de clase. En su casa, su padre esconde los puñoz deshilachados de su camisa debajo de la mesa. Pero hay otras personas que se lo permiten todo sin el menor resentimiento. Concebí gran asco hacia los ricos, no porque pudieran adquirir muchas cosas la envidia juega en el conflicto social un papel menos importante de lo que se cree sino porue podian permitirselo todo sin tener por ello una conciencia culpable Estos son los estímulos que lo inducen a entrar en conflicto con la sociedad de ese modo organizada El día en que recibí mi carnet del Partido fué solamente el punto culminante de un proceso que había comenzado mucho antes de que hubiera oído hablar de cerdos ahogados ni hubiera oído los nombres de Lenin y Marx. Una fe no se adquiere por razonamiento. No se enamora uno de una mujer, no se traspone el atrio de una iglesia como resultado de una persuación. La razón puede defender un acto de fe, pero sólo después que el acto ha sido realizado y el hombre se ha ligado a tal acto. Esto es lo que hizo Koestler después de ingresar en el Partido Comunista: defender un acto de fe previo. De qué humus ancestral se nutría su fe? La taumaturgia marxista, con su Paraíso Soviético y su Juicio Final revolucionario fué la expregión de sus más profundos e irracionales deseos. Su entrega. como él gusta llamar a la fe comunista está expresada por él mismo en términos sumamente plásticos. No es la stiya una actitud que responda a un análisis intelectual, a un riguroso cotejo dialéctico. Es un resentimiento vestido con ios ropajes de una fe nueva. Debajo de esa investidura el hombre desaparece, la inteligencia no funciona normal y claramente. La conciencia está ya mixtificada. Sólo este proceso previo de mixtificación explica que, una vez dentro del Partido, consienta todas las humillaciones, desde el desprecio al chan taje. Sólo esa creencia ciega en una realidad superior y futura explica la insensibilidad, el endurecimiento y la crueldad ante aspectos inexcusables de Ta tealidad comunista. Esa actitud de espíritu justifican a Torquemada o a Un intelectual, en el más estricto sentido de la palabra, es aquel indir viduo que condiciona a razonamiento, que asedia por análisis crítico hechos e ideas. En la medida que un intelectual declina su independencia de juicio, por interés o subyugamiento, abdica su condición genuina y deja de ser tal.
Por lo menos aquellos intelectuales cuya labor consiste especialmente en explicar y desentrañar reacciones humanas. Los científicos tal vez puedan hacer compatible su papel intelectual con la dependencia de criterio. El escritor y el artista, no. El relato de Koestler expone categóricamente esta situación. su obra la justifica plenamente. Esa obra comienza con la liberación del mito soviético y de la tiranía intelectual del Partido Comunista. Las obras más características de Koestler pertenecen al periodo de su liberación, no al otro El contacto con el Partido y su baja política lo condenan al espionajo y a las labores esterilizantes de la política. Su viaje y permanencia en la URSS no llegan a conmoverlo. De haber sido capaz de reaccionar plenamente DI ante el espectáculo deprimente de la verdadera vida soviética nos hubiera dado el mismo ejemplo que Gide. Pero en el caso de Koestler el comunisma no es un error intelectual sino un acto de fe. Gide no cree en la taumaturgia marxista aunque espera grandes cosas del experimento ruso frente a la democracia podrida y la injusticia social. Lo cree hasta que va a Rusia. Al contacto con la realidad Gide se convence de su error. Porque su afección al régimen soviético era esencialmente intelectual, libre, desinteresada. No esperaba la Revolución para vengarse de nadie sino para nivelar los tremendos desajustes del mundo burgués. Por lo demás Gide fué un hombre profundamente ateo y esa condición permanente de su conciencia frente a la religión y el espíritu religioso la puso en evidencia también en el caso de su Lidhesión a la URSS. Koestler era un creyente. Vi los estragos del hambre en 1932 33 en Ucrania. explica Koestler. Hordas de familias andrajosas mendigando en las estaciones de ferrocarril alzando las mujeres a sus hambrientos retoños hasta las ventanillas mostrando sus esqueléticas piernas y sus cadavéricas cabezas como fetos conservados en alcoho. ancianos con los pies helados mostrando sus dedos a través de destrozados zapatos. Se me dijo que eran kulaks que se habían resistido a la colectivización de la tierra y acepté la explicación: eran enemigos del pueblo que preferían mendigar a trabajar. Sigue una detallada descripción de horrores indestructiblemente aferrados al recuerdo de Koestler, pero que no supo explicar cuando los tuvo enfrente, al alcance de la mano. Reaccionó como fanatico, no como hombre. Esa actitud de absoluta in ensibilidad suministra pruebas irrefutables de los esterilizantes efectos del dogma comunista sobre los corazones. Llevados hasta su última expresión producen todas las lacras morales, desde el delator al Torquemada rojo, Más tarde, en una cárcel de España, condenado a muerte, Koestler debía meditar sobre todas estas cosas y preparar su espíritu para la liberación El hundimiento de la Revolución española, del Frente Popular francés; el entronizamiento victorioso de Hitler en Europa seguido del Pacto GermanoSoviético terminan con su sueño de siete años en brazos del Partido Comu nista. Sirvió al comunismo con las armas más humiliantes. Ahora lo combate desesperadamente con su pluma. Se ha curado de su antiguo resentimiento o, simplemente, lo ha invertido? las humillaciones juveniles ha superpuesto sus humillaciones de hombre defraudado. Su anticomunismo feroz da la sensación de responder a una lucha encarnizada con el diablo. Es la manifestación de una crisis resuelta en obsesión, en empecinamiento. Su actitud no corresponde a la de otros heréticos insuficientes, que abandonan la iglesia pero siguen creyendo en el cielo. Koestler ha visto el cielo también, y sabe que es mentira. Por eso escribe: Si revisamos la Historia y comparamos los altos ideales en cuyo nombre se inician las revoluciones y el triste fin a que ilegan, veremos de nuevo como una civilización corrompida corrompe su manantial revolucionario. Todo ha terminado pues, menos la lucha por vengar humillacionds y fraudes. En esta lucha, sin embargo, la mayoría de los comunistas desengañados siguen distinguiendo mal las imperiosas cuestiones de principio, sin cuya observancia cualquier lucha conduce a fines inaceptables. El nihilismo de Koestler tiene una sola dirección: la que va contra Moscú. Ese nihilismo unilateral demuestra la subsistencia de confusas tendencias hacia el absolutismo ideológico. El hallazgo más magistral de la dialéctica estalinista intenta demostrar que, irremisiblemente, fuera del universo comunista sólo existe el mundo capitalista. Cuando se sale de aquel se cae sin apelación en éste. Desgraciadamente, son casi siempre los renegados de la fé soviética los que realizan esta acrobacia. Pero es por incapacidad mental y temperamental para accionar por cuenta propia. Koestler lo comprendió también al escribir: La devoción al mito soviético es tan teñaz y tan difícil de curar como cualquier otra entrega de este tipo. 152. 153