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CUADERNOS INTERNACIONALES CUADERNOS INTERNACIONALES entre éstos a los revolucionarios. He aquí la táctica de los Iguales: sublevarse para tomar el Poder, dar al Estado un carácter revolucionario y democrático. poner en sus manos mediante decretos confiscatorios respaldados por la fuerza, casi todos los bienes de los ricos. quiénes han de iniciar la zambra? No el pueblo en su mayoría, ni aun siquiera los pobres, sino los conspiradores de una sociedad secreta, que quieren mucho y son poca cosa, que lo quieren contra muchos y son pocos, mas por eso mismo recurrirán a la magia de su tiempo. la del sofisma y la insurrección, la del canard y el terror, para que ella les invista de sagrada omnipotencia. Siempre igual: estos maniáticos del cambio, estos fanáticos de la revolución. con quienes a veces van tiranuelos de cloaca, como carecen de fuerza y de derecho para hacer lo que desean, se hacen alquimistas de la política, para con ella trocar una sociedad secreta en un Estado absoluto. esta pamema, esta aberración, esta locura, este crimen de lesa sociedad, ha venido pasando entre nosotros. Socialistas de todos los matices, sin descontar a los libertarios, hasta por la misma revolución! Si los Iguales cayeron por su anhelo comunista, hay para llorar su muerte; si sucumbieron por el intento de imponer la democracia terrorista o el de hacer una revolución que ni se quiso ni se entendió, con su pan se lo coman en el Limbo.
burgués por el proletario, mediante la dictadura revolucionaria del Estado Mayor dirigente de las masas; elevación del pueblo al nivel en que pueda gobernarse por sí mismo; posible extinción de la dictadura. Pero el postrer postulado era una interrogación para el mismo Auguste Blanqui. Por algo dijo en cierta ocasión: Tan imposible es que el comunismo se implante de repente al otro día de la revolución como en las víspera de la misma; sería tanto como intentar llegar al sol de un salto. Lo incuestionable es que la revolución. lo mismo en tiempos de Blanqui que en los de Graco Baboeuf, era una monstruosidad, un absurdo crimen: la dictadura de cuatro conspiradores. eso se llegó por tomar como modelo la Revolución Francesa, cuyos conflictos históricos acabaron por hacerse contradicciones ideológicas, y cuyo rumbo regresivo se tomó por derrotero de progreso. La historicidad, la accidentalidad, el atavismo y la monería de imitación de las viejas tácticas revolucionarias. se advierten bien en el hecho de que los triunfos napoleónicos dieron lugar a que el Corso recibiera incitaciones a hacer la revolución. tan esperada de sus ejércitos como ahora de los de Stalin.
Si éste saca partido imperialista de tan estúpido sueño, no hace más que imitar a Bonaparte, que por largo tiempo usó la revolución como treta de conquista.
Treinta y cinco años después de la muerte de Baboeuf, su memoria es eclipsada por Blanqui, de quien son estas cínicas palabras, en las qu esólo hay una verdad y es ase vuelve contra él:. le fraternidad es la imposibilidad de matar al propio hermano. El sentimiento de la justicia, desarrollado por la cultura, no es más que un débil freno. No puede uno fiarse de nadie, ni del más razonable ni del más comedido. El poder es opresor por naturaleza.
No veo seguridad para nadie, como no sea en la común igualdad de fuerzas; las fuerzas contrapuestas, se neutralizan y equilibran. No veo más garantía de orden social. Mas este filosofastro, que cree en aquello de Homo homini lupus, y al menos sabe que el poder es opresor por naturaleza. se echó después la siguiente cuenta. Es necesario exterminar la monarquía y todas las aristocracias, substituyéndolas por la República. es decir, el Reino de la Igualdad pero para llegar a este Reino es preciso emplear un poder revolucionario, que ponga al pueblo en condiciones de ejercer sus propios derechos. Pues no habíamos quedado en que el poder es opresor por naturaleza. Qué nuevo embrollo y qué magia van a hacer ahora del poder revolucionario un liberador del pueblo?
No intentemos responder, que es imposible, y veamos las fases de la táctica con que Blanqui intentó hacer su peculiar revolución. constitución de una sociedad secreta, jerárquica en su estructura; preparación del momento revolucionario, por tal sociedad secreta, con la agitación política y el terrorismo si a mano viene, incluso en él el atentado personal; asalto al régimen burgués, o monárquicoaristocrático, y conquista del poder político; substitución del régimen En manos de los jacobinos, la revolución fué una dictadura de apariencia nacional; en las de Baboeuf, fué una dictadura de marchamo proletario, y otro tanto en las de Blanqui, pese a la escasa fe de éste en la clase proletaria; y así pasó, en manos del mismo Blanqui, a la Liga de los Comunistas, capitaneada por Marx y Engels desde 847. Cierto es que éstos, en vez de hablar de sociedades secretas, hablaron del proletariado, pero organizado como Partido político. y que Marx, tan ambicioso como Blanqui, o mucho más, nunca renunció al intento de dominar personalmente tal Partido proletario. fuese Comunista, fuese la misma Internacional Lo que yo hice de nuevo dijo en su carta a Weydemeyer, del de marzo del 52. fué probar: que la existencias de las clases depende únicamente de determinadas fases históricas del desarrollo de la producción; que la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado; que esta dictadura sólo constituye la transición inmediata a la abolición de todas las clases y a una sociedad sin clases. Lo probado por Marx. todas sus geniales originalidades. lo ha desmentido el marxismo práctico, que no puede salirse de la historia como los sueños del mismo Marx. La existencia de las clases, en nuestro tiempo y en el de Maricastaña, menos depende de normas de producción que de injusticias de apropiación, menos de causas económicas o técnicas que de fuerzas estatales. La lucha de clases, como advirtió el mismo Marx al despertar de su sueño en la vejez, no siempre conduce a la dictadura del proletariado, porque se transforman la burguesía y su régimen. donde se implante esa dictadura, ella hará imposible la transición a la sociedad sin clases, en vez de determinarla. 130. 131