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CUADERNOS INTERNACIONALES RICHARD WRIGHT SIVNO OVNI INI Ο 3 Ε Ο en Kharkov, se desmayó desfallecida mientras limpiaba mi habitación. El gerente me explicó que como acababa de llegar del pueblo no tenía todavia su cartilla de racionamiento; también acepté esta explicación. No solamente acepté el hambre como inevitable, sino también la necesidad de prohibir la entrada en el país a los extranjeros, periodistas y publicaciones, y acepté la necesidad de propagar la visión grotescamente falseada de la vida en el mundo capitalista. Al principio me chocó que al terminar una conferencia se me hicieran preguntas como éstas: Cuando abnadonó la prensa burguesa, se le retiró la cartilla de racionamiento y se le expulso de su habitación. Cuál es por término medio el número de familias francesas que mueren de hambre?
Abandoné la Rusia Soviética en otoño de 1933; sin embargo, continué en el Partido cuatro años y medio más, hasta la primavera de 1938. Mi ſe había sido fuertemente quebrantada, pero, gracias a mis amortiguadores tardé en darme cuenta del daño. Ciertos acontecimientos extraños y algunos raciocinios internos me ayudaron y retrasaron a la vez mi decisión definitiya. mi izquierda estaba la sección del de la parte Sur, formados para marchar. Ven aqui me dijo un antiguo amigo. Avancé hacia él. No vienes a la manifestación. me preguntó. He perdido mi unión local le dije. eso qué importa? Ven con nosotros. No se. dije recordando mi visita a las oficinas del Partido y mi situación de enemigo. Es el primero de mayo me dijo. únete a nosotros. Ya sabes que he tenido un lío con el Partido. le dije. No importa Todo el mundo tiene que ir a la manifestación hoy. No sé qué hacer dije moviendo la cabeza Tienes miedo. me preguntó. Hoy es el primero de Mayo. Me cogió del brazo derecho y me arrastró a su lado. Me quedé allí y le pregunté por su trabajo y por algunos amigos comunes. Sal de las filas! tronó una voz. Me volvi. Un comunista blanco, jcfe de distrito, Cy Perry, un camarada seco y alto, me miraba Es.
que es el primero de mayo y quiero desfilar. dije. Fuera de aqui. gritó. No me movi. Queria marcharme, pero luchaban tantos impulsos dentro de mí que no pude obrar. Otro comunista blanco vino a ayudar a Perry. Perry me cogió del cuello de la chaqueta y me arrastro. Me resisti Traté de librarme. Soltadme dije Me levantaron en vilo y me senti impulsado por el aire hasta caer en la acera, parando el golpe con las manos. Me levante lentamente. Perry y su ayudante me miraban. Los manifestantes, blancos y negros, hacían como si no me conocieran. Yo no podía creer lo que había ocurrido a pesar de que tenía las manos doloridas y sangrantes. Había sufrido un ataque fisico y público por parte de comunistas blancos, mientras los comunistas negros lo veian. No pude moverme, Estaba vacio de ideas. Pero no me sentía beligerante. Ya era un adulto.
Me dirigi a casa solo, realmente solo, diciéndome que en la inmensi.
dad del poderoso continente americano lo que menos contaba en la vida era el corazón humano, la finalidad menos buscada era la manera de llevar una vida humana. Quizás, pensé, quizás yo pudiera lanzar una luz sobre tanta obscuridad. Lo intentaría, no porque lo quisiera, sino por que si quería vivir no tendría más remedio que hacerlo.
IGNAZIO SILONE: DI Estas crisis internas (se refiere a las de la Internacional Comunista tenían lugar en una esfera muy lejana a la mía, por lo cual no me afectaban Yo no presumo de esto; por el contrario, trato de explicar la situación La creciente degeneración de la Internacional Comunista en una tiranía burocrática me llenaba de repulsión y de desagrado, pero había algunas razones importantes para que no me decidiera a ronuper con ella: Solidaridad con los camaradas muertos o encarcelados, la no existencia en aquella época de otra fuerza antifascista organizada en Italia, la rápida degeneración politica, y a veces moral, de los que habían abandonado el comunismo y, finalmente, la ilusión de que la Internacional podría regenerarse por la incorporación del proletariado occidental en el caso de que se produjera una crisis en el régimen soviético.
Entre 1991, 1927 fui, en repetidas ocasiones a Moscú para tomar parte, como miembro de la delegación comunista Italiana en varios congresos y reuniones del Ejecutivo. Lo que más me chocó en los rusos comunistas, incluso en personalidades excepcionales como las de Lenin y Trotsky, cra su absoluta incapacidad para discutir Icalmente aquellas opiniones que no coincidían con la suya. El adversario, simplemente por atreverse a contradecir, se convertia inmediatamente en un traidor, un oportunista. Un adversario de buena fe es inconcebible en la Rusia comunista. Cuando iba a salir de Moscú, en 1922, Alejandra Kollontaj me dijo: Si lee usted en los periódicos que Lenin me ha detenido por robar las cucharillas de plata del Kremlin, esto significa que no estoy completamente de acuerdo ca él en algún pequeño problema de nuestra política industrial o agrícola.
Al considerar las peripecias por las que pasé he llegado a profundizar en los motivos de mi separación, que son mucho más hondos que los circunstanciales que la produjeron. Pero mi fe en el socialismo, de la cual es testimonio mi vida entera, ha permanecido en mi más viva que nunca. El Fracaso de un Idolo. Buenos Aires, Enero de 1951 108 109