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CUADERNOS INTERNACIONALES CUADERNOS INTERNACIONALES que se ciencia iluminada, al frío exclusivismo del fanatismo dogmático. Desde la Revolución rusa, el jacobinisme de la Revolución francesa ha tenido oportunidad de enfrentarse con rostros duros y huraños.
Saint Just reencarnó en Barbusse (aunque este último, destrozado por la enfermedad que contrajo en las trincheras durante la guerra, no llegó a la práctica sangrienta de su precursor. Durante la segunda guerra mundial cuánto consuelo era posible obtener en estas líneas de Rolland! Todavía hoy, después de treitta años, cuando el mundo se halla dividido en dos gigantescos bloques antagonistas que amenazan con llevar a los pueblos a una tercera y tal vez irremediable catástrofe guerrera, nos fortalecen.
En esta página nos encontramos nuevamente con el aguerrido pensamiento de Rolland, de una nobleza humana que lo sitúa entre los defensores de la libertad en su mejor sentido creador y eterno. No acepta privilegios. Ni siquiera de orden ideológico: a Rolland se le puede permitir el Rollandismo concedía Barbusse. los Rollandistas no. Pero, guardar intacta nuestra, libertad es un derecho que nos pertenece a todos. Por ese motivo defendía también la verdad. No podía someterse a un partido que no posee esta vocación por la verdad, cuyo corolario es el respeto a la libre critica. No le era posible admitir esa confusión entre los intereses del partido y la justicia. Rechazaba la mentalidad estrechamente política de los servidores de la Revolución. que desprecian las sayradas reivindicaciones de la conciencia libre y las califican de anarquismo o sentimentalismo.
Al exponer, en 1922, que las convulsiones del mundo son el comienzo de una larga crisis de crecimiento de la humanidad. de una era de terribles trastornos, Rolland deseaba salvar, para aquellos que vivirán en esa época de hierro (estamos ya en ella. las fuerzas del amor y de la razón. El pensador tiene el derecho, y aun el deber de defender la libertad de pensamiento. Cómo valorar un pensamiento que comienza por abdicar al embriagarse. El pensamiento al servicio de un partido, de una iglesia o de una casta siempre es opresión. El espiritu se esfuerza por arrancar el velo que en cada siglo quiere eternizarse sobre los ojos de la humanidad. El velo del Ancien Régime o el de la Revolución. negro, blanco o rojo. es siempre el mismo velo. Nuestro deber consiste en no aceptar ninguno. pesar de su lucidez, que veía iniciarse en el mundo la era del imperialimo plutocrático y de los desastres provocados por los egoismos nacionales; a pesar de su profundo pesimismo cuyas huellas encontramos en su Diario. Rolland no perdía su confianza en el futuro. Sabía que la unidad humana no puede ser realizada en un siglo. Lo advertía a los revolucionarios que se precipitaban creyendo que todo puede modificarse en un dia. En el cuadro sombrío que diseñó en 1922, la Unión Soviética era para él la sola excepción.
Treinta años después, debemos reconocer que tal excepción también se ha confundido en la tormentosa perspectiva del imperialismo y del egoísmo nacionales, Rolland no podía ignorar, a pesar de su fe en el futuro, los peligros que acechan a toda Revolución. Previno de ello a sus jóvenes compañeros: No pactéis jamás con la injusticia ni la mentira. Una gran Revolución no es un remedio desesperado para naciones agotadas, prestas a caer en convulsión. Este es, creo yo, el grave error fisiológico que cometen los más altos espíritus revolucionarios de lay. La Revolución exige para triunfar la posesión de inmensas reservas de energia, graneros henchidos de salud robusta y la alegre esperanza de una raza. Durante estos años. y más todavía hoy, después de la segunda guerra mundial. las naciones de Europa se asemejan a lobos hambrientos arrastran, sangrando, sobre el campo desvastado.
Reconociendo el formidable magnetismo de las fuerzas colectivas, Rolland también puso en evidencia el valor de la conciencia individual. Inclusive reprochó a los más fanáticos el no valorar suficientemente esta conciencia. Considero a la conciencia como a uno de los pilares del mundo y pido a la Revolución que la sepa emplear.
Pido que nos acepte en sus filas, en sus luchas y peligros, pero como libres aliados. No cesa nunca de repetir resta condición. Como hombres libres que luchan por lo que creen justo, contra lo que consideran injusto. Contra la Revolución, si es preciso, en sus errores, excesos e injusticias. Rolland recuerda a los febriles revolucionarios que los dos grandes factores de toda profunda transformación humana son: el sacrificio, el ejemplo heroico personal (cuántos se han hecho glorificar como héroes habiendo sacrificado a los demás. y el tiempo, el maestro albañil que edifica con el esfuerzo y la sangre de las generaciones. Muchos ignoran u olvidan que la verdadera Revolución sólo puede ser la última fase de una lenta frecuentemente, larga evolución Durante su controversia con Barbusse, Rolland dió al fin a conocer su propuesta de acción. Es cierto que el enemigo común es la violencia opresiva de la sociedad actual. Pero contra esa violencia replica Rolland a Barbusseiostáis armands a otra violencia opositora. este propósito debemos citar algunas afirmaciones del autor de Cuchilo entre los dientes: La violencia es el único medio de romper el círculo vicioso de las fuerzas establecidas contra las cuales se han estrellado, pulverizado y dispersado, hasta el presente, todos los esfuerzos de los que protestan. Para éstos, la violencia sólo es un arma de defensa. es también algo mejor que un arma: es el único instrumento mue nuede crear la justicia. La Razón. apela a la fuerza realizadora.
No he cesado de combatir, en mis ya viejos escritos, a esta peligrosa ideologia que pretende basarse en La Razón. La intolerancia y la violencia engendran citas intolerancias y violencias. Rolland, en aquella misma época, advertía lo siguiente: El método (de la violencia) conduce a la destrucción mútua. Si contra vuestros enemigos os conducís con sus mismos procedimientos. como se hizo durante la guerra entre Francia y Alemania quizá haya al fin de la y 64. 65