LeninismMarxismViolence

CUADERNOS INTERNACIONALES CUADERNOS INTERNACIONALES zón cuando sostiene que es necesario dejar abierta la puerta para los que vuelven reconociendo que se han equivocado. Con la condición de vigilarlos. añade Rolland, que confiesa Sentir una invencible repugnancia al tener que olvidar y perdonar las renuncias y debilidades de los hombres y de las doctrinas políticas en los días de prueba. Barbusse no tiene razón cuando pretende imputar al espíritu la infalibilidad de las leyes fundamentales de no se qué geometria social. cuando la Revolución marxista leninista no es más que un grandioso experimento social, del que podemos cecir que es casi la única oportunidad de salud social, sin que podamos afirmar que tendrá éxito (Subrayamos nosotros, R. Inmediatamente, Rolland añade, entre paréntesis. que la tragedia de la condición humana consiste en que la suerte de la humanidad se juega y vuelve a jugarse a cada instante. En esto está su grandeza Barbusse no tiene razón cuando abarata el precio de los medios revolucionarios para obtener los fines. este propósito, Rolland repite lo que ya proclamaba en su Clerambault: No es cierto que el fin justifique los medios. Para el verdadero progreso los medios son más importantes que la finalidad. porque modelan el espíritu del hombre de acuerdo a un ritmo de justicia o de acuerdo a un ritmo de violencia. Si es esto último lo que sucede, ninguna forma de gobierno podrá impedir la opresión de los débiles por los fuertes. Por esto considero esencial la defensa de los valoros morales, y todavía más durante una Revolución que en otro tiempo. Las revoluciones constituyen una época de mudanza en la que el espíritu de los pueblos se halla presto a la transformación.
Debe destacarse la profunda verdad expresada en esas líneas de Rolland. Estoy de acuerdo con él. Paralelamente a aquel debate.
yo también discutí con Barbusse en un capítulo de mi Humanitarismo y la Internacional de los Intelectuales (1922. en la carta abierta. Pero también contra toda violencia, que le dirigi en 1928 y en dos entrevistas. Bucarest y Paris que relaté ren mis Peregrinaciones Europeas (1930. No me es posible resumir aqui cstos textos que, por otra parte, nada han perdido de su actualidad.
Volvamos al debate Rolland. Barbusse. Este último replicó con cierta torpeza de expresión. que la intervención de la violencia no es sino un detalle. Rolland contesta que, en determinados momentos de la historia, la violencia es una necesidad dolorosa, que el espíritu no puede darse el lujo de elegir confortablemente los medios. pero que éstos constituyen un cuchillo al cuello (El cuchillo entre dientes es precisamente el título de un folleto de Barbusse, aparecido en aquella época. Hay que empuñar con mano firme ese cuchillo y revolverse contra el asesino. si no se quiere ser asesinado. Más que la violencia misma, impuesta a todos por la necesidad de vivir. lo que a Rolland repugna es la apologia de la violencia que entonces hacian esos frenéDI ticos salidos de la guerra, de la que repetían las peores lecciones para aplicarlas a la Revolución, que tiene como fin librarnos de ellas estas alturas parecería que la discusión gira sobre sí misma. En tanto no nos decidamos a elegir francamente entre la violencia o la no violencia, nos hallamos dentro de un circulo vicioso.
Para Rolland, la violencia no podrá ser jamás una virtud. En el mejor de los casos representa un duro deber que se cumple inflexiblemente, sin motivo de vanagloria. Un prudente hombre de Estado, consciente de su responsabilidad, no preconiza la violencia a la ligera. como hace en Roma el siniestro Duce, cuando celebra ante los niños, como si se tratara de un deporte, la ametrailadora. Solamente el Duoe. Cuántos siniestros dictadores, pequeños o grandes, no han celebrado desde entonces este mismo deporte, y aún otros más crueles, en casi todos los países del mundo.
fürhers, caudillos, poglavnics, capitanes, comisarios del pueblo. Jefes, jefes todopoderosos, aliados o enemigos, encaramados por sus mercenarios o sus partidarios sobre el pináculo del poder, es decir sobre las encorvadas espaldas de sus pueblos subyugados, temerosos o arrogantes, cobardes o ahogados por la ira y el orgullo. No es solamente la violencia contra el cuerpo. proclama Roland a pesar de todo. Para él la violencia contra el espíritu es más dolorosa que la violencia brutal Los más altos valores morales: humanidad. libertad, la verdad sobre todo, son frecuentemente saerificados a la razón de Estado. Estes valores deben ser salvaguardados en interés de la humanidad, y por el propio interés de la Revolución, Ya que una Revolución que los olvidara estaría condenada, más pronto o más tarde, a mucho más que a una derrota material: al desmoronamiento moral.
Este es precisamente el papel que los intelectuales libres deben desempeñar: defender los valores morales para la Revolución e inclusive contra ella misma cuando, en su apasionamiento, amenaza destruir el tesoro común de la humanidad.
El Uno contra Todos de Clerambault también es el Uno para Todos. Romain Rolland reivindica su lugar en el solar de la Revolución. Con qué derecho decretáis pregunta a Barbusse, que le ha relegado entre los burgueses. 1) que aquel que no pensa como vosotros se encuentra al margen de la Revolución? La Revolución no es patrimonio de ningún partido, La Revolución es la morada de todos aquellos que desean una humanidad más feliz. Por lo tanto también me pertenece. Lo que ocurre es que yo no puedo vivir en un ambiente tan limitado como el que quieren imponerme de igual modo burgueses y comunistas. Por eso abro las ventanas. Inclusive estoy dispuesto a romper los cristales con tal de respirar. Pues yo soy uno de esos pocos hombres que tienen la pretensión al parecer exhorbitante de permanecer con la Revolución y seguir siendo hombres libres.
Es conveniente volver a leer esta respuesta, digna de una con62 63