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CUADERNOS INTERNACIONALES CULTURA CIVILIZACION Por HERBERT READ hacer nada jamás; es el Gran Día Futuro, en el que suma sus mas ñanas y sus pasado mañanas, nuestra promesa prometedora mientras pierde su anteayer, su ayer, su hoy; y aquel Gran Día nunca llega. Como los mundos religiosos de ultratumba, es una ilusión adormecedora, que nos consuela al sufrir lo que acaso podemos remediar. Es el milagro de que esperamos la solución de problemas que hoy resultan insolubles porque ni siquiera los estudiamos. Es la hora quevedesca de la fortuna con seso, que sólo existirá en sue ños. Es como podría decirnos un psicólogo la anhelada epopeya en que concentramos los mil impulsos heroicos que en nosotros re prime la cobardía, como los gritos feroces de los campos de fútbol, de las plazas de toros y de los halls de boxeo son los que se han reprimido los casados cuando su media naranja les ha hecho tener el crío. De ahí que tenga millones de partidarios, y que los más de ellos no pasen de aficionados. Lo que se quiere especialmente, en España. es tener buenos toreros. hasta el socialismo más asequible, más realizable cuando se quiera, parece no ser querido hasta que estalla la gorda.
Digo esto porque en España, a los pocos días de empezar la tremolina, tan pronto como advertimos que nos hallábamos en re.
volución, nos pasó algo así como a los católicos que sólo rezan o se descubren cuando se hallan en la iglesia. Vaya, vaya. nos dijimos; pues si estamos en revolución, no hay más remedio que nivelar los jornales para implantar la igualdad. así lo hicimos, en un amén, pero había costado muchas décadas llegar al bendito amén, pese a estar de continuo a nuestro alcance. Sigue estando, pero tendremos que entrar en el santuario de una segun, da revolución para que en él igualemos el jornal. Es posible im.
pedir que los obreros, que todos los socialistas, establezcan en.
tre sí, a costas de algunos, lo que quieren imponer a los burgue ses. Qué Gobierno, en nombre de qué, y por qué procedimiento, evitaría que nosotros nos repartiéramos nuestro pan equitativa y fraternalmente? cuál sería el efecto de tal manera de proce der en la opinión pública, en el sistema social de rebatiña, en las sociedades que tan de pega parecen ser cristianas como nosotros socialistas? Sin embargo, los caminos se han abierto con los pies, y el movimiento se demuestra andando. El socialismo se implan tará cuando abunden las costumbres socialistas, y no antes, pe.
gue tiros quien los pegue. La calle y la carretera, la fuente, el puente y el parque, que son de todos; el ferrocarril, que aunque sea de una empresa es ante todo un servicio público; la biblioteca municipal, provincial o nacional, si a todo el mundo está abierta casi gratuitamente, y otras mil cosas como éstas, son socialismo efectivo, realizado, y el que quepa realizar será del mismo carácter: útil a toda la sociedad, y aceptado por ella como un bien público.
Para crear tal socialismo no hay que esperar al Gran Día, sino pensar que éste cae en la semana sin jueves y establecer ahora mismo sin pedir permiso, alguna norma socialista. 22 DI La crisis de nuestra civilización moderna desde el advenimien to de la revolución industrial, se presenta bajo dos aspectos bien definidos: el aspecto cultural y el aspecto económico. Ya sé que la menor tentativa de disociar estos dos aspectos será combatida violentamente por los marxistas recalcitrantes y otros materialistas, pero todas las divergencias de opinión sobre este punto se deben, a mi entender, al hecho de que el término cultura da muchas veces lugar a conceptos muy diferentes. Si una cultura determinada estuviera siempre e invariablemente asociada a una civilización dada, los marxistas tendrían razón. Pero yo parto de la hipótesis de que una cultura no es el atributo inevitable de una civilización o, cuando menos, que existe la posibilidad de una tal diferencia cuar litativa entre una y otra cultura, que toda comparación en el cuas dro del sistema materialista carecería de sentido. Un ejemplo clá sico nos lo ofrece la Grecia antigua, donde Atenas y Esparta, orn ganismos sociales contemporáneos (en tanto que civilizaciones)
no han ofrecido nunca materia para comparaciones como fuerzas estimulantes del espíritu creadorHemos hecho una distinción entre los términos civilización y cultura. La civilización es generalmente considerada como una realización materialista y la cultura como un conjunto de cream ciones inspiradas en la religión, la ciencia y las artes. Se estima entonces que existe entre estos dos fenómenos, no solamente un paralelismo, sino una relación causal. Creo que esa opinión es falsa. De hecho puede decirse que lo contrario es casi lo cierto.
pues una cultura puede existir sin estar apoyada por una civilización propia (la de los judíos nos ofrece un ejemplo. y el crew cimiento de una civilización puede, al mismo tiempo, destruir una cultura ya existente, tal como voy a demostrar.
La civilización no tiene necesidad de una definición precisa; es la suma de productos y comodidades de una organización social, su riqueza, sus costumbres y sus realizaciones materiales. Se puede resumir brevemente y con exactitud en la expresión: nivel de vida de un país.
El carácter de la cultura es menos evidente. Burckhardt la ha definido como la suma total del desarrollo espiritual que se cumple. 23